Crónica de una fiesta anunciada

07/10/2012
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Los distintos momentos de una jornada histórica en Venezuela. De la serenidad al nerviosismo y finalmente al festejo. Las operaciones de los medios de comunicación y la intuición popular.  
 
A horas del inicio del proceso electoral en Venezuela, del esperado 7 de octubre, el nerviosismo acompañaba el quehacer del pueblo venezolano que nuevamente se enfrentaba a las urnas. Por un lado la clase media y alta vaciaba de mercancías los establecimientos comerciales y provocaba largas colas en las gasolineras, al este de la ciudad, siguiendo los consejos que le dictaban los “reconocidos periodistas independientes”. Algunas cacerolas pretendían imponerse al sonido de la lluvia nocturna ¿Y el pueblo chavista? Tranquilo. Movilizado y alerta pero tranquilo. En el barrio las cacerolas ahora tienen mejor suerte, ya están listas para el sancocho del domingo donde van a acompañar al “compañero presidente” y prepararse para la victoria.
 
Esa tranquilidad no era sólo porque la mayoría de las encuestas daban como ganador a Chávez o porque la abrumadora multitud que lo había acompañado a lo largo de todo el país colmó las calles de Caracas en el cierre de campaña. El chavismo fue desarrollando su poderío electoral durante estos 14 años de revolución, que le permite ver la importancia histórica de lo que se jugaba en estas elecciones, Mañana “vamos a votar con el corazón y vamos a ganar con argumentos, que no son pocos”, les dijo Alicia, una vecina de La Vega, a sus compañeros en la última reunión organizativa del consejo comunal.
 
A las 3 de la mañana las dianas comenzaron a sonar en las calles de Venezuela, llamando a la “Batalla de Carabobo”, como definió Chávez a la disputa electoral en la que ponía en juego su continuidad presidencial. A las cuatro de la mañana, se fueron acercando a los centros electorales los primeros votantes para cumplir con la orden que dieron ambos candidatos a presidente; “A votar temprano”.
 
A las 6 de la mañana abrieron la mayoría de las mesas y en pocas horas los centros electorales se colmaron de hombres y mujeres que querían ejercer su derecho al voto para conseguir “un camino” o “consolidar la revolución”. El colorido que tanto caracteriza a uno y otro bando, se diluía entre la multitud electoral, en la que fue una de las elecciones más concurridas de la historia venezolana.
 
Al correr de la mañana, el sol pegaba fuerte y la cola avanzaba lentamente. El boca a boca traía rumores de lo que pasaba en otras barriadas, y mientras las horas transcurrían, los electores iban acumulando la espera. “Lo que defendemos es la continuidad de un proceso del que somos protagonistas; es la posibilidad de profundizar el poder popular a través de mecanismos concretos, la organización comunal propuesta desde el Estado, en primer término, pero también por medio de nuestras propias formas de encuentro y de articulación, las que precedieron y abrieron cancha a esta revolución, y que en ella encuentran terreno fértil para seguir floreciendo, creciendo, multiplicándose”, comenta Francisco Hernández luego de esperar mas de 8 horas para poder votar.

Pasado el mediodía, un alto número del padrón electoral ya había concurrido a las urnas. “Ya votó casi toda la derecha” comentó Ricardo, “ya casi no tienen gente, y de nosotros hay un montón sin votar, tenemos que hacerlo todos para despegar la diferencia”. Ya el clima de tensión que acompañó todos estos días de campaña electoral, se transformaba en nerviosismo por saber cuáles serían los resultados finales.
 
Entrada la tarde, los rumores corrían a la velocidad de un Twit, y sólo los medios de comunicación extranjeros estaban habilitados para dar a conocer resultados a boca de urna. A minutos del cierre oficial de las mesas electorales y su posterior conteo, los diarios internacionales comenzaron a sugerir un “nuevo gobierno”, a hablar del “amanecer feliz”, “radiante”, “fresco”. El extremo del montaje mediático lo llevó a cabo el portal ABC de España que tituló antes del horario de cierre de mesas que Capriles era “vencedor en las elecciones en Venezuela tras los primeros sondeos”.

Pero la militancia chavista ya intuía otra cosa. De a poco se fue agrupando en las principales plazas del país para esperar los resultados oficiales. Así como los medios masivos tienen sus fuentes de información, la “gente de a pie” tiene la suya, y una sonrisa se dejaba escapar para dar a entender que la balanza a su favor era irreversible.

Pasadas las diez de la noche, la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, se acercó a la sala de prensa donde se encontraban los periodistas internacionales para dar a conocer los resultados definitivos. En toda Venezuela no volaba ni una mosca. Y lo que anunció a todo el país casi ni pudo ser escuchado. Ni bien se escuchó que el primero en la lista con más votos era Chávez, un sonido estridente brotó de las gargantas de un pueblo al que ya no le interesaba saber por cuánto había sido la “victoria perfecta”.
 
“Aquí lo que hay es fiesta”, dice una joven caminando por la Plaza Bolívar de Caracas rumbo a Miraflores. “Desde temprano, por supuesto que mucho antes del anuncio oficial de los resultados, al final de la tarde, ya andábamos por nuestras comunidades populares contentos de lo que se veía venir”. Pero la alegría no daba para aguantar tanto, y los alrededores del Palacio presidencial comenzaron a llenarse con los que no querían quedar tan lejos del Balcón del Pueblo: “¡Les dimos pela!”, decía un motorizado al pasar y el “cumpa Chávez” se asomaba con los brazos en alto y con la misma sonrisa que tenían todos los que abajo lo miraban saludar. “Y si con Chávez gana el pueblo”, comenta el viejo Alí mientras se le cae un lagrimón.
 
- Fernando Gómez, desde Caracas.
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