Primer poeta indio de contenido y forma: “Juan Wallparrimachi Mayta”
22/10/2013
- Opinión
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Néstor Taboada Terán |
Néstor Taboada Terán, el escritor más representativo del país, al presentar su segunda edición de su último libro “Juan Wallparrimachi Mayta”, nos dejó registrado aquella estampa de hombre sencillo pero fecundo literato boliviano. Con cierta aura de solemnidad se repantigó en el sillón de la testera, se mostraba afable pero con la huella inexorable del tiempo, se le veía algo cansino y parsimonioso en sus movimientos, con su mirada acuciosa de literato examinaba el recinto, pero siempre con la sonrisa sempiterna que le caracteriza.
A la tediosa y larga vida, se antepone la vida efímera y circunstancial que vivió Juan Wallparrimachi, es esa fecunda y prolífica vida que le inspiró a escribir a Taboada, el bardo indio que le tocó vivir de paso por esta vida, tuvo una fecunda obra poética sabor a lo telúrico, a la constelación salpicada del firmamento del Sur y el silente páramo andino donde el viento se mece con la paja brava. Para Néstor Taboada Terán, es un acto de justicia reivindicar al joven indio Wallparrimachi que la historia oficial del chapetonismo colonial lo ignoró sistemáticamente con esas sus monomanías que desgarraron en cada tiempo y espacio al punto de la locura, al afirmar que el indio no tenía alma ni inspiración para expresar los sentimientos más sublimes al momento de plasmarlos en los madrigales y poesías, años más tarde tuvieron que hacer una apología de defensa a tan oprobioso reduccionismo antropológico, las figuras descollantes de la literatura boliviana como Franz Tamayo, Jesús Lara y el propio Néstor Taboada Terán entre otros.
El joven bardo Wallparrimachi, tuvo una fecunda obra en su corto periplo de vida, de su vasta pluma, sólo se llegó a conocer sus 12 poemas de profundo sentimiento, poeta indio que sentía los dictados de un corazón enamorado, porque para Taboada, Juan Wallparimachi es de esos poetas enamorados, porque generalmente hay poetas que no son enamorados, que les gusta ordenar palabras con cierta fortuna, pero las más de las veces son poetas para el olvido, manifestaba.
De los poemas de Juan Wallparimachi exhalan un aliento lírico de notable vitalidad, poemas que saben del deseo frenético del amor en su idioma materno del quechua, tal vez sea, ésa la búsqueda de la simbiosis materna, que el destino lo arrebatara a temprana edad.
(Un fragmento del poema de Wallparimachi)
MI MADRE
¿Ima phuyun jaqay phuyu,
Yanayasqaj wasaykamun?
Mamaypaj waqayninchari
Paraman tukuspa jamun.
¿Qué nube puede ser aquella nube
Que obscurecida se aproxima?
Será tal vez el llanto de mi madre
Que viene en lluvia convertido.
Para Néstor Taboada Terán de sus 128 libros publicados a lo largo de su fecunda producción literaria, éste es el libro que más aprecia por dedicarlo a un indio neto, que nació en el pueblo de Macha, provincia de Chayanta del departamento de Potosí en 1793, que al poco tiempo de nacer quedó con el amargo destino de perder a sus progenitores, pero como dios aprieta y no ahorca, recibió la inspiración a la causa independentista de Asencio Padilla y Juan Azurduy, quienes le nombraron Juan y fue uno más de los hijos de los Padilla.
Relata en su discurso Taboada, que el pequeño Juan aprendió desde sus primeros balbuceos, las lecciones que les impartían a los hijos de los Padilla. Dominada el español pero fue reacio a componer versos que no sean en su idioma materno. Era original, ya imberbe luchó a lo indio con su honda dejando a lado la espada o el arcabuz y en su corto itinerario logró conocer las ciudades de Arequipa y Buenos Aires.
Para Taboada Terán, Juan Walparimachi es el Sabio inductor de la indianidad entrañable, profeta atm unitivo, combatiente ejemplar, primer poeta indio de contenido y forma, no perdió el alma máter del mundo y auténticamente nuevo, poeta del pasado precolombino, es el ajayu, el alma, tallada en sangre inmortal, porque antes de ser fruto es raíz, su poesía no es ciencia, es arte, es dignidad, es vida, es justicia y anhelo irrenunciable de libertad.
Como premonición del destino, la parca siempre se arregla con los más nobles de esta tierra y en pleno combate por la independencia en Las Carretas el 7 de agosto de 1814, exhala su último halito de vida a la edad de 21 años.
Esta fue la estampa grabada en mi memoria de Néstor Taboada Terán de aquel día lunes 7 de octubre de 2013 cuando visitó la Casa del Pueblo de la Gobernación en Cochabamba.
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