Política y narcotráfico

01/05/2008
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  • Opinión
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Todas las miradas están puestas en la suerte de la reforma política. Si pasa o no en la plenaria de la Cámara o en la Comisión Primera del Senado. ¿Cuál reforma? ¿La del quinto debate, que generó un gran consenso partidista o la surgida al calor y olor- del desayuno de Palacio con conclusiones hechas públicas con solemnidad discurso escrito- por el Presidente Álvaro Uribe?

Mientras los congresistas que quedan en píe se enfrentan por definir el momento en que deberá quedar la silla vacía o si el umbral penderá como una espada de Damocles, sobre algunos partidos amedrentados, en la calle y en los corrillos, se discute sobre el momento para revocar el mandato, anticipar elecciones, Constituyente o Consulta popular. El paño de agua tibia se enarbola en el Congreso y en el Gobierno. La descabezada cobra fuerza por fuera de los recintos oficiales. No dudo que en la intensión de todos está el propósito de legislar para que el bochorno de la parapolítica, no vuelva a levantar cabeza más adelante. Pero casi nadie está dando en el clavo. El gran responsable de esta gran vergüenza nacional, sobrevivirá sin ser tocado ni manchado: el narcotráfico.

La relación paras y política, es la relación narcos y política. ¿Un político en campaña por qué se acerca a un paramilitar, dispuesto a venderle incluso el alma? Por los votos y por la plata. Votos cautivos por el poder del comandante ilegalmente armado y plata proveniente del negocio del narcotráfico –en menor grado proveniente de la extorsión, del robo de combustible-. El Fiscal general de la Nación considera que fue el político el de la iniciativa. Respetable concepto. Pero también pudo ocurrir que el paramilitar con dominio territorial cooptó al candidato amarrado por la expectativa de hacerse elegir como sea.

Para encontrar las respuestas a las preguntas que hoy muy pocos se hacen, volví a leer el reciente estudio de Claudia López y Gustavo Duncan COCA, BALAS Y VOTOS ¿Cómo incidió el narcotráfico en las pasadas elecciones? Un informe elaborado en el marco de la alianza Votebien.com con el apoyo de Fescol y la Fundación Avina.

El informe explica que el contubernio de la parapolítica está dado por las necesidades de protección e impunidad de los empresarios de la droga. ¨ Desde cocaleros hasta capos del narcotráfico intervienen a su modo en el poder político en busca de reducir los riesgos inherentes a un negocio ilegal. Pero sus estrategias difieren significativamente, pueden ir desde el pago de los cocaleros a guerrillas y paramilitares en las zonas de cultivos hasta el soborno a miembros de la fuerza pública y la cooptación de los representantes electos en las zonas de residencia de los grandes capos. En últimas, la forma en que el narcotraficante interviene en el poder político depende de la fase del negocio en que está especializado. El narcotráfico se diferencia en cuatro fases: i) cultivos (desde la siembra hasta la producción de pasta y base de coca), ii) procesamiento y transporte (desde la compra de la base hasta su colocación del producto final en mercados internacionales), iii) testaferrato y lavado de activos (desde la repatriación de capitales hasta su incorporación en la economía legal) y iv) residencia y disfrute, que incluye los lugares donde residen los narcotraficantes y disfrutan de su riqueza.¨ El narcotraficante invierte dinero en el político tras la protección y la impunidad. Además, dicen los autores, los pagos entre narcotraficantes y políticos están mediados también por la presencia y alinderamiento de grupos armados, como guerrillas, paramilitares o mafias, quienes influyen en los balances de poder en esta relación. Compran además algo muy valioso: la aceptación de la comunidad local a la existencia de una empresa ilegal con enormes volúmenes de ganancia.

Pero para explicar la naturaleza de la alianza que dio origen a lo que se conoce como parapolítica no basta detenerse en el afán de protección e impunidad de los ricos de la coca. Muchos políticos con recursos se dieron a la tarea de comprar los votos del respaldo paramilitar, particularmente en los centros urbanos. El mejor postor se llevaba la mejor tajada. Practica del candidato inescrupuloso que no está dispuesto a gastar zapato caminando para convencer al elector. Busca nichos de votos cautivos por los bloques, frentes, bandas y combos, con calculadora y plata en la mano.

Pero volvamos al cuento de lo que hoy nos tiene en suspenso: mediante una reforma política, de origen parlamentario, constituyente o popular, castigar a los responsables, individuos y partidos, de la parapolítica. Los temas son los mismos, con matices diferentes: umbrales, listas cerradas o abiertas, circunscripciones, financiación de las campañas, responsabilidad política. Medidas bienvenidas que castigan al político tramposo y al partido manilargo para calmar, de paso, el bochorno o la rabia de la galería. Pero el problema de fondo seguirá intacto, agazapado, hasta que pueda volver a levantar la cabeza con mirada y sonrisa de político en campaña: el narcotráfico.

- Jorge Mejía Martínez es Abogado ex Secretario de Gobierno Departamento de Antioquia

Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía. www.vivalaciudadania.org
https://www.alainet.org/es/active/72809
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