El MST: Con vista al socialismo - entrevista a Joao Pedro Stedile
05/03/2004
- Opinión
Entrevista exclusiva a Joao Pedro Stedile, miembro de la
coordinación nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales
sin Tierra de Brasil(MST)
Un debate necesario y actual que recorre a la izquierda
latinoamericana está relacionado con el papel de los partidos
políticos y las organizaciones y movimientos sociales en la lucha
por las transformaciones políticas económicas y sociales. Los roces
y desacuerdos sobre los espacios y el papel de ambos instrumentos
organizativos amenazan con un divorcio innecesario y dañino para el
movimiento popular.
A partir del colapso de la Unión Soviética y del denominado
socialismo real se ha acrecentado el debate en torno a las causas de
su caída y del tipo de socialismo que allí se construyó. Si embargo
poco se ha discutido acerca del papel del partido o de los partidos
y de los partidos de origen marxista leninista en general. Pareciera
que aún en los afanes de preservar algo de una historia de derrotas,
el partido emerge como la tabla intocable de una salvación
ideológica confusa y atemporal. Pareciera que se ha olvidado que "el
partido" es sólo un instrumento que sirve a la lucha popular y que
por ende su papel está determinado en tiempo y espacio por su
efectividad en ese terreno. Si el partido no sirve para tales
efectos su rol, estructura y relacionamiento con las organizaciones
populares deben ser examinados pues los partidos de izquierda que
no permiten u obstaculizan la lucha transformadora deben ser
recreados o reformulados radicalmente.
Los partidos políticos del siglo pasado asentados en la raíz liberal
surgieron como entidades de representación parlamentaria y de
control de los ímpetus de la plebe. Es evidente que contribuyeron a
canalizar la participación de las masas populares y por otro lado a
legitimar el sistema capitalista ofreciendo la delegación de la
política a los llamados "políticos profesionales" por los cuales el
pueblo podía de tanto en tanto votar. Los espacios en cuestión
sirvieron no sólo para afianzar el sistema vigente sino también
para crear una cultura política clientelista que subyace hasta el
presente, es decir más de un siglo de control y manipulación del
pueblo por parte de partidos que en no pocos casos han conducido a
sociedades enteras a dolorosas derrotas.
Las evidencias históricas que dieron luz a los viejos partidos han
desaparecido junto con sus ahistóricos modelos. Es tiempo entonces
de romper con ataduras y lastres que impiden o mutilan el papel del
pueblo en la lucha por la defensa de sus intereses y derechos; la
intermediación política debe ser rediseñada, como lo debe ser
también el papel de los partidos en su relación con el pueblo y el
poder. Los desafíos que presenta el capitalismo actual, y que
determina en muchos aspectos las formas y carácter de la lucha
popular, solo podrán ser superados por instrumentos políticos de
nuevo tipo que se empinen por sobre la derrota y la estrategia de
entender al partido como un olimpo desde donde emana la verdad y el
camino sagrado a seguir. No se trata de construir tan solo un
partido para la lucha, es necesario construir un partido que apunte
a la victoria.
El Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra ha llevado a la
acción una creativa e interesante reflexión que lo coloca a la
"vanguardia" de un necesario proceso de rectificación teórica y
práctica a ese respecto.
- El MST es una organización campesina la cual centra su lucha en la
reforma agraria en Brasil. Algunos intelectuales contemporáneos
afirmaban hasta hace poco tiempo que el trabajo había llegado a su
fin y por ende el campesinado como clase social. En consecuencia
deben haber eliminado de igual modo el rol del campesinado en la
construcción de una sociedad no capitalista y con ello su papel
sería inexistente en la construcción del socialismo. El MST invoca
sin embargo del camino al socialismo, como se expresa esta situación
en el campo brasilero.
