Lo que el país se pierde por falta de impuesto a los granos

23/04/2014
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Paraguay tiene la estructura tributaria más injusta de Latinoamericana. La mayor parte de los ingresos la ponen los pobres, con el consumo, nos cuenta nuevamente el Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep), según entrevista de UH digital de hoy, 21 de abril, al economista Julio Ramírez. Entre tanto, el empresario brasilero Tranquilo Favero debe estar muy contento porque el año pasado, su grupo, el Grupo Favero, se alzó con una renta multimillonaria por la siembra de los granos transgénicos, soja principalmente. Este grupo cuenta con alrededor de un millón de hectáreas del territorio paraguayo.
 
También están muy contentas con este país las empresas norteamericanas Monsanto, Cargil, Adm y Bunge porque el negocio total disparó a 4.000 millones de dólares, entre insumos y comercialización. Estas empresas tienen alta participación en las ganancias totales.
 
La semilla transgénica la produce la empresa norteamericana Monsanto y también es esta empresa la que provee el veneno Roundup.  La semillita solo crece con este veneno. Sola ella tolera el veneno, nadie ni nada más. Ni yuyos ni bichos. Todo lo mata.
 
Cargill, por su parte, es la mayor empresa comercializadora del mundo. Es la empresa de capital privado más grande de Estados Unidos. Acá, en nuestro país, en negociaciones con el Grupo Zucollillo mandó construir un puerto en Zevallos Cue -el Puerto Unión-, cerquita de la toma de agua de la ESSAP. No en vano que el diario ABC Color, de Aldo Zucolillo, haya determinado, en su editorial del 3 de enero 2012, que “gravar las exportaciones sería el peor de los errores y conspiraría directamente contra el interés nacional”.
 
“Extractivismo depredador”
 
Los insumos, semillas y venenos son importados, como importados son el gasoíl, los tractores y avionetas fumigadores. Se utilizan dos personas aproximadamente por cada 500 hectáreas. “Es claramente un modelo extractivista y depredatorio”, nos comenta el economista Luis Rojas, presidente de la Sociedad de Economía Política del Paraguay. El modelo “no incorpora a la gente del campo a la producción; es más, la expulsa, amén de todos los graves daños humanos y ecológicos”, sostiene, por su parte, Guillermo Ortega, uno de los coordinadores de la campaña Ñamoseke Monsanto.
 
El negocio del siglo
 
El negocio de la soja y otros granos transgénicos (girasol, maíz) registra un nivel de rentabilidad que no lo vislumbra ningún otro sector. Según el periodista de Economía Jorge Villalba Dígalo, de una hectárea se sacan 1.400 dólares, con un costo de producción de 500 dólares. Es decir, 900 dólares la hectárea que, en tres millones de hectáreas, ascienden a una ganancia neta de 2.700.000.000 de dólares. Mucha plata.
 
Un poco antes de que el presidente Horacio Cartes vetara el año pasado el proyecto de ley que gravaba 10% a la exportación de granos en estado natural, el ex ministro de Hacienda Dionicio Borda advertía que que el sector agropecuario (granos y ganados) aportaba al Estado en impuesto directo alrededor de 0,2% del total de los ingresos tributarios recaudados. Y que, considerando los demás impuestos, su contribución llegaba al 2% del total.
 
“Esta situación es una expresión elocuente de una inequidad tributaria que debe ser corregida para enmendar una injusticia social, reparar los daños del bien público utilizado y mitigar las externalidades negativas sobre el medio ambiente”, señalaba Borda. Borda fue ministro durante los gobiernos de Nicanor Duarte Frutos (2003-2008) y Fernando Lugo (2008-1012).
 
Qué pasó con Cartes
 
Vetado el proyecto, como paliativo el gobierno de Horacio Cartes recreó el antiguo Imagro por el Iragro, que no graba el impuesto a la exportación en estado natural sino que vuelve extensivo el Impuesto al Valor Agregado. Con esa historia de los créditos fiscales y otras formas de mitigación del pago, sus resultados en términos tributarios aún se desconocen con precisión.
 
Un impuesto a la exportación de grano en estado natural tendría un impacto inmediato, “contante y sonante”. Es dinero que se recaudaría en Aduanas, así como el impuesto (arancel) que pagan los importadores.
 
Siempre y cuando se recaude como corresponde, en ley, con un impuesto del 10% a la exportación de grano en estado natural, el Estado tendría que contar en su caja fiscal con 300 millones de dólares anuales más.
 
