Nace un nuevo bloque integracionista?

12/12/2011
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La Cumbre de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC), que tuvo lugar en Caracas, culminó el pasado 2 de diciembre con la creación de este organismo que, de acuerdo con el Presidente venezolano, su anfitrión, pretende “integrar económica, política y socialmente” a la región. Este nuevo bloque de países propone como meta mayúscula competir con la Organización de Estados Americanos (OEA) y, para tal fin, excluyó con claras intenciones a Estados Unidos y Canadá. A la convocatoria, que reunió a 33 jefes de Estado, asistieron todos los presidentes de la región, excepto los de Perú, Ollanta Humala; de Costa Rica, Laura Chinchilla y de El Salvador, Mauricio Funes.
 
La CELAC, fruto de la vieja intención de integrar la región sin intervención de los Estados Unidos, es un organismo heredero de los foros de la Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC) y del Grupo de Río, creado en los años ochenta. Por el momento, sin embargo, y a pesar de las propuestas de Hugo Chávez, el nuevo organismo no tendrá sede propia ni estructura permanente. Será un nuevo mecanismo de diálogo, sin personería jurídica, sin personal ni funcionarios propios; una cumbre anual (que se realizará en Chile en 2012 y en Cuba en 2013) cuya presidencia rotativa será ocupada durante un año por el país anfitrión de la cumbre siguiente.
 
Al término de la reunión, el Mandatario venezolano declaró “Estamos poniendo aquí la piedra fundamental de la unidad, la independencia y el desarrollo”. Sin embargo, en materia de formación de la voluntad en el nuevo foro, la desconfianza entre sus integrantes fue evidente y dos de los países más grandes de la región, Argentina y Brasil, emitieron una señal inequívoca de falta de interés cuando sus dos presidentes se retiraron de la reunión un día antes de que concluyera. Así mismo, pese a las presiones de Venezuela y de Cuba para abandonar la regla del consenso y remplazarla por la de las mayorías, la decisión fue mantener la necesidad del consenso para adoptar decisiones, por razones elementales de prudencia en la defensa de intereses nacionales.
 
Los mandatarios presentes en la cumbre coincidieron en la necesidad de unificar a toda la América Latina y el Caribe en un bloque uniforme para enfrentar a los países desarrollados pero cuando se llegó al punto de si el nuevo organismo – en una región que cuenta con numerosas alianzas y grupos subregionales - debía rivalizar con la OEA, el tema se convirtió en asunto de controversia. A la actitud desafiante del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, y de Hugo Chávez, partidarios de un nuevo sistema interamericano, el mandatario colombiano respondió que la integración latinoamericana y caribeña no podía ser contra nadie, ni contra la OEA ni contra la Cumbre Iberoamericana, posición compartida por Antonio José Simoes, subsecretario de Brasil para Asuntos de América del Sur y el Caribe y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner quien apostó en su alocución a una integración económica intrazonal con el propósito de potenciar las importaciones regionales.
 
Pasadas las primeras declaraciones propias de estos rituales las diferencias entre los asistentes a la cumbre se hicieron evidentes. Mientras para el mandatario venezolano “Ha nacido un gigante”, la presidenta argentina,  insistió en que la integración no se da a partir de discursos así como en la necesidad de integrar la región con políticas concretas y ejecutivas. “Para hablar de integración deberíamos mirar los números”, afirmó.
 
La integración de América Latina y el Caribe concita el interés de todos los países de la región, pero poco es lo que éstos han hecho para reducir sus respectivas barreras comerciales, tal como lo evidencian los datos. Según cifras recientes de las Naciones Unidas, el comercio intrarregional de partes de manufacturas en América Latina es de sólo el 8% del comercio de los mismos productos con el resto del mundo cuando, en comparación, el comercio intrarregional de esos productos en la Unión Europea llega al 15% y entre los países asiáticos al 28%.
 
Aunque según algunos comentaristas la exclusión de los Estados Unidos del nuevo organismo tiene una intención “marcadamente antiimperialista”, lo cierto es que el mismo no es sino otro foro de discusión como UNASUR. Un organismo regional de concertación política en la que tendrán cabida liderazgos heterogéneos en  búsqueda de unificar una región en la que confluyen posturas antiestadounidenses (Venezuela, Cuba), las que buscan autonomía (México, Brasil, Argentina) y las que tienen buenas relaciones con Estados Unidos (Chile, Colombia). El mismo Chávez, impulsor del ALBA, alianza regional de gobiernos izquierdistas, concluyó que “Tenemos que aprender a convivir con esas diferencias y buscar la mejor manera de complementarlas”. De hecho, la búsqueda de una integración latinoamericana y caribeña que favorezca la autonomía de la región es la que goza de más simpatía entre la mayoría en vista de las dudas sobre la independencia que pueda alcanzar la misma sin Estados Unidos para enfrentar sola los retos de la actual coyuntura. Tal como lo expresó  la presidenta argentina, “la integración no debe ser contra nadie sino a favor de nosotros mismos….tenemos una oportunidad única, tenemos que crear mecanismos que potencien esto, cumbres que no sean solamente hacer catarsis y luego no encuentran solución a los problemas” En el mismo sentido se pronunció Juan Manuel Santos quien adujo que la integración de la región no se busca con ánimo de confrontaciones ideológicas sino con base en consideraciones pragmáticas: “Entre más nos integremos, más estaremos preparados para afrontar ese huracán que vive la economía mundial y la inestabilidad del resto del planeta”, afirmó el mandatario.
 
Las primeras declaraciones de la CELAC se refirieron al reclamo argentino de soberanía sobre las islas Malvinas; al pedido boliviano de recuperar la salida al mar y a las razones por las que no se debe condenar el cultivo y el uso de la coca; a la condena del embargo comercial de los Estados Unidos a Cuba y al narcotráfico como un problema global. Nada que no se haya expresado en otros foros internacionales. ¿Se convertirá la CELAC en un espacio que propicie la integración de América Latina y el Caribe como lo pide Cristina Fernández de Kirchner o será, como lo considera Michael Schifter, analista del Diálogo Interamericano, una reunión simbólica llamada a engrosar otras iniciativas del mismo tipo que ya conoce la región? El tiempo lo dirá.
 
- Rubén Sánchez David es Docente de las Facultades de Ciencia Política y Gobierno y de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario
 
Semanario Virtual Caja de Herramientas Nº 284, Semana del 9 al 15 de Diciembre de 2011. Corporación Viva la Ciudadanía -  www.viva.org.co
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