El socialismo es un tema bastante amplio, se puede abordar desde
diferentes ángulos y se puede analizar en sus variados aspectos. La
lucha por la reforma agraria en su tradición histórica no fue jamás
una lucha por el socialismo, fue una lucha de índole republicana,
democrática y popular porque en su esencia apuntaba a democratizar
la propiedad de la tierra y ello la situaba en los márgenes de la
democracia republicana. El desarrollo del capital en el campo y el
desarrollo de las relaciones sociales sumado a la subordinación y
explotación de los campesinos bajo formas más modernas llevaron a
que el campesinado adquiriese una conciencia de clase más
desarrollada al comprender que él no podía realizarse como
ciudadano ni como persona en su pequeña finca o parcela de tierra.
Por otro lado esas contradicciones y el desarrollo del capital
definió que necesariamente una reforma agraria amplia y masiva en
nuestro continente debiese tener un carácter esencialmente
anticapitalista, no sabemos aún que rótulo asignarle pero estamos
ciertamente hablando de una reforma agraria de nuevo tipo. En ella,
además de democratizar la propiedad y el acceso a la tierra
deberemos también colectivizar y democratizar los medios de
producción. Nosotros sostenemos que en esta etapa del capitalismo
ello incluye la agroindustria como productora de alimentos en tanto
los campesinos producen esencialmente la materia prima.
En nuestra visión solo se viabiliza la reforma agraria si se combina
la democratización del acceso a la tierra con una nueva forma de
organizar la agroindustria. A ese respecto, democratizar la
agroindustria en el campo significa necesariamente implementar un
estado superior de las relaciones sociales tanto en su forma
cooperativa como en otras empresas de carácter social. Esta idea
abre necesariamente una polémica, pues ni todos los intelectuales
juntos entienden, que es posible desarrollar formas de relaciones
sociales de producción más avanzadas manteniendo la tenencia
individual de la tierra, dado que se torna cada vez más evidente que
la propiedad individual de la tierra no define en términos absolutos
el carácter capitalista de su explotación. Esa es la lectura que
hacemos del desarrollo de las fuerzas sociales en el campo.
Existe otro aspecto importante de la lucha socialista que es
necesario impulsar desde ahora, me refiero al establecimiento de
nuevas relaciones sociales en las áreas conquistadas para que los
campesinos y trabajadores se desarrollen como personas y como
ciudadanos. Con ello, se contribuirá a eliminar los vínculos de
explotación entre los campesinos y las familias donde los hijos eran
explotados por los padres y en la relaciones de genero entre hombres
y mujeres donde también se perpetuaba esa explotación. En el MST
tratamos de organizar guarderías infantiles en nuestros
asentamientos aunque ello parezca algo ínfimo para cualquier
sociedad capitalista mas avanzada. Sin embargo, para las nuevas
relaciones sociales en el campo el habilitar lugares colectivos para
la infancia libera a la mujer del trabajo en el hogar y la incorpora
al trabajo productivo alterando así su relación con el esposo por un
lado y con los hijos quienes pasan a depender de una educación más
comunitaria. Se rompe de ese modo con la clásica relación represora
que enfrentan a la infancia con la mamá en el hogar. Se van
resolviendo, aunque parcialmente varios aspectos relacionados con la
educación, la formación y la explotación de la infancia y de la
mujer. Esos cambios que vamos implementando en nuestros
asentamientos y campamentos van elevando los niveles de conciencia
política de los asentados, hombres y mujeres. Los factores
subjetivos que se van acumulando tienen una perspectiva socialista,
incluso más allá de la esencia económica que el socialismo como
sociedad requiere en el cambio del modo de producción. En otras
palabras el cambio no puede producirse solo en el campo sino que
ciertamente se requieren transformaciones de mayor envergadura más
allá del medio rural de las cuales estamos aún distantes. Existe
por otro lado un aspecto doctrinario del socialismo, estamos
hablando de la necesidad impostergable de alimentar el proyecto
socialista, de alimentar el sueño, de alimentar la idea de que es
posible construir una sociedad diferente sobre lo cual hacemos un
trabajo permanente, en el aspecto doctrinario, no el sentido
manualesco ortodoxo sino que más bien en el sentido de cultivar el
ideal de que es posible construir una sociedad más justa y fraterna
donde todas las personas, hombres y mujeres tengan las mismas
oportunidades, sean más iguales y absolutamente más felices
- ¿Parten ustedes de la lógica que en los campamentos del MST, en la
medida que se modifiquen las relaciones de producción y las
relaciones sociales estas podrían evolucionar en una dirección
distinta a las que el capitalismo impone?
