El derecho al desarrollo de los pueblos

24/08/2009
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El derecho al desarrollo de nuestros pueblos latinoamericanos, es un tema sumamente importante en la actualidad, debido a las políticas de dominación impuestas por los países industrializados, bajo el auspicio de instancias multilaterales, con un manto de supuesto desarrollo sustentable.
 
Una vez, que las Naciones Unidas aprobara la Declaración sobre el Derecho al Desarrollo como derecho humano, los países industrializados, desvirtuando la esencia de la Declaración, reforzaron e impulsaron su poderío imperial, destinado a controlar los escenarios internacionales, con la justificación de que el camino para que los pueblos del mundo tuviesen una visión clara del derecho al desarrollo, tenían que regirse a una serie de exigencias “económicas”, supuestamente destinadas a elevar la calidad de vida de sus habitantes y, a su vez, tener un mejor poder adquisitivo de consumo.
 
Principalmente, el franco abierto de dichas políticas económicas de mercado, se libró mediante el control de la educación primaria, intermedia y universitaria de los países que conforman nuestra región, la cual ha estado dirigida, fundamentalmente, en insistirnos sobre el derecho que tenemos como ciudadanos y ciudadanas a un desarrollo sustentable y sostenible, que llenen o cubran las necesidades básicas del ser humano como el agua, la salud, vivienda, educación, cultura, deporte, etc., mediante la implementación de políticas públicas prediseñadas en la famosa alianza entre el gobierno y el sector privado, agregándole el sustento de la economía globalizada como forma principal de integración geopolítica que busca el desarrollo de los pueblos.
 
Dicho desarrollo sustentable, como lo llaman los grandes representantes del sistema globalizado, se encuentra estrictamente basado en la imposición de líneas económicas de mercado, destinadas al reimpulso del comercio, con la intención de proyectar sus productos de bienes y servicios en la ciudadanía; todo ello, manipulado con un discurso que pretende calar en la sociedad como incentivo de calidad de vida que primogénitamente generaría empleos directos e indirectos y lo que llaman el sano esparcimiento, olvidando los famosos genios del neoliberalismo, que las políticas económicas del libre mercado, lejos de ayudar al desarrollo de los pueblos, ha generado en nuestras sociedades desigualdades, explotación del hombre por el hombre, miseria y pobreza; ya que de ninguna manera, la tesis neoliberal impulsa el derecho a la participación ciudadana en asuntos que le conciernen y mucho menos lo empodera de derechos y conciencia política.
 
Con relación a lo antes expuesto, resulta importante destacar las batallas que se han librado, desde la época de la conquista hasta nuestros días, contra los controles hegemónicos de poder imperial que nos han querido imponer los grandes países industrializados del mundo, vendiendo la idea de que el desarrollo va aunado a lo que llaman ellos “calidad de vida” y “confort”, es decir, que la comodidad del ser humano tiene que estar ceñida al lujo y el poder adquisitivo, traducido como la verdadera fórmula para erradicar la pobreza y la miseria.
 
Obviamente, el sistema neoliberal globalizador impuesto a nuestros países latinoamericanos, marcado con el supuesto tema de ayuda para el desarrollo, lejos de erradicar la pobreza y la miseria en nuestros pueblos, ha generado grandes desigualdades sociales, políticas y económicas, incrementando desproporcionadamente los índices de pobreza, desnutrición, miseria y hambre, forjando grandes divisiones de clases sociales traducidas entre las dominantes, que gozan de todos accesos a los servicios públicos de calidad (privilegios), mientras otros ciudadanos y ciudadanas estaban completamente invisibilizados y excluidos de la sociedad.
 
Todo ello es debido, a que las políticas económicas programadas por los gobiernos neoliberales, no tocaban el fondo de las realidades de nuestros pueblos; como por ejemplo, el tema de la educación en igualdad de condiciones y oportunidades, los temas culturales y el respeto e impulso de las tradiciones autóctonas de nuestras comunidades, los núcleos de desarrollo endógeno relacionados al tema de la vivienda y servicios comunitarios, es decir, el camino impuesto por las políticas del comercio internacional, como punto álgido para el desarrollo, estuvieron y siguen erróneamente direccionada, al control y dominio del mercado capitalista, resumido en un dominio de explotación imperial, sometido a políticas económicas financieras, donde se destacan por ejemplo, la participación de los grandes accionista bancarios mundiales y las trasnacionales con las fórmulas explotadoras de enriquecimiento.
 
Entonces, surge una pregunta muy interesante…¿tenemos los países latinoamericanos derecho al desarrollo sustentable que garantice educación, cultura, salud, trabajo, vivienda, deporte, servicios públicos, etc., en igualdad de condiciones y oportunidades, garantizando la participación activa del pueblo en asuntos que le conciernen o, para que se hable de desarrollo sustentable, tiene que estar involucrado la mano invisible del mercado impulsada por los países industrializados y los organismos multilaterales, que giren pautas de actuación a gobiernos de turnos?
 
Particularmente, considero que para hablar de desarrollo sustentable de nuestros pueblos Latinoamericanos tenemos que tomar en cuenta factores sociales, traducidos en derechos civiles, políticos, sociales, culturales y económicos, en estricto apego y respeto de los derechos humanos universalmente reconocidos, que garanticen a los ciudadanos y ciudadanas desarrollarse integralmente, con plena libertad de conciencia, basada en la solidaridad y hermandad por el prójimo y el colectivo, antes que el terrible egoísmo e individualismo que ha demostrado a lo largo de nuestra historia latinoamericana desigualdades traducidas en miseria y pobreza, creando políticas discriminatorias, las cuales giran en torno del poder económico y político que representen.
 
Todo ello, expresa que el sistema neoliberal impuesto por los países industrializados a nuestra región latinoamericana como políticas para el desarrollo fracasó; tomando como indicativo el tema de la crisis económica que terminó de sepultarlo, más allá del deseo de algunos de rescatarlo y volverlo a implementar.
 
Varios países de América Latina y el Caribe, desde el punto de vista de su historia política y económica, han comenzado a implementar formas o mecanismos de cambio en las políticas públicas, destinadas a satisfacer o cubrir con eficiencia y eficacia todas aquellas desigualdades que generó el sistema nefasto neoliberalista, dentro de los cuales se encuentran países como Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Bolivia, Paraguay, Antigua y Barbuda, Honduras (país que atraviesa una crisis política debido a un golpe de Estado De Facto de la derecha con apoyo del imperio norteamericano), entre otros países, que definitivamente, han decidido crear e innovar nuevas metodologías de cambios sustantivos Revolucionarios en la planificación operativa para el desarrollo de un país, con políticas de integración y unión latinoamericana, basados en la igualdad y la autodeterminación de los pueblos, sin tomar modelos del pasado, más bien, como diría el peruano intelectual José Carlos Mariátegui “La revolución no debe ser calco ni copia, sino creación heroica”; todo ello, destinado a alcanzar el sueño del Libertador Simón Bolívar que data de 1820, el cual percibía que las insipientes naciones latinoamericanas deberían estar unidas contra embates de intereses extranjeros tales como España o los Estados Unidos, y procurar la independencia de países que seguían bajo el dominio de los colonizadores.
 
Hoy por hoy, en nuestra región latinoamericana el sueño del Libertador está mas vivo que nunca, en vista de que muchos países Latinoamericanos han tomado rumbos independentistas, destinados a fomentar e impulsar un verdadero desarrollo de nuestros pueblos, con políticas de unión, respeto, igualdad de oportunidades y condiciones; superando barreras imperiales impuestas por los países industrializados y por los organismos multilaterales como el FMI, el BM y la OMC.
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