Tema abierto
 
Con el veto de Cartes no se ha cerrado el tema ni de los impuestos ni de lo que implica para el territorio paraguayo la extensión de los granos transgénicos. En enero y febrero se recreaba en la agenda pública en buena parte por la resistencia de la Federación Nacional Campesina a la fumigación de los sojales en los linderos comunitarios. Se recreaba también con la pareciera imparable depredación de bosques. En el 2013, la internacional WWF registró 14.500 hectáreas depredadas en la región Oriental. Al decir del director de Guyra Paraguay, Alberto Yanosky, esta depredación está directamente relacionada con el avance del modelo sojero. El mismo nos ha informado que en Paraguay ya solo quedan un millón de hectáreas de bosques en la Región Oriental, de las once millones con que se contaban en 1950.
 
Así como la soja presiona sobre la Región Oriental, la ganadería lo hace con el Chaco paraguayo, donde se desarrolla actualmente “la mayor deforestación del mundo”, al decir de un estudio de la Universidad de Maryland, Estados Unidos.
 
Deficit
 
Ya el gobierno de Horacio Cartes presentaba un plan presupuestario para 2.014 que contemplaba un déficit de 700 millones de dólares. Un déficit que afectará a las inversiones, infraestructuras y gastos sociales, por cuanto que gran parte del dinero es de ejecución obligatoria al estar sujeta a salarios, honorarios y gastos corrientes. Ya sobre esta proyección, el Parlamento aumentaba el déficit. Es decir, proyectaba más gastos sin fuente segura de financiamiento.
 
Qué se puede hacer con 300 millones de dólares al año
 
Los 300 millones de dólares pudieron haber financiado gran parte del défit, pero también pudo haber constituido un fondo para inversiones urgentes en infraestructura.
 
¿Dos trenes eléctricos por año?
 
Un tren eléctrico y diésel de Asunción a Encarnación (utilizando la antigua vía del Ferrocarril Carlos Antonio López) cuesta 150 millones de dólares, según el estudio que presentara Tesis Nacional, del fallecido economista Ricardo Franco Lanceta. Un proyecto de estas características daría directo trabajo a 1.300 trabajadores y una red de otros impactos inmediatos en la microeconomía y “podría poner el tren ya en funcionamiento en dos años desde iniciadas las obras”, sostenía Franco Lanceta en artículo de ABC Color del 30 de abril de 2010. Recordemos que la mitad de los pobladores de los antiguos pueblos del tren se marchó a la Argentina, según el reportaje “La nueva migración a la Argentina” elaborado por este autor, y publicado en el mismo diario en marzo del 2009.
 
Cuántas casas populares se podrían construir
 
El Estado paraguayo invierte en estos momentos 46 millones por cada casa que manda a construir para viviendas populares, nos informa arquitecta Natalia Correa, que actualmente trabaja en construcción de dichas viviendas con la Senavitad.  Es una casita de 40 metros cuadrados de construcción, con dos dormitorios, para una familia de dos o tres hijos. Ese es costo estándar, explica, tanto para Senavitad como para el Indert y la Secretaría de Acción Social. Paraguay tiene un déficit de más de 300.000 mil viviendas.
 
Con 300.000.000 de dólares, a un cambio estándar de 5.000, el Estado paraguayo podría construir 32.000 casas por año.
 
Enorme infraestructura
 
El plan maestro de saneamiento, recolección de residuo, instalación de redes cloacales de Asunción y Gran Asunción cuesta 500 millones de dólares, nos informa el director de la ESSAP, Ludovico Sarubbi. Bien sabido es que nuestro río, el Paraguay, está contaminado y que, por lo tanto, nuestra población de las zonas metropolitanas no accede a sus playas y sus aguas como corresponde. El desagüe cloacal directamente va al río. Pero, además, gran parte las ciudades del departamento Central no cuenta ni dicho desagüe. Todo este emprendimiento de ubicar las conexiones de desagüe en las casas del Gran Asunción, tratar la materia y reenviarla al agua ya con menos residuos contaminantes cuesta 500.000.000 de dólares.  El Estado, en dos años de impuesto de la soja podría cubrir completamente esta gigantesca tarea que, al igual que las viviendas, absorbe muchísima mano de obra.
 
abril 21, 2014
 
https://www.alainet.org/es/active/73222
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