El Presidente Chávez luchó con determinación hasta en contra de la muerte

Maritza de Melo Foucher

07/03/2013

Opinión

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Todos los seres humanos están llenos de contradicciones. Lo importante es entender la dialéctica del SER y TENER y entender las contradicciones de la realidad y actuar en consecuencia.

El pueblo venezolano será testigo del antes, durante y después de Chávez y le corresponde decidir sobre su propio destino.

Los que odiaban al Presidente Chávez van a tener algún día conciencia de que él luchó hasta contra la muerte con mucha determinación, así como, de que él luchó para cambiar a Venezuela. Quién sabe, si el odio se va a disipar y, la sociedad venezolana va a entender que gobernar para los pobres y para los miserables no quiere decir dividir la sociedad.

Los ricos no necesitan ayuda, la clase media alta tampoco. El resto de las categorías sociales necesita de disfrutar de servicios públicos de calidad, para esto, los más afortunados deben pagar más impuestos. Es la solidaridad nacional que lleva a una Nación a crecer con inclusión social y progreso para todos. Este tipo de razonamiento no existe cuando el fanatismo asume el lugar de la racionalidad política.

No podemos negar que el Presidente Chávez tuvo un papel positivo en la lucha por la solidaridad entre los pueblos de América Latina. Su modo de provocar, por más que a veces fuera exagerado, llevó a muchos presidentes suramericanos a posicionarse sobre otro tipo de integración del continente.

No por el hecho de que Chávez esté muerto debemos endiosarlo, su populismo, por ejemplo, incomodaba, así como su lado militar que dejaba traslucir cierto autoritarismo. El comandante parecía a veces que asumía una comprensión ambigua de la democracia, con reglas impuestas a su manera para preservar para sí las redes de los poderes.

El programa de educación popular utilizado por muchos mentores intelectuales del chavismo estaba dentro de aquella vieja concepción de “fazer a cabeza” (adoctrinar), lo que me parece que no estaba tan adaptado a la formación de la ciudadanía política. La educación popular en Brasil, por ejemplo, consistió y consiste en una metodología que lleva a las personas a ser protagonistas de su propia historia. El asunto no es adoctrinar a nadie, sino más bien de suministrar elementos que lleven a cada uno a construir su propio raciocinio, tener la capacidad de tener un sentido crítico. Simón Bolívar decía ya: “Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción”. La educación popular proporciona instrumentos pedagógicos para que sea posible codificar y decodificar la realidad en la que actuamos. La lucha contra la exclusión comienza cuando el excluido pasa de ser sujeto a ciudadano y acaba participando activamente en el proceso colectivo de cambios. Las reformas no reforman cuando los actores del proceso no están preparados para el ejercicio de la ciudadanía y del poder. Vale recordar lo que el filósofo y psicólogo Foucault decía: “Todo lugar de ejercicio del poder es al mismo tiempo un lugar del formación del saber”.

Aunque yo tengo mi opinión crítica, en cuanto a esta cuestión, reconozco que muchos educadores venezolanos hicieron un trabajo formidable de alfabetización en “los ranchitos”, en los barrios populares. Ellos trabajaron junto a personas de la tercera edad creando universidades populares. Yo tuve el placer de conversar con muchas mujeres que comenzaron a tener autoestima y a sentirse valoradas y útiles en las comunidades donde vivían. Al mismo tiempo pude presenciar el dinamismo dado a la valorización de la cultura venezolana, cosa que muchos ricos despreciaban, prefiriendo la cultura norteamericana.

¿Una izquierda monolítica?

La izquierda venezolana es también diversa, sin embargo ésta parecía un bloque homogéneo. Me parece que el “chavismo” se convirtió en una especie de estalinismo, eliminando todos los que le hacían sombra, cualquier pensamiento crítico era mal visto, cualquier discrepancia con ciertas acciones del gobierno de Chávez, también. Muchos intelectuales de izquierda que querían contribuir con el gobierno terminaban dejando de colaborar. Esto llevó al Presidente Chávez a perder algunos aliados académicos.

Otro asunto polémico: Con el Presidente Chávez, la historia de Venezuela se quedó concentrada en el héroe Simón Bolívar, lo que decía Chávez se convirtió en la biblia y el describía la historia a su manera. Pasando por la construcción y destrucción de la figura del héroe, la propaganda política sustituyó los anales de la historia. Los historiadores hubiesen podido tener un papel más importante para que el pueblo se apropie de la historia de un héroe nacional sin los rancios del colonialismo.

Por ejemplo, la historia dice que Simón Bolívar murió de tuberculosis, más, el Presidente Chávez afirmó que fue asesinado producto de una conspiración boliviana. Simón Bolívar habría sido asesinado por un general colombiano. La afirmación de Chávez sobre el asesinato se dio en el momento en que los dos países (Venezuela y Colombia) atravesaban un período de conflictos. Esto no le resta el mérito de haber rescatado la lucha de Bolívar por la integración de América del Sur.

Lo que describo aquí como elementos críticos en nada invalida mi homenaje al comandante Presidente Chávez. Este hombre enfrentó el odio y el racismo de una élite que no fue digna de la república bolivariana.

El Presidente Chávez se une a su gran héroe Simón Bolívar. En la época de Simón Bolívar, el sueño bolivariano de unidad política sudamericana chocó con los intereses de las oligarquías locales y con la oposición de Estados Unidos e Inglaterra. Estos no tenían ningún interés de tener frente a ellos países fuertes e unidos. El Presidente Chávez también sostuvo una lucha contra las oligarquías locales y contra una oposición política que defendía más los intereses de Estados Unidos que los de Venezuela. Sus enemigos externos tampoco tenían interés en ver una América del Sur solidaria, unida en la defensa de la integración regional y de los intereses en sus pueblos en pro de otro desarrollo y para la preservación de su patrimonio ecológico y cultural. En esto debemos enaltecer al gran comandante y que descanse en paz.

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