Mensaje de la Iglesia con ocasión del proceso electoral
08/05/2003
- Opinión
Mensaje de la Conferencia Episcopal de Guatemala
Examínenlo todo, quédense con lo bueno. Apártense de toda clase de
mal (1 Tes 5, 21-22)
Al Pueblo de Dios
A los hombres y mujeres de buena voluntad.
Al culminar nuestra Primera Reunión Ordinaria Anual, los Obispos de
Guatemala sentimos el deber espiritual y ciudadano de dirigir a
todos nuestros hermanos guatemaltecos un mensaje que pueda ayudarnos
en el discernimiento de una de las realidades de la vida social que
más nos afectan con urgencia: la participación en la acción
política. En ella, "los cristianos deben cumplir sus deberes
ciudadanos"[1].
Los fieles laicos no pueden renunciar a la responsabilidad de la
participación política que les corresponde, entendida como la
multiforme actividad económica, social, legislativa, administrativa
y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el
bien común[2].
Es deber de los Obispos contribuir desde el Evangelio a la esperanza
de los hombres y mujeres de hoy[3], sobre todo cuando vemos tantas
realidades que contradicen los valores del Reino de Dios. Queremos
en esta ocasión ofrecer a todos nuestros hermanos y a todos los
ciudadanos guatemaltecos, algunas orientaciones que nos ayuden a
buscar el bien común en las decisiones políticas para que este
proceso electoral que iniciamos sea vivido como verdadera respuesta
democrática a las aspiraciones más sentidas de paz, de justicia y de
solidaridad del pueblo guatemalteco.
Reconocemos que el próximo proceso electoral encuentra una Guatemala
marcada por graves carencias: inseguridad ciudadana, violencia
generalizada, narcotráfico, deterioro de la calidad de vida,
especialmente en el campo, por la crisis cafetalera,
ingobernabilidad como consecuencia de la corrupción, estafas
bancarias, acoso a los defensores de derechos humanos y
vulnerabilidad del sistema de justicia. Por todo ello queremos una
vez más recordar los pilares que el Papa Juan Pablo II propone como
fundamento de la paz: la verdad, la libertad, la justicia y el
amor[4].
I. Ante el próximo período eleccionario, percibimos en el pueblo
desconfianza y fundada preocupación:
1) Constatamos la desconfianza con la que muchos conciudadanos
esperan el desarrollo del proceso electoral: temor a que éste sea
ocasión de un repunte de la violencia, de búsqueda desenfrenada de
intereses egoístas de grupos particulares que han encontrado en la
política un medio de enriquecerse inmoralmente.
2) Percibimos el temor que tales actitudes favorezcan la apatía
frente al grave deber ciudadano de participar responsablemente en la
vida política. Muchos desconfían de los políticos por considerarlos
ajenos a la verdad y lejos de la preocupación por el bien de todos.
3) Lamentamos que pueda favorecerse irresponsablemente la llamada
"industria de lo político" con la que se manipulan las necesidades
de las personas menos favorecidas y se promueven pactos entre los
más influyentes, con tal de llegar al poder.
4) Es una realidad la pérdida de los valores cívicos y morales
cuando vemos que se rebaja la dignidad de la persona y se vende el
voto por un mínimo e inmediato beneficio.
5) Finalmente, percibimos el temor de que no exista un verdadero
respeto a la Constitución en la transparencia de la propuesta de los
candidatos a los cargos públicos.
II. El proceso electoral: ocasión para reafirmar la dignidad de la
persona humana y el Estado de Derecho:
1) Con el Papa Juan Pablo II creemos que no se puede separar a Dios
del hombre, ni la política de la moral[5]. El ejercicio del voto
exige una conciencia recta que privilegie la promoción de la
dignidad humana, el bien de orden público, la justicia, la paz y la
convivencia pacífica entre los sectores sociales, la libertad e
igualdad, el respeto a la vida y al ambiente, así como la
solidaridad para con los más necesitados[6].
2) Hacemos un llamado a todos los ciudadanos a rechazar el que la
"industria de lo político" se convierta en medio de compraventa de
votos, en manipulación de la ignorancia de la realidad nacional, en
ejercicio de fundamentalismos religiosos falsamente cristianos.
Igualmente urgimos a rechazar que en este período se utilicen la
ofensa, la violencia, la rapiña y la mentira como medio de
capitalizar al voto popular. Tales realidades contribuyen al
desencanto, a la frustración y a la apatía en la participación
política que tanto daño hacen a la Nación.
III. Unidad entre fe y vida: exigencia fundamental en la actividad
política.
