Fracaso de la ministerial de la OMC y el dilema brasileño

17/08/2008
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La percepción internacional de que Brasil, con su postura de aceptación de las propuestas de Pascal Lamy en las fracasadas recientes negociaciones en Ginebra, creo tensión al interior de sus socios del MERCOSUR, especialmente con Argentina, no respaldó la posición de India, ni de China, y en consecuencia tampoco las demandas del G33, ni del NAMA 11, se ha convertido en un deterioro de la imagen y el liderazgo de Brasil, y en una interrogante por desentrañar.

 

Para Romain Benicchio, representante en Ginebra de Oxfam Internacional, la posición de Brasil en la última conferencia de la OMC "es difícil de desentrañar". Tradicionalmente lideró una gran coalición de países en desarrollo, pero en esta ocasión "no se los escuchó mucho", estimó.  Ahora debe haber "una gran diferencia en sus intereses", dedujo, según nota de IPS.

 

Una especialista de IATP, según la misma fuente, comparó la actitud de Brasil en la conferencia ministerial de la OMC, realizada en 2003 en Cancún, con la de esta semana en Ginebra. En Cancún, la delegación brasileña fue más defensiva y más radical en el impulso de la causa de los países en desarrollo. Por el contrario, en esta reunión… se mostró más dispuesto a hacer concesiones y a permitir que Estados Unidos continúe con sus subvenciones que distorsionan el comercio agrícola, reflexionó.

 

Y en opinión franca del Secretario de Relaciones Internacionales y vicepresidente de la Confederación Nacional de Trabajadores Rurales (Contag), Alberto Broch, Brasil fue uno de los responsables de las divisiones en el llamado grupo G-20. "Al ser el líder de este grupo somos responsables de ceder a las presiones de la agroindustria en relación con el mecanismo de salvaguardia especial que atendiese principalmente a las exigencias de China, India y Filipinas. Otro problema fue que Brasil aceptó la propuesta de los Estados Unidos de apertura de los mercados para los productos industriales de los países desarrollados, lo que supondría la violación de un acuerdo alcanzado en el marco del Mercosur" (Boletín de Contag, 30-07-2008).

 

Por su parte, la REBRIB (la Red Brasileña de Brasileña de Integración de los Pueblos) evaluó que “Brasil mantuvo su conocida posición, de dar prioridad a la apertura de los mercados del Norte para las exportaciones de la agroindustria, a cambio de hacer importantes concesiones en las áreas de reducción de los aranceles de los sectores industriales y de servicios. La insistencia de Brasil de mantener esta posición acabó teniendo graves consecuencias políticas… Brasil acabó vaciando su liderazgo por haberse distanciado de las preocupaciones y los intereses de los socios estratégicos de la coalición” (Manifiesto del 31 de julio de 2008)

 

Y pese a los múltiples comentarios de Celso Amorim, de que él continuará siendo el portavoz del G20, "en los temas en los que estamos de acuerdo".y "En las cuestiones en las que hay antagonismo debemos mantener cierta neutralidad. Somos muchos actores"(Efe, 26/07/2008), es evidente que no se puede ocultar el desgaste y el fracaso de la línea encabezada por tan experimentado embajador.

 

Aún más, en opinión de Rubens Ricupero, ex ministro brasileño, ex director de la UNCTAD, y experto muy reconocido: "La mayor derrota para Brasil en Ginebra ha sido con Argentina, su principal socio en el Mercosur", dijo Ricupero al diario O Globo, quien consideró que "al acercarse a Estados Unidos y la UE" en los tramos finales de las negociaciones, la diplomacia brasileña "acabó desgastada con otros países emergentes". El ex ministro afirmó al diario O Globo que "la relación con Argentina ha empeorado" y previó que el fracaso en la OMC "dejará cicatrices" tanto en el Mercosur como el Grupo de los 20 (G20), formado por naciones en desarrollo que presionaron por el fin de los subsidios agrícolas en los países más ricos. (Según nota de Efe, desde Brasilia, del 30-07-2008).

 

¿Reparando daños o re-definiendo estrategia?

 

La reciente magna reunión del 4 de agosto, de cientos de empresarios esencialmente industriales brasileños y argentinos, en Buenos Aires, encabezados los presidentes Cristina Kitchner y Luis Inacio Lula Da Silva, quizá signifique una de las vías de reparación o distensión de las relaciones afectadas durante las negociaciones en la OMC. Sin embargo, también parece un paso delante de la línea política que privilegia el integracionismo regional, frente a la línea maltrecha de la diplomacia brasileña, encabezada por Celso Amorim.

