Cuidado con caer en falsas ilusiones !!!

10/08/2003
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  • Opinión
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Por estos días, con el primer aniversario del actual gobierno, hay una tendencia desbordada de optimismo en algunos sectores de la sociedad, en general los que tiene mayores posibilidades de expresarse; igualmente suponen que cualquier voz critica es una especie de 'ave de mal agüero' que debe ser espantada para que no nos vaya a dañar esta luna de miel, en que parece estar la sociedad colombiana con el Presidente Uribe. Sin embargo, el papel de los analistas, a riesgo de ser mal interpretados, es también el de llamar la atención frente a las tendencias unanimistas y mostrar los problemas y debilidades que por momentos el entusiasmo tiende a dejar de lado o a despreciar. Coincidimos en que el principal logro del actual gobierno ha sido lograr posicionar en la sociedad colombiana una sensación de seguridad y confianza y eso no es de poca monta; sin duda es un gran resultado. Pero el problema es que las sensaciones, si no van acompañadas luego de realizaciones, tienden a diluirse de la misma manera como llegaron. En el campo de la seguridad ha habido un necesario e importante fortalecimiento de la Fuerza pública y un esfuerzo por retomar la presencia en las cabeceras municipales de todo el país y esto es destacable, pero eso no significa que haya un control total del territorio; el mundo rural sigue estando como un 'espacio vacío' en el cual los grupos armados se mueven con cierta libertad. Igualmente, la intención de recuperar la seguridad en las vías con el programa de caravanas turísticas ha sido importante como mecanismo de crear sensación de seguridad y ha disminuido de manera importante el secuestro colectivo conocido como las 'pescas milagrosas'. El gran interrogante es que las estructuras de las guerrillas en su mayoría se mantienen intactas, en un repliegue táctico y eso sigue siendo una amenaza o por lo menos un riesgo, que en cualquier momento puede generar hechos de violencia, que minen o debiliten sensiblemente esa sensación de seguridad y confianza que se ha creado en buena hora en sectores de la sociedad colombiana. Adicionalmente, el inicio de conversaciones con un sector de las autodefensas o paramilitares, si bien hay que saludarlo positivamente, genera más interrogantes que certezas. Si pasamos a otros campos, como el del comportamiento de la economía, si bien los empresarios insisten en que el clima de confianza para la inversión está mejorando, la realidad es que mientras eso no se refleje en aumento del empleo, del dinamismo económico y mejoramiento de las condiciones de vida de las mayorías, esto sigue siendo una expectativa. A esto se suma el incremento de la tributación para niveles medios de la sociedad, que afecta su ya precaria capacidad de consumo. En cuanto hace a lo social, no sólo el problema de pobreza sigue siendo una gran afrenta para un importante número de compatriotas, sino que además fenómenos como el desplazamiento poblacional está propiciando procesos migratorios masivos, acelerados y desordenados rural- urbano, incrementando con nuevos pobres los cinturones de miseria de las medianas y grandes ciudades. Recordemos que justamente en estos dos campos, la economía y lo social, es donde hay menores niveles de aceptación de los colombianos al nuevo gobierno. No olvidemos que el inicio de todo gobierno, en un régimen presidencialista, está acompañado con un alto nivel de expectativa y esperanza, que justamente cuando éstas son exageradas, hay mayor probabilidad de que progresivamente tiendan a convertirse en decepción si las mismas no se satisfacen. Por ello una dosis de realismo es conveniente, no sólo para la sociedad, sino para el mismo gobierno. Debemos impedir que los sueños se vuelvan pesadillas. * Alejo Vargas Velásquez. Profesor Universidad Nacional.
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