Los Estados deben declararles los intocables
14/09/2011
- Opinión
Un tal señor José Miguel Vivanco, en calidad de vocero para América Latina, de Human Rights Watch (Derechos Humanos, en español) nos dice (y avisa al Continente) que en el Ecuador (país de Sud América, de un poco más de 14 millones de habitantes) la situación de la “libertad de expresión” es SUMAMENTE PREOCUPANTE. Y, de sus comentarios, se deprende que en este pequeño país, se han registrado “graves retrocesos” en esta materia.
Quisiéramos conocer al señor porque nos gustaría preguntarle, en primer lugar, el por qué ha percibido una situación “sumamente preocupante” en materia de libertad de expresión. Tal ambiente, en todo el país, es inexistente. La alarmante información (que publica en términos destacados, el principal diario sipiano, El Comercio de Quito) no precisa a sus lectores si la noticia viene de afuera y de dónde, y quién es este señor Vivanco. Pienso que, a lo mejor, se ha equivocado de país, porque en estos lares, no hemos percibido una situación semejante.
Quisiéramos también preguntarle: ¿cuáles son “los graves retrocesos” que se han producido? Que se sepa, no se han visto ni se han oído, en este país. Volvemos a pensar que tal vez están hablando de Honduras, de México. O han vuelto a mentir, que en eso se han vuelto unos maestros. O, quizá toman como preocupantes, los editoriales, las noticias, las declaraciones, que los diarios sipianos y sus filiales radiales y televisivas, en los últimos días, vienen difundiendo sobre el caso del diario El Universo de Guayaquil y la sentencia de primera instancia: 3 años de cárcel para el editor de opinión (Emilio Palacio) y los 3 herederos del diario; más 40 millones de dólares USA, de multa.
Y, como era de esperarse para un “gran periódico”, ante “tamaño despropósito” El Universo ha puesto el grito en el cielo (¿dónde más?) y ha movilizado a todos sus amigos y a los “medios mediáticos” dentro y fuera del Ecuador, para “rechazar” tamaño dislate. Es que es la primera ocasión en que un Presidente de la República, en lugar de “tragarse” los agravios y los insultos de la gran prensa, como no tiene rabo de paja y en su calidad de ciudadano, en uso de sus derechos, enjuicia al editorialista y a los dueños del periódico, por ofensa grave. Sin embargo, los quejosos no dicen que en este Ecuador, está en vigencia la legislación penal respectiva, desde hace décadas. Lo que ha pasado es que ha sido muy poco utilizada por anteriores autoridades o personas, ya que demandaba tiempo y dinero, para persistir en las tres instancias. Y en Ecuador, muy poca gente tiene tiempo y, sobre todo, dinero, para seguir una demanda hasta el final. A más de que enjuiciar a un medio comunicacional, siempre ha inspirado temor, mucho temor, en especial, entre la clase dirigente y/o política. El problema es que dependen mucho de ellos para sus fines.
Presumo que el señor Vivanco piensa que hay una situación “sumamente preocupante” porque recibe información aquilatada de unos plantones y unas manifestaciones, que el sector empresarial ha convocado para “repudiar” el fallo de primera instancia. Con seguridad no le han informado al mencionado señor que tanto los plantones como las manifestaciones han sido pobres, muy pobres; lo que quiere decir que este “ingrato” pueblo ecuatoriano no se ha conmovido por la sentencia de primera instancia contra el mencionado periódico. Más bien, y al parecer, los y las ecuatorianas terminaremos conmoviéndonos por lo que “le están haciendo”, desde el poder mediático, al pobre juez (Juan Paredes) que dictó la sentencia.
Tampoco el señor José Miguel Vivanco nos dice nada o, por lo menos, nos da un indicio sobre los “graves retrocesos” que se han registrado en el Ecuador. Retroceso es irse para atrás; y, de lo que hemos podido saber y averiguar, no se han producido, hasta el momento. Según los medios sipianos, lo único que está pendiente es la ley de comunicación, que debe dictar la Asamblea Nacional. Según los expertos comunicólogos (que han aparecido, como hongos) en comunicación, la mejor ley es la que no existe (ellos, los divinos) Y, como tienen que dictarla (les guste o no) pues quieren que sea una ley que nos les obligue a nada. Inclusive quieren suprimir lo poco que hay desde hace décadas, en el sentido de que quien tenga acceso a un medio comunicacional, es un ser superior, un ser que puede decir lo que le dé la gana sin que nadie “se atreva” a enjuiciarles, peor a sentenciarles. Que eso es de muy mal gusto y contrario a la libertad de expresión.
A la alarmante preocupación del señor Vivanco, acaba de unirse la del señor Alejandro Toledo, ex Presidente del Perú. Este caballero ha pedido en Lima que intervenga la OEA, en el Ecuador. Por suerte, lo ha hecho ante ex jefes de estado del continente, que se han reunido al amparo del digno discípulo de Franco, el señor José María Aznar. Y ellos “nos han dado encontrando” a los malos de esta América Latina: Cuba (a la cabeza) Venezuela, Bolivia, Nicaragua y, desde luego, Ecuador. Y la pregunta obvia es: ¿y cómo va a intervenir la OEA? ¿Será que nos van a invadir como a Libia de Gadaffi? ¿Será que la OTAN nos va a bombardear “humanitariamente” por encargo del gran imperio?