 

Según reconocidos analistas brasileños especialistas en relaciones internacionales, como por ejemplo el ex embajador José Botafogo Goncalves, presidente del Centro Brasileño de Relaciones Internacionales (Cebri) y Eduardo Viola, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasilia (UnB), citados por diferentes agencias internacionales en distintas ocasiones, en el gobierno de Lula se ha venido produciendo una lucha por definir el rumbo de la política exterior de Brasil. Mientras que para otros analistas internacionales, esos cambios en la política exterior se relacionan con la lucha interna por definir y/o consolidar un modelo brasileño.

 

Hace dos años, José Botafogo Gonçalves, opinó que Brasil debería retomar "la agenda incompleta" del Mercosur. Dijo que concentrado en las negociaciones de la OMC, Itamaraty abandonó el afianzamiento de la integración sudamericana. "Itamaraty desperdició recursos humanos y financieros, en vez de concentrarlos en el afianzamiento del Mercosur". El resultado, para Botafogo, citado por el diario brasileño  fue un fracaso de la política que era la mayor prioridad de Itamaraty, la integración de América del Sur. Indicó que Itamaraty estaba privilegiando las negociaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) "porque llegar a un entendimiento entre todos los países es obviamente mejor que un acuerdo bilateral o regional. Mas faltó foco. Itamaraty no pasó por estadios intermedios…El error fue privilegiar OMC y paralizar las negociaciones regionales. Los acuerdos regionales deberían haber sido estimulados. Estamos muy para atrás en este juego de las regiones.

 

En ese juego de regiones, este lunes 4 de agosto, Brasil arribó a Buenos Aires con una enorme delegación, una cartera de proyectos y un atractivo paquete de créditos del banco gubernamental de desarrollo por 1, 700 millones de dólares (para comprar empresas argentinas comentarían amargamente algunos periodistas del Clarín).

 

Con un enfático llamamiento, el presidente brasileño subrayó que las empresas "pueden mucho más" que él y su homóloga, Cristina Fernández, cuyas gestiones son "pasajeras" una vez fijado el rumbo integracionista. Las empresas tienen el papel "más importante" tanto para "juntar cadenas productivas" como para ayudar a superar "las burocracias que los están entorpeciendo", insistió "por amor de Dios" ante un millar de ejecutivos de ambos países.

 

Por su parte, la presidente de Argentina  C. Fernández instó a "aprovechar la oportunidad única" que supone el crecimiento económico de Argentina y Brasil "en un mundo que cambia en forma muy acelera". La mandataria indicó que los empresarios tienen "casi al alcance de la mano" la posibilidad de profundizar la "alianza productiva clave", el lema de la cita empresarial, "para captar oportunidades" de negocios "e ir a otros mercados".

 

Los empresarios de ambos países se declararon dispuestos a aceptar el reto y los argentinos, que penan por la escasa financiación, mostraron gran interés en los créditos que ofrece Brasil para emprendimientos conjuntos, reseño la agencia Efe.

 

En esta importante reunión de industriales, programada antes del fracaso de Ginebra, Paulo Skaf, líder de la poderosa Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (FIESP), y aliado político de Lula y de Marco Aurelio García, asesor internacional del presidente de Brasil, consideró que "no vale la pena perder el tiempo" en la Ronda de Doha. "Lo mejor es asociarse con empresas argentinas para sustituir compras a terceros países, sobre todo a China, además de abrir nuevos frentes de negociación comercial y salir a competir en otros mercados", apuntó. Las citas son de la nota de EFE del 04-08-2008

 

Hace dos años, la FIESP propició "un acuerdo amplio" en la OMC. Sin embargo, dijo: "Doha puede culminar con un acuerdo 'ligth', o un acuerdo amplio. Nosotros creemos que es mejor ningún acuerdo a un mal acuerdo", anotó. Recordemos que la FIESP representa a 133 confederaciones de los más diversos sectores productivos de São Paulo, estado que mantiene una participación del 40% en la generación del Producto Interno Bruto (Según nota de abc.py del 2006-08-02.) y que en Brasil 0.5% de las empresas industriales concentran el 60% de la producción industrial brasileña (según cifras del IBGE, Abril, 2008). Además de que la industria manufacturera sigue teniendo una cuarta parte del PIB y cerca del 69% del valor de las exportaciones, según datos tanto IBGE como de CEPAL, 2008.

 

En tanto que el presidente de

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