Ciertamente, queremos convertir los asentamientos en espacios de
acumulación de fuerza donde se implementen cambios radicales en las
relaciones sociales y con ello un cambio en la conciencia social y
en el nivel ideológico de las clases campesinas. Desde esos
espacios se puede generar una variedad de transformaciones tan
integrales que la cultura socialista implementada puede no tan solo
sobrevivir sino que puede desarrollar antesalas comunales y
colectivas de construcción efectiva de una nueva cultura política.
- Ahora de acuerdo a las condiciones históricas y al rol que juegan
las clases sociales en los sectores estratégicos de la economía en
Brasil, ¿que rol pueden jugar las clases campesinas en la
construcción de una sociedad distinta. Partiendo de la realidad que
en Brasil existe una clase obrera industrial fuerte a nivel de todo
el país, ¿cómo se pueden establecer alianzas y acuerdos que
contribuyan al desarrollo de una propuesta nacional y popular?
Uno de los efectos más brutales del neoliberalismo y de la hegemonía
del capital financiero es que ha causado una pluralidad muy elevada
en diferentes sectores y clases sociales de nuestras sociedades, por
ende es muy difícil calificar hoy quienes son los proletarios
industriales y quienes son los campesinos. Existe una combinación
social tan fragmentada en nuestra sociedad que nosotros preferimos
hablar de clase trabajadora en general debido a que en Brasil
existen trabajadores agrícolas que trabajan una parte del año en el
campo y la otra parte se proletarizan o trabajan en el sector de
servicios, es decir existe una mezcla social que abarca a amplios
sectores. Tratamos, sin olvidar los conceptos de clases sociales y
el rol importante que cada una juega en la producción, de trabajar
con la idea de construir un movimiento popular amplio que abarque a
todos los trabajadores sin aplicar esquemas de superioridad de una
clase por sobre otra. Lo que nosotros efectivamente rescatamos de
manera permanente es la ideología proletaria, y lo central de esta
definición es que las clases que deben dirigir el futuro del país
son las que trabajan. Desarrollar todavía más el concepto de la
ideología sin detenernos en esquemas predeterminados sobre cual de
los sectores sociales tendrá el papel más importante, es un gran
desafío. En Brasil, de acuerdo a la definición clásica del
campesinado su número representa entre el 15 al 20 % de la población
total pero sí se incluyen todos los que laboran en el interior y el
medio rural esta cifra supera el 50% de la mano de obra, lo cual
representa un número muy importante. Ese es el tipo de reflexión que
estamos haciendo en la actualidad en el sentido teórico y estamos de
igual modo tratando de recuperar también las reflexiones de Gramsci
que contribuyen a explicar la complejidad de las clases. En esa
misma dirección, se trata de entender como la ideología proletaria y
la ideología de los cambios pueden influir en la sociedad, es decir
de disputar espacios en el terreno de las ideas, lo que Gramsci
definía como promover la hegemonía las ideas del cambio en la
sociedad, la idea de que es posible el socialismo, de que es posible
edificar una sociedad basada en otras formas de relaciones sociales.
- ¿Lo que tu afirmas obliga repensar el rol del partido o de los
partidos como instrumentos políticos para hacer posible el cambio,
no te parece?
