La Madre Patria

10/05/2012
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Nuestra Patria sigue acumulando récords. Es tan difícil entender la alta capacidad que tenemos para complicarlo todo, problematizarlo y tensar las contradicciones sin actitudes positivas o propositivas, que es lo que genera el desarrollo. Cualquiera diría que este estado de cosas es lo que nos conviene mantener. Como las olas del mar, los problemas y las corruptelas van y vienen de un gobierno a otro, cambian algunos actores, pero el libreto es el mismo. Los cínicos se profesionalizan, los “profesionales” se las ingenian para intentar disfrazar sus desmedidas ambiciones: en la Corte Suprema de Justicia, con sus seguros médicos, los desmanes del Congreso y otras entidades que se han esforzado en emular a quienes los antecedieron en tan deleznables prácticas: la CC y el TSE, solo para mencionar a algunos que, por cierto, son los que más sueldos devengan.

Se trata de ver quién saca más provecho de los negocios con el Estado, quién “honra” mejor sus compromisos con sus financistas y quién es el mejor cuadro del partido que garantiza empleo para todos los afiliados, en fin que para eso trabajaron en la campaña. Y la ciudadanía indefensa, sufriendo todos los daños que ese estilo de gobernar provocan. Y la situación estructural, firme como el roble, sin que quienes intentan desesperadamente alterarla avancen mucho. Los guardianes celosos del statu quo se las ingenian para evitarlo.

De ajuste, pareciera que en estos meses se han activado todas las bombas de tiempo que han estado allí, entretenidas, como la nigua del médico que le garantizó la carrera a su hijo. De sopapo hay que resolver todo lo acumulado. La olla de presión está sacando vapor aceleradamente. Un observador externo se pregunta ¿hay estado de Derecho en nuestro país o, por lo menos, hay Estado? La ciudadanía quiere asumir las funciones de la autoridad y, por tanto, no la reconocen; y la autoridad, en muchos casos, incumple, no se ha ganado el respeto o intenta recuperar su mandato enfrentando peligrosos escenarios.

Sin ley ni orden, hay que linchar, hay que sacar a la autoridad de las comunidades, hay que demandar derechos sin respetar los de los demás, esa pareciera que es la consigna. Sololá, Santa Cruz Barillas y Chimaltenango son evidencias recientes.

Esta nuestra pobre Patria se asemeja a las madres, de las que mañana se acordarán muchos, especialmente los comerciantes. Acoge a todos sus hijos, hasta a los malhechores. Como las progenitoras, comparte risas y lágrimas, sueños y anhelos. Se enorgullece de los logros y triunfos, pone el hombro para que lloren los perdedores. Comparte la felicidad y la desdicha. Tiene espacio y tiempo para sus descendientes. Sufre con estoicismo. Tiene espíritu de sacrificio. Cura heridas y sana corazones. Ofrece la luna para alumbrar las noches y el sol para iluminar los buenos días. Alimenta el cuerpo y el alma y ayuda a llevar las pesadas cargas en sus hombros, su cabeza, en su regazo.

Las madres y la Patria cobijan amores, gozos, penas, felicidad. Acompañan desengaños y soledades, y no esperan nada a cambio. Arropan infinitas cosas en un solo corazón.

Guatemala, 9 de mayo de 2012

- Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, es directora de la Agencia CERIGUA - http://cerigua.info/portal/

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