Ecuador unitario, plurinacional e intercultural pero con los afroecuatorianos

14/04/2008
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El acuerdo del Bloque del Gobierno en la Asamblea Nacional Constituyente de declarar a Ecuador como un Estado Unitario, Plurinacional e Intercultural será esperanzador siempre y cuando esta filosofía incluya al pueblo afrodescendiente.

El principio de plurinacionalidad y de interculturalidad que abrazará a la nación no deberá referirse solo a los indígenas. Hacerlo así, sería ahondar en el racismo estructural y en la exclusión social, económica y cultural que desde la esclavitud ha pesado sobre los afroecuatorianos.

Los afroecuatorianos también son parte constitutiva de la nación. Su condición étnica, su identidad cultural y cosmovisión enriquecen el entramado multicultural de la patria. Los afroecuatorianos, desde la esclavitud (y esto no se debe olvidar) han hecho grandes aportes a la consolidación de la sociedad ecuatoriana, a la estructuración del Estado y al fortalecimiento de la cultura nacional.

Sin embargo el orden racial mestizo prevaleciente, el racismo estructural, el prejuicio racial y la discriminación institucional han obstaculizado el lugar de los afroecuatorianos en la identidad nacional. Dado estos factores al pueblo afroecuatoriano le ha tocado movilizarse por el reconocimiento y su ciudadanía.

Desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XIX los afrodescendientes fueron esclavizados. Gracias a ellos la economía colonial pudo sostenerse. Quito y Guayaquil no hubieran sido polos de desarrollo sin la fuerza de producción esclava. Durante la gesta independentista muchos esclavos murieron a favor de la causa bolivariana. Igualmente hubo generales y patriotas negros y negras. Pese a todo, aun fundado el Estado Nación Liberal la libertad y la ciudadanía fueron negada a los afroecuatorianos. Más aun, después de abolida la esclavitud en 1854, la condición de subalternidad de los afroecuatorianos continuó con el concertaje, el huasipungo y la servidumbre.

En la revolución liberal alfarista los afroecuatorianos engrosaron las montoneras. Su sueño era conquistar