Los partidos siguen jugando un rol muy importante en la lucha
política, lo que sucede es que muchos partidos se vieron cruzados
por desviaciones y distorsiones, muchos de ellos se equivocaron y
centraron sus energías solo en la vía institucional y confundieron
el proceso de acumulación de fuerzas con la elección de concejales,
diputados y parlamentarios. El proceso de acumulación de fuerzas de
la clase trabajadora tiene un sentido mucho más amplio, es preciso
tener fuerza organizada para actuar en defensa de los derechos
generales de los trabajadores y para irradiar la visión de clase
sobre amplios sectores de la sociedad. Nosotros creemos que los
partidos tienen un papel clave que jugar en la lucha como
propagandistas del proyecto popular, los partidos preparan los
cuadros, garantizan la hegemonía de las ideas lo cual es fundamental
para la sobrevivencia de las ideas y aspiraciones políticas del
pueblo. Por otro lado los movimientos sociales tienen un rol
complementario que jugar en la organización y coordinación de
amplios sectores del pueblo en la lucha por sus reivindicaciones y a
través de la lucha de masas elevar el nivel político y su conciencia
social.
- ¿Es posible en ese sentido y en estos tiempos hablar de alianzas
socio-políticas mas que aceptar el rol característico que habían
jugado los partidos de la izquierda tradicional con roles
vanguardistas, que asignaban un papel de "correas trasmisoras" a los
movimientos y organizaciones sociales bajo la conducción política
del partido y subordinados a la hegemonía y liderazgo partidario?
En nuestra opinión las experiencias de la post-guerra y de Europa
del este revelaron que esas ideas del partido como guía genial de
los pueblos fracasaron, la realidad dejó al descubierto que ese
enfoque ha sido históricamente superado, lamentablemente con una
secuela de terribles tragedias. En la actualidad se trata de
combinar y hacer converger una constelación de roles, espacios,
facetas ideológicas y tiempos que permitan una vinculación y
claridad del papel que deben jugar tanto los partidos como las
organizaciones y movimientos sociales y las diversas corrientes
ideológicas que actúan dentro de los espacios sociales.
- Si las corrientes ideológicas pueden operar libremente dentro de
las espacios sociales, ello sería válido también para los partidos
políticos, el PT se adapta a esa realidad no le parece?
Si porqué el PT se alejó hace tiempo de la visión tradicional de los
partidos de izquierda clásica pero también ha padecido de vivir el
reflujo de las masas y ha tendido a optar por el camino
institucional y se enredó en la contienda política tradicional,
convirtiéndose en un partido de izquierda electoral. Por lo tanto
las corrientes internas pueden y deben jugar un papel muy importante
para transformar un partido que no necesariamente cumple hoy su rol.
Lamentablemente algunas de estas tendencias ya se proponen salir del
PT y formar otro partido, a mí me parece que ese no es el camino, es
muy prematuro pues aún tenemos por delante una gran tarea de
acumulación y construcción de fuerzas en el movimiento popular el
cual no esta aun al nivel de las exigencias de su proyecto político
histórico. No basta con tener un partido con membrete, con
importantes niveles de acuerdo ideológico pero que no logra extender
sus ideas al conjunto del pueblo.
- Estamos hablando entonces de la democratización de la propuesta
socialista que implica una mayor participación de las
organizaciones populares en el diseño estratégico del proyecto
transformador y construcción de la nueva sociedad?
Sí, pero estamos hablando de igual manera de la necesidad de
repensar la idea y el concepto de lo que significa ser de izquierda
en el terreno político, lo cual impone ser capaz de organizar al
pueblo para un proyecto de transformación. De lo contrario nos
quedamos con un grupito iluminado, en el cual todos los
involucrados saben lo que piensan pero más allá del grupito nadie
sabe lo que el partido piensa o propone. Tampoco se trata de
organizar al pueblo para la lucha por las reivindicaciones puntuales
tan solo, si el pueblo no cuenta con un proyecto político y nuevos
instrumentos de lucha que le permitan llevar adelante una propuesta
que avance y consolide sus luchas. El dilema y desafío para la
izquierda también esta allí, es decir la izquierda debe ser capaz
de crear una nueva forma de hacer política y de relacionamiento con
los sectores del pueblo que no están en el partido o cerca de él,
superando así su propia historia. Cuando lo logremos podremos
enfilar rumbo al socialismo.
https://www.alainet.org/es/active/5743
Del mismo autor