De la lectura de noticias tan sorprendentes, se desprende que la OEA ya está interviniendo en nuestros países tercermundistas. Lo hace a través de estos organismos que operan en nuestros lares, a título de fundaciones u organismos no oficiales. Y que han sido expulsados por los “malos” bolivianos, como la USAID, que antiguamente era un aparato de EE.UU. dizqué para propiciar nuestro desarrollo; pero que, desde hace años, opera directamente o a través de sus subsidiarias: la NED, el Coro, Participación Ciudadana, Fundamedios y otros (ver y sobre todo leer “La Telaraña Imperial” de Eva Golinger y Roman Migus)
Leyendo con lupa las dos informaciones, encontramos a Fundamedios de Ecuador. Este organismo (que es dependiente de USA) le ha llevado la cuenta al Presidente (Rafael) Correa de las veces (370) que se ha referido a los medios de comunicación, en forma despectiva (insultos, agravios, según ellos) pero no anota ni uno solo de los decires de los divinos escritores y periodistas estrella en contra del Jefe de Estado. Pero no pueden dar un solo caso de persecución, allanamientos u otras formas que han tenido los antiguos y modernos autócratas (Somoza, Trujillo, Strossner, Lobo, Calderón, Febres Cordero, etc.) para tratar a sus adversarios, especialmente si son periodistas.
Como los curas que vinieron con el coloniaje español, al parecer, ellos (los verdaderos tiranos) si tenían “derecho” a perseguir, matar, torturar periodistas de oposición. Y, lo que más iras les da, es que los que quisieran que los “dictadores” (Chávez, Morales, Correa) pongan víctimas entre dueños de medios y periodistas, no lo hacen. En cuyo caso, tienen ellos que victimizarse. El señor Emilio Palacio, que tan bravo aparecía en declaraciones de prensa, pues acaba de asilarse en Miami (EE.UU.) sin esperar el fallo de los jueces, en segunda; y si es necesario, en tercera instancia. Que para eso, los jueces, y sobre todo, los ministros jueces, del Guayas, fueron puestos por quien en vida fue el dueño del país; y, por lo tanto, del poder judicial.
Casi me olvido: ¿pero quién es este señor José Miguel Vivanco? Cuando leí su alarmante información, pensé que podía ser un ecuatoriano, ya que de ese apellido hay muchas familias (en especial lojanas) y algunos de ellos están en la oposición. Pero no; este caballero (si lo es) es un chileno que, desde hace años sirve a estos organismos de la OEA. Entró como Asesor Jurídico (es abogado) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y, vistos sus muchos méritos, es un burócrata a tiempo completo de esta Comisión.
Su nombre completo es el de José Miguel Vivanco Hinostroza, chileno de nacimiento pero tiene además la nacionalidad de norteamericano. Es de los ejecutivos que piensa que todo gobierno de un país tercermundista, que plantee cambios (transformaciones) automáticamente es enemigo de la “democracia y la libertad” en especial, la de expresión, pero si es solo de los grandes medios comunicacionales. Fue expulsado de Venezuela, por el “malo” de Chávez; y no sabe qué hacer y cómo dar al traste con los gobiernos que osan contradecir al gran imperio. No hace falta decirles que es un rezago del pinochetismo y que está dispuesto a usar, sin escrúpulos, los organismos de la OEA, en contra de tan “grandes malcriados”
Al señor Vivanco y al señor Toledo les recomiendo que lean, pero atentamente, las declaraciones que hace pocos días publicó el mismo diario El Comercio de Quito al señor Arturo Valenzuela que, si no me equivoco, era hasta hace poco Subsecretario para América Latina, nada menos que de EE.UU. De él no se puede dudar respecto de su militancia política. Pero, en un acto de honestidad, dice que el problema es de los gobiernos Y DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN. La lectura está recomendada también para quien hace de Fundamedios (y otros asambleístas) para quienes el único que tiene que revisar su política (respecto de los grandes medios) es el Presidente. También son los medios comunicacionales.
Lo que propone el señor Valenzuela es tan complicado y difícil como que los viejos políticos y los propietarios de medios comunicacionales de altura, de pronto, se vuelvan honestos y francos. Es que el problema viene de lo alto. Y a nosotros, simples mortales de este planeta llamado tierra, nos ha tocado ver cómo las consignas de la ultra derecha imperial deben acatarla desde el mismísimo Secretario General de las Naciones Unidas, ese señor que firma como Ban Ki Moon (o algo parecido) El caso Libia (la invasión más descarada del imperio y los imperitos) nos pone en alerta máxima: el Consejo de Seguridad de las NN.UU. (con la abstención de Rusia y China) autoriza la invasión; y la Corte Penal Internacional, sin más, ordena la detención “vivo o muerto” del coronel Muhamar el Gadaffi. Yo no conozco que el mismo Consejo de Seguridad haya, por lo menos, llamado la atención a Israel por las veces que ha matado palestinos; o que, la Corte Penal haya ordenado el arresto del señor Netanyahu, o como se escriba.
¿Sabrá el señor Toledo que el señor Vivanco sigue siendo alto burócrata de la CIDH de la OEA? ¿Sabrán los señores que piden la intervención de este organismo, que forma parte de esta misma comisión, la señora o señorita Botero (colombiana por más señas) y que a ella pretendieron Fundamedios y los asambleístas sipianos, traerla para que discuta de bis a bis, con nuestro parlamento, lo que debe ir o no en la ley de comunicación, que tendrán que aprobar?
Mientras, sigue el show en torno al caso El Universo. Y ahora, el Estado no puede siquiera pedir información sobre una cadena que han hecho algunas radios locales y nacionales, sobre el inquietante tema de la libertad de expresión, sin que hagan un escándalo los medios sipianos. Por si acaso les impongan alguna multa o sanción que ellos pueden apelar, desde luego. Por eso digo: los compañeritos periodistas como que han descubierto que nadie puede pedirles cuentas, que eso es una agresión contra la sagrada libertad de expresión, de ellos.
- Alberto Maldonado S., Periodista –Ecuador
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