Incontrolable la voracidad empresarial contra los productores de café

13/06/2011
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Como resultado del precio alcanzado en los últimos años en el mercado internacional, el sector cafetalero vive momentos de bonanza. No obstante, los problemas derivados de una cadena de producción injusta y desigual, desplaza a los productores y beneficia más a los que menos invierten.
 
Dagoberto Suazo, presidente de la Central de Cooperativas Cafetaleras de Honduras, es quien denuncia las anomalías que afirma, se dan en la producción del café en Honduras, un proceso en el cual afirma, las empresas transnacionales, los exportadores y los intermediarios, son los que se quedan con la mayoría de las utilidades.
 
“Estamos hablando de los intermediarios y de las exportadoras a nivel nacional. Y si vemos a nivel global las transnacionales se quedan casi con el 90 por ciento de las utilidades”, enfatizó para agregar que, “no todo es color de rosa como lo pinta el gobierno y los medios de comunicación que tratan de distorsionar la realidad”.
 
El sector cafetalero aglutina a 30 mil pequeños productores y productoras que se dedican a ese rubro en condiciones ínfimas en relación con los grandes.   De acuerdo con el entrevistado, “el 95% de las 112 mil familias dedicadas al rubro son pequeños y pequeñas productoras y solo mil familias producen arriba de 500 quintales”.
 
Ante esa situación el dirigente cafetalero reflexionó sobre la necesidad de una discusión de las políticas equivocadas impuestas por los organismos internacionales a los países subdesarrollados. El precio del café no se fija en los países productores, sino en las bolsas de comercio de los Estados Unidos. 
 
“Somos un ejemplo, porque de 2 millones de quintales que producíamos hace 10 años, ahora estamos produciendo 5 millones de quintales. De ser el último productor en Centroamérica, ahora somos el primero; de ser uno de los últimos en el mundo, ahora ocupamos el sexto lugar. Hemos demostrado que sí podemos hacer las cosas bien”, dijo el dirigente cafetalero. 
 
 Sin ayuda gubernamental 
 
 A pesar de ubicarse en los primeros lugares en la generación de divisas para el país, el sector cafetalero no ha sido tomado en cuenta en las políticas gubernamentales como sucede con la maquila, el turismo y las comidas rápidas, que gozan de exoneraciones para la importación y exportación.
 
El sector cafetalero, basado en su mayoría en pequeños productores debe cargar con todas las tasas impositivas. El gobierno tampoco invierte un centavo en la reparación de caminos y carreteras hacia las fincas; ese trabajo también es el resultado de las aportaciones que se deducen al momento de colocar en el mercado cada quintal producido.
 
Suazo mencionó que hace diez años, cuando el precio del quintal café se ubicaba a 42 dólares en el mercado internacional y los costos de producción de oscilaban en 65 dólares, pidieron ayuda gubernamental para el sostenimiento de la caficultora, pero el Secretario de Economía, de quien no mencionó el nombre, les recomendó dedicarse a una actividad rentable, porque el café no lo era.
 
“Esas son las autoridades que hemos tenido dirigiendo políticas de país. Si nosotros le hubiéramos hecho caso a ese señor, 500 mil manzanas que hoy son la cobertura vegetal más importante que existe en el país y principal generadora de agua no existiría. Y la crisis económica que se vio profundizada con el golpe de Estado, hoy sería mucho más profunda porque gracias al sector cafetalero se ha sostenido la economía nacional” indicó. 
 
Cabe mencionar que durante esa crisis muchos productores perdieron sus propiedades al no lograr cubrir las deudas que mantenían con los bancos. Para el otorgamiento de créditos, una manzana de cafetal que en este momento alcanza precios de 150 a 200 mil lempiras, en ese tiempo era valorada por las instituciones bancarias entre 20 y 40 mil, dependiendo la ubicación.  
 
Exportadores e intermediarios se comen al productor
 
Los productores también son víctimas de la voracidad de las empresas exportadoras y de los “coyotes”, conocidos en el ambiente, como intermediarios, quienes se ponen de acuerdo para desmejorar los ingresos del caficultor. 
 
Por ejemplo si el precio es fijado a en mil lempiras por quintal, entre ellos acuerdan pagar 900, con el propósito de que el intermediario acopie la mayor cantidad posible. Los exportadores dicen que premian el volumen y es por eso que al coyote le pagan más que al productor. En cada quintal colocado en el mercado local el pequeño productor pierde cien lempiras y a los comerciantes no les importa el sacrificio que éste haya hecho para logarlo producir.
 
