En el preludio

07/09/2011
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Por primera vez en la historia, las mujeres somos mayoría en el padrón electoral. Sin embargo, el electorado mayoritariamente femenino no ha motivado a los candidatos (a) para que incluyan, con seriedad, propuestas programáticas que contengan reivindicaciones relacionadas con las luchas de las mujeres. La oferta política es insulsa, donde ha predominado una campaña de imagen, superficial, de cancioncitas, sonrisas falsas y mensajes superfluos. Es más, en algunos mensajes son sexistas.

En mi caso, me considero entre las ciudadanas insatisfechas con las “promesas electorales”, y a estas alturas de la campaña, aún con serias dudas sobre mi voto.

No veo alguna de las opciones que tienen posibilidades reales de llegar al poder que ofrezca un cambio sustancial en el modelo económico que se agotó, y lo que hacen son planteamientos para reproducir esquemas, parir nuevos ricos, provocar más pobreza, incrementar el número de niños desnutridos, elevar las cifras de muertes maternas, provocar más concentración de poder y riqueza y, por tanto, ampliar la brecha de desigualdad y de exclusión.

Esos partidos, que nos han abrumado con publicidad, han hecho evidente que no tienen compromiso con esa cirugía mayor y urgente que el país necesita. Es un sueño común y una conversación reiterada que queremos que Guatemala salga de este sopor, de esta indescriptible situación de desesperanza bastante generalizada y de un estado permanente de llamados a la comunidad internacional para que venga en su ayuda para evitar muertes de seres humanos causadas por fenómenos naturales que generan desastres sociales o por una inseguridad alimentaria absurda en un país que cuenta con recursos para proveer de alimentos a todos sus habitantes.

Los acuerdos de paz, que contienen propuestas para atacar estos males y que fueron el colofón de un conflicto armado originado por esas causas estructurales, son un buen referente para intentar construir un país con futuro. Hoy, además de toda esa problemática histórica que generó la insurrección, hay que atajar otros grandes desafíos encarnados en la transnacionalización del crimen y la narcoactividad. Esa gravedad del estado de la situación nacional que ha sido diagnosticada desde todos los costados requiere de revisiones profundas de la forma en que se ha abordado la cosa pública, necesita de voluntades concertadas para ir encontrando las salidas, de humildad para aceptar las ideas y de iniciativas de otros; de honestidad para impulsar lo que expertos han señalado como un camino viable —Grupo de los 40, por ejemplo—, de sensibilidad para poner el dinero donde más se necesita, de honradez para no caer en tentaciones que provoca tener las arcas del Estado a su alcance y de integridad para enfrentarse a los “voluntarios” que financiaron las campañas y que seguramente pretenden cobrar su “inversión”.

Para el lunes entrante ya sabremos quién será el triunfador o quiénes habrán pasado a la segunda vuelta. Y lo que es muy, pero muy relevante, conoceremos la integración del nuevo Congreso. Mejor votemos pensando quiénes ocuparán las curules.

Guatemala, 7 de septiembre de 2011

- Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, es directora de la Agencia CERIGUA

http://cerigua.info/portal/

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