EE.UU. quiere “engullirse” la Amazonía

26/08/2011
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Una marcha en defensa del Territorio Indígena y Parque Isiboro Sécure (Tipnis) preocupa a los bolivianos, por la oposición a la construcción de una carretera que presuntamente la atravesaría, exponiéndola a la depredación de sus recursos, únicos en el mundo.
 
Las autoridades han descubierto que la oposición no es gratuita y por el contrario, es financiada por las numerosas Ong´s norteamericanas que actúan en la Amazonía, aparentemente en protección de la biodiversidad y la vida esencialmente acuática de quienes la habitan en calidad de especie de “animal” anfibio.
 
Los representantes del Imperio, no negaron sus estrechos contactos con dirigentes campesinos e indígenas y éstos tampoco han desmentido haber vendido territorios comunales a extranjeros. Los problemas son serios y se complican a diario, pues recién estamos ingresando a conocer la realidad de esos territorios poco menos que ignorados hasta ahora.
 
La Amazonía es extraordinariamente rica y es motivo de ambición por el imperio y sus aliados. Desde hace algún tiempo, circulan por Internet denuncias sobre las intenciones de “internacionalizar” este territorio que pertenece a ocho naciones sudamericanas (Brasil, Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam y Guyana francesa).
 
Libros de geografía de la enseñanza secundaria norteamericana, muestran mapas donde la Amazonía aparece al margen de las naciones dueñas. El libro: “Introducción a la Geografía” de David Norman, señala en su página 76, “Al norte de América del Sur, una extensión de tierra con más de 3.000 millas cuadradas, es la Primera Reserva Internacional de la Selva Amazónica (FIRAF)”.
 
“Desde mediados de los años 80, la más importante floresta del mundo pasó a ser responsabilidad de los Estados Unidos y de las Naciones Unidas. Su fundación fue dada por el hecho de que la Amazonía está localizada en una de las regiones más pobres del mundo y cercada por países irresponsables, crueles y autoritarios”.
 
“Fue parte de ocho países diferentes y extraños, los cuales son en su mayoría reinos de la violencia, tráfico de drogas, ignorancia y de pueblos sin inteligencia y primitivos. La creación de la FIRAF fue apoyada por todas las naciones del G-23 y fue realmente una misión especial para nuestro país y un regalo para todo el mundo, visto que la posesión de estas tierras tan valiosas en manos de pueblos y países tan primitivos condenarían los pulmones del mundo con su desaparición y total destrucción en pocos años”.
 
“El valor de esta área es incalculable, pero el planeta puede estar seguro que los Estados Unidos, no permitirán que estos países latinoamericanos exploten y destruyan esta verdadera propiedad de toda la humanidad”.
 
Hay verdades y falsedades que circulan por Internet. Esta puede ser una de ellas, pero la realidad que vivimos nos está mostrando que verdaderamente hay intereses muy poderosos que mueven a quienes se encuentran marchando hacia La Paz. Esos intereses, han motivado al presidente a señalar que está considerando pedidos para expulsar definitivamente a USAID, acusada de haber sembrado Ong´s conspirativas.
 
Antiguas tentativas de ocupación
 
La Amazonía es ambicionada por Estados Unidos desde el siglo XIX. La primera tentativa para “internacionalizar” este rico territorio se registró en 1853. El teniente Mathew Fontaine Maury, jefe de los servicios hidrográficos de Estados Unidos, señalaba en su libro “The Amazon River and Atlantic Slopes of South América”, que debería internacionalizarse la navegación en toda la cuenca. Durante sus viajes había observado sus grandes potencialidades.
 
La idea fue oficializada ante el emperador Pedro II, causando alboroto en la corte brasileña. La respuesta negativa fue entregada un año después. Los norteamericanos, comenzaron a invadir el Amazonas, sobre todo para dominar las plantaciones de siringa. A fines del siglo XIX, The United States Rubber Co., dirigida por un pariente de Theodore Roosevelt, consiguió del gobierno boliviano, el monopolio para explotar una inmensa región que por entonces aún era boliviana.
 
La historia nos enseña que tanto ingleses como norteamericanos estuvieron disputándose las riquezas amazónicas desde entonces, provocando pérdidas territoriales a nuestro país. No es de extrañar entonces que ahora USAID esté “invirtiendo” dineros en coimear indígenas para oponerse al progreso que el gobierno pretende llevar a esas regiones poco atendidas de Bolivia.
 
Las carreteras son contundentes armas geopolíticas que ayudan a la integración. En el caso de la carretera del conflicto, ésta puede significar el ingreso del Beni a una verdadera modernidad a pasos acelerados, como ocurrió con Santa Cruz, que en menos de 50 años, se convirtió en la locomotora económica nacional.
 
¿Es preciso cuidar la biodiversidad?, por supuesto que sí, pero no a costa de mantener a los indígenas del Tipnis, alejados de la atención médica y escolar. No es posible que sigan viviendo como sapos a la orilla de los ríos. Estamos en el siglo XXI y todos merecemos “vivir bien” como es uno de los estribillos del gobierno.
 
El gobierno y sus organismos de inteligencia, están obligados a revelar las andanzas de USAID y de quienes por “unos dólares” se pusieron a su entero servicio. Por muy poderosos que sean los intereses en el Tipnis, es hora que los bolivianos hagamos valer nuestros propios derechos.
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