Evo contra la vagancia escolar

01/08/2010
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En los días en que arreciaba el frío invernal, el gobierno anunciaba que la vacación no se prolongaría lo que dio lugar a que padres de familia y estudiantes protestasen en cuatro idiomas   para el ministro Aguilar.   “¡Pucha el ministro (Aguilar) seguramente tiene calefacción en su oficina ¡¿y nosotros?”, exclamó espontáneo un estudiante en el trufi.
 
Pese a las protestas el gobierno insistía indolente   que la vacación escolar no sería más de dos semanas, pero en medio del azotador frío se notaba   que la decisión no venía sólo del ministro, sino de más arriba, como quedó confirmado días después.
 
Ahí está el presidente Evo Morales. El hombre que tiene fijaciones con algunos temas   y que cuando cree tener la razón no hay quien le mueva el piso. El asunto de vacacionar por largo tiempo es uno de esos temas que le molestan, pero el tema se cruzó con los intereses y la salud de los estudiantes y por ahí las cosas se complicaron.
 
 Hay que tomar en cuenta que Evo Llegó a la Presidencia a puro laburo, con esfuerzo y una entrega que es valorada por quienes lo conocen de cerca.
 
La decisión de retornar rápido a clases defendida por el Presi hasta último momento,   estuvo muy influida por   una cuestión voluntarista. En el razonamiento del Presidente mucho tiene que ver la cuestión del trabajo, de hacer las cosas con muchas horas de trabajo; de sacrificarse para alcanzar objetivos, que es seguramente lo que hizo cuando en Oruro trabajaba de panadero en el día y estudiaba de noche.
 
Pero, Evo el hombre que apenas culminó el bachillerato y no pisó   la Universidad ahora que es Presidente está viendo de cerca los factores que generan desarrollo y se está tornando más realista y menos idealista.
 
Desde la posición de gobernante está comprendiendo que los niños y los jóvenes tienen que estar muchas horas en el aula leyendo y reflexionando para tener herramientas de trabajo. Lo que pasa es que el Presidente tiene conocimiento, pero no tanto por la vía académica o intelectual, sino sobre todo a partir de sus vivencias o leyendo la realidad, como dijo David Choquehuanca.
 
Desde luego esa clase de conocimiento es fundamental en la proyección integral de la persona, pero no suficiente. Evo conoce muchos temas, porque se comunica mucho con la gente y dialoga permanente con sus propios colaboradores; eso ayuda pero no resuelve muchos problemas, como el mismo lo comprueba.
 
Entonces los bolivianos tenemos un Presidente que tiene mucha voluntad, pero poco conocimiento, por lo menos por la vía académica. Considera que con el trabajo se pueden resolver todos los problemas. Casi está en lo cierto, pero ahora está comprendiendo que los países se alejan del subdesarrollo en la medida en que su población está instruida y sabe   enjuagarse en la piscina del conocimiento.
 
Observando este contexto entendemos porque el Presidente se puso obstinadamente a luchar contra la ampliación de la vacación escolar, que es una forma de vagancia.
 
 Tal vez sabe que antes de culminar el ciclo básico los niños japoneses ya leyeron como 100 libros o tiene datos de parecidas experiencias que han provocado la prosperidad en muchos otros países.
 
La voluntad del Presidente   es un buen punto de partida, pero el mismo empieza a comprender que   Bolivia tendría más certidumbre sobre su futuro si mejoraría   radicalmente la educación boliviana.   Desde luego el problema de la educación implica políticas que van más allá de la pretensión   de restringir el descanso de la niñez y la juventud. Claro tal vez el propio Presidente comenta para sí: ¿Descansar de qué? ¿Acaso se cansan mucho en la escuela?
 
- Grover Cardozo es  abogado y periodista
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