Bolivia como país regalador de gas y exportador de capitales

06/11/2004
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Los gobiernos bolivianos para cubrir el déficit fiscal deben acudir a los organismos internacionales para pedir dinero de gasto corriente. El BM acaba de declarar que tiene un préstamo listo de 150 millones de dólares siempre y cuando Bolivia apruebe el nuevo impuesto ICH dentro de la nueva ley de hidrocarburos perfeccionada actualmente por el Parlamento nacional. Esta situación debe cambiar porque así lo reclama el pueblo boliviano que más aspira a la independencia económica y a la planificación integral de su desarrollo lejos de depender de préstamos y limosnas que nos hacen tanto daño. En efecto nuestro país está en condiciones de transformarse en un país altamente desarrollado y tecnificado, con aspiraciones de integración energética y producción de manufacturas de alto y mediano valor agregado. La producción de energía eléctrica en gran escala con termoeléctricas instaladas en las inmediaciones de la provincia Gran Chaco para su posterior venta interna y hacia los países vecinos puede ser una realidad inmediata, si se cumpliera con un plan de desarrollo de aumento de valor del gas natural y provisión de energía eléctrica más barata a la industria nacional y del MERCOSUR. ¿Porqué Bolivia no realiza estos planes que también incluyen la producción de diesel ecológico y metanol a partir del metano y la respectiva fabricación adicional de olefinas que tienen un precio de 1.000 dólares la tonelada, o de DME, gasolinas, fertilizantes, etc, de gran demanda no cautiva? La respuesta hay que encontrarla en el egoísmo congénito de las petroleras asentadas en nuestro territorio que no quieren invertir en industrias y la colaboración de organismos internacionales para este fin nada loable de exportar materias primas a precios bajos y sin valor agregado. Por eso la nueva ley de hidrocarburos debe necesariamente recuperar la propiedad de los hidrocarburos, guste o no a las petroleras y sus agentes internos, para poder industrializarlos internamente y salir del atraso y la miseria en forma paulatina. Decimos industrializarlo internamente porque cada país que compra gas natural barato a Bolivia lo hace pensando en su propia industrialización. El caso más evidente es Brasil que con nuestro gas ha instalado dentro de sus fronteras más de 20 termoeléctricas los últimos 5 años y ni por un momento ha pasado por la mente de los gobiernos brasileños de hacerlo en territorio boliviano. Brasil es un país nacionalista con gobiernos nacionalistas y en cambio Bolivia es un país regalador de materias primas sin valor agregado, con el visto bueno de comités cívicos sectarios y del BM y FMI. Por esta razón también Bolivia es un país exportador de capitales por más de 500 millones de dólares al año y además es un experto pedigüeño de limosnas, acción a la cual el gobierno actual de Carlos Mesa acaba de definir como de imprescindible para el funcionamiento de su gobierno. El gobierno actual surgido de Octubre del 2003 no se atreve a ser nacionalista y encabezar la soberanía nacional frente a las transnacionales y de cara a su pueblo hambriento y desempleado, además sin techo, sin tierras y sin tecnologías apropiadas para su desarrollo que deberían ser provistas por el Estado como es su deber constitucional. Ante este panorama los líderes nacionales patriotas no deberían dubitar ni un segundo para entregar al pueblo boliviano una nueva ley de hidrocarburos que recupere propiedad en manos de YPFB, industrialice el gas y nuestro país, apoye las inversiones extranjeras para dar valor agregado a nuestros hidrocarburos y no permita regalarlos como actualmente sucede. El precio bajo que paga Brasil y el más bajo aún que pagará Argentina y más bajo aún que pagaría California y México, no es un buen negocio para Bolivia desde ningún punto de vista. Es un buen negocio para Petrobras que se ha hecho dueña de yacimientos hidrocarburíferos, bueno para Repsol que se vende a sí misma gas hacia Argentina y Chile, bueno para la British Gas que será dueña de toda la cadena de exportación incluyendo barcos metaneros caros que Bolivia no necesita para exportar gas sin valor agregado a California y México, bueno para la Enron que es dueña del gasoducto y cobra por transportar nuestros hidrocarburos. Pero no es bueno para Bolivia que es el limón que no toma limonada y cobra muy poco en boca de pozo. La culpa de esta situación semicolonial en última instancia no es de las petroleras, ni del BM o FMI, ni siquiera de algunos miembros regala patria incrustados en los comités cívicos, la culpa es del gobierno nacional que tiene un falso concepto de soberanía o no lo tiene directamente, de las FF.AA. que con su silencio se corta las manos a sí misma también, del Parlamento nacional que buscaría una tercera vía a gusto de las petroleras y sus agentes internos, de la COB y CSUCB que no hacen un llamado a la unidad nacional con este objetivo preciso, de la Iglesia que conoce por el estudio y libro del padre Gregorio Iriarte que Bolivia debe nacionalizar e industrializar su gas antes de regalarlo y sin embargo no dice nada, de los policías que tampoco se pronuncian al respecto, de los ingenieros, profesionales, empresarios, gremiales, técnicos y científicos que están mirando el tren de la enajenación nacional como los pajaritos inocentes que ven pasarlo por las rieles, de las Embajadas extranjeras que presionan para que Bolivia siga siendo un país pobre y sin industrialización y que no pueda cobrar 50% de regalías para evitar pedirles a ellas mismas limosnas todos los días. Esta realidad debe cambiar porque los bolivianos estamos amparados en las resoluciones de las NN.UU. desde 1962 que dan pleno derecho a Bolivia para nacionalizar sus hidrocarburos y levantarse para ser un país digno y desarrollado, aún en contra de sus detractores que son los países del llamado primer mundo y de sus transnacionales angurrientas. La Paz, 6 Noviembre del 2004
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