Como en otras ocasiones, recordamos:
1) Que el voto es un derecho y al mismo tiempo una obligación moral
de todo ciudadano. 2) Que la Conferencia Episcopal, los sacerdotes,
las religiosas y los religiosos no apoyan a ningún partido u
organización política. 3) Que cada cristiano debe tomar conciencia
de su responsabilidad ciudadana en la actividad política, y sobre
todo, en la necesaria unidad entre fe y vida que exige el Evangelio.
IV. El voto debe ser responsable y libre.
A la luz de las urgencias éticas por las que se debe regir la
conciencia de todo ciudadano, pero principalmente de quienes
pretenden postularse para representar al pueblo en los cargos
públicos, recordamos:
1) La exigencia de votar por quien garantice el cumplimiento del
primer artículo de la Constitución de la República: "El Estado de
Guatemala se organiza para proteger a la persona y a la familia. Su
fin supremo es la realización del bien común"[7].
2) La exigencia moral de votar por aquella persona, partido o comité
cívico que garantice efectivamente, la defensa de los derechos
humanos, principalmente el derecho a la vida.
3) La exigencia de votar por aquel partido que sea capaz de respetar
y cumplir los Acuerdos de Paz.
4) La exigencia de votar por aquel partido que presente un programa
de gobierno realista y transparente.
5) La exigencia de votar por aquellos candidatos honestos, honrados,
capaces y de reconocida integridad moral.
6) La exigencia de votar por aquel partido o candidato que combata
la impunidad, luche contra la corrupción, el crimen organizado y el
narcotráfico.
7) La exigencia de votar por quienes respeten y promuevan la
realidad pluriétnica de nuestro país, salvaguardando las culturas y
promoviendo su riqueza.
8) La exigencia de votar por aquel partido que defienda las
conquistas sociales de la población y nos represente dignamente en
el ámbito internacional ante las condiciones de un mundo
económicamente globalizado.
Al compartir con el Pueblo de Dios nuestras convicciones,
preocupaciones y esperanzas, animamos a todos a mantener vivo el
entusiasmo para participar en las responsabilidades políticas,
promoviendo en todo momento el bien común.
Por intercesión de la Santísima Virgen María, pedimos al Señor de la
Historia que ilumine nuestras conciencias para que podamos realizar
en todo momento la sabia recomendación del Apóstol San Pablo:
Examínenlo todo, quédense con lo bueno. Apártense de toda clase de
mal.
Guatemala de la Asunción, 9 de mayo del 2003.
+ Rodolfo Quezada Toruño
Arzobispo de Guatemala
Presidente de la Conferencia Episcopal + Víctor Hugo Palma
Obispo Coadjutor de Escuintla
Secretario General de la Conferencia Episcopal Notas: [1] Cfr CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA, 2240. [2] Cfr JUAN PABLO II, Carta apostólica Christifideles laici, 42 [3] Cfr X ASAMBLEA DEL SINODO DE LOS OBISPOS, Octubre del 2002. [4] JUAN PABLO II, Mensaje para la Jornada mundial de la paz, 1 de Enero del 2003, en el 40 aniversario de la Encíclica del Beato Juan XXIII "Pacem in terris". [5] Cfr JUAN PABLO II, JUAN PABLO II, Carta en la proclamación de Santo Tomás Moro como patrono de los Gobernantes y de los Políticos, Año 2001. [6] Cfr CONGREGACION PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Nota doctrinal sobre el compromiso y la conducta de los católicos en la vida política, 24 de Noviembre del 2002. [7] CONSTITUCION DE LA REPUBLICA DE GUATEMALA, Art. 1.
Arzobispo de Guatemala
Presidente de la Conferencia Episcopal + Víctor Hugo Palma
Obispo Coadjutor de Escuintla
Secretario General de la Conferencia Episcopal Notas: [1] Cfr CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA, 2240. [2] Cfr JUAN PABLO II, Carta apostólica Christifideles laici, 42 [3] Cfr X ASAMBLEA DEL SINODO DE LOS OBISPOS, Octubre del 2002. [4] JUAN PABLO II, Mensaje para la Jornada mundial de la paz, 1 de Enero del 2003, en el 40 aniversario de la Encíclica del Beato Juan XXIII "Pacem in terris". [5] Cfr JUAN PABLO II, JUAN PABLO II, Carta en la proclamación de Santo Tomás Moro como patrono de los Gobernantes y de los Políticos, Año 2001. [6] Cfr CONGREGACION PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Nota doctrinal sobre el compromiso y la conducta de los católicos en la vida política, 24 de Noviembre del 2002. [7] CONSTITUCION DE LA REPUBLICA DE GUATEMALA, Art. 1.
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