Salones de clase o establos?

29/09/2010
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La Ministra de Educación actual, María Fernanda Campo, ha destacado como uno de los mayores logros del gobierno anterior el incremento de la cobertura, principalmente fruto de dos medidas: una, el aumento de la carga laboral a los docentes, que denominan “racionalización del servicio”, y, la otra, un mayor número de estudiantes por aula, generando una de las tasas de hacinamiento escolar más altas del planeta, lo que llaman “mejor utilización de la capacidad instalada”.
 
A escala mundial, la proporción de alumnos por maestro oscila entre 9 y 72. Los estudios de la Organización Internacional del Trabajo-OIT- indican que en países de Asia, África y América Latina dicha relación es tres veces mayor que en las naciones desarrolladas. En Colombia no hay parámetros oficiales que regulen el número de estudiantes por aula lo que ha permitido los absurdos niveles de aglomeración existentes.
 
De acuerdo con otro estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico -OCDE-, “Panorama de la educación 2009”, la relación alumno-profesor disminuye en la medida en que el nivel de la educación aumenta. En naciones como Dinamarca, por ejemplo, el promedio de alumnos por docente es 10,6; en Hungría es 10,9; y en Italia es 11,3; para sólo mencionar algunos casos que alcanzan un nivel en la calidad de la educación por encima del promedio mundial.
 
Colombia está en la otra orilla, donde es común encontrar aulas con más de 50 estudiantes, cifra comparable a la de países como República Centroafricana, Chad, Congo, Mozambique y Senegal, en los que hay hasta 100 alumnos por aula y en los que es sabido el bajo nivel de la calidad.
 
La importancia de este indicador radica en que determina para el estudiante, la oportunidad de adquirir conocimientos, es decir, el acceso real que tiene a la enseñanza y, para el profesor, la garantía de hacer un efectivo seguimiento al proceso de aprendizaje de los educandos y a la interacción en el salón de clases.
 
El gobierno de Santos insiste en aumentar la cobertura por la vía del hacinamiento; en otras palabras, continuar convirtiendo en establos las instituciones educativas oficiales. Según dice la ministra, falta por vincular un millón de estudiantes más al aparato educativo nacional; en consecuencia se debe exigir del gobierno que se tomen todas las medidas para que ese aumento de la cobertura no se haga en detrimento de la calidad de la que tanto dice preocuparse. Amanecerá y veremos.
 
Bogotá, septiembre 22 de 2010
 
 
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