La falta de apoyo gubernamental, es aprovechada por los comerciantes, sean intermediarios o exportadores. Ellos otorgan préstamos para fertilizar o limpiar las fincas, los créditos que en muchas ocasiones se dan en productos químicos, son pagados por los productores con tasas de interés bastante elevadas y bajo el compromiso de venderle su cosecha a quién lo financió.
 
Con esta actuación, los comerciantes no matan uno sino “varios pájaros con el mismo tiro”. Cuando el crédito se da en fertilizante, además del interés por el préstamo, el intermediario o exportador gana en el precio del producto que le facilitó y al obligar al productor a venderle su cosecha, también ganan, no solo en precio, sino en las pesas que utiliza. Las básculas no son reguladas por el estado ni por las organizaciones que viven del rubro. 
 
Cambiar el modelo económico 
 
Dagoberto Suazo dijo que para hablar de problemas agrícolas primero se debe pensar   en el modelo económico vigente. Indicó que el proceso de titulación de tierras impulsado por el sector cafetalero se ha visto obstaculizado por la existencia de títulos coloniales entregados por los españoles. “Y ese título lo seguimos respetando, eso es totalmente inconsecuente, la tierra le pertenece al hondureño porque trabaja, porque vive en ella y no porque se la dio la colonia”. 
 
Recomendó una revisión de todas las políticas aplicadas, como Ley de Modernización Agrícola, instrumento jurídico que sirvió de plataforma para despojar de las tierras a la mayoría de cooperativas de la reforma agraria. Y aseguró que detrás del índice de pobreza, están las decisiones impuestas por el modelo neoliberal, que debe cambiarse de manera urgente. 
 
La montaña una alternativa bien aprovechada 
 
Ante la falta de políticas destinadas a favorecer a los campesinos y como producto del desplazamiento de las tierras planas y fértiles, las familias pobres no tienen, más opción que ubicarse en las montañas donde el único cultivo de que resultados es el del café. “Fueron expulsados de las mejores tierras que estaban en los valles y la única alternativa que le quedaba al campesino era la montaña, afortunadamente esas montañas son armoniosas con este cultivo.
 
Los valles fueron utilizados para la crianza del ganado que necesitaban las transnacionales cadenas de comida rápida en los Estados Unidos. Esto evidencia que a través de la historia Honduras ha tenido un modelo agroexportador excluyente y en contra de las políticas de seguridad y soberanía alimentaria. 
 
El presidente de la Central de cooperativas incitó al pueblo a impulsar la verdadera democracia participativa, argumentando que de no hacerlo, la situación del país empeorará. 
 
 “Y cuando hablamos de democracia estamos hablando de democracia económica y que la riqueza se distribuya equitativamente. Tenemos que refundar el agro nacional para impulsar una verdadera reforma agriaría que desarrolle el campo, tenemos que decirle a esos grandes terratenientes que se apropiaron de la tierra que se la debe devolver a los campesinos y tenemos que transformar las formas de financiamiento al agro”, expresó Suazo.   Recordó que a finales de la década de los noventa las organizaciones sociales lograron que el Congreso Nacional aprobara la creación del Banco Popular. No obstante, “fue vetado por el entonces presidente de la Republica, Carlos Flores Facussé”. 
 
 Debe mejorarse presupuesto a la producción
 
 “¿Cómo es posible que el ejército de Honduras tenga en su presupuesto más de 5 mil millones de lempiras y el ministerio de agricultura siendo éste un país agrícola solo maneje 164 millones?, ¿para qué ocupamos a las Fuerzas Armadas?, se auto preguntó, para responderse -no las ocupamos y ese esfuerzo económico debe ir hacia el sector agrícola”, justificó.
 
Indicó que los cambios que se dan en América Latina justifican un cambio de las políticas de los organismos internacionales. Ridiculizó que en la década de los noventa el representante de la FAO en Italia fuera el empresario de la televisión, Rafael Ferrari y no un productor de alimentos como debería ser. “Por eso necesitamos refundar este país, necesitamos un nuevo pacto social para ponernos de acuerdo como debe ser la política nacional, necesitamos la Asamblea Nacional Constituyente”, argumentó el dirigente cafetalero.
 
Objetó que el país no vive los mejores momentos en la justicia, en educación, la salud y en los niveles de alimentación, que Honduras no puede seguir así   y que es lógico pensar en transformar las leyes a través de un nuevo pacto social, donde los grupos de poder económico, los campesinos y los organismos internacionales tengan claro el papel que deben desarrollar, sobre todo porque esa es la única forma de rebatir estadísticas de pobreza. 
 
- Germán H. Reyes / Revistazo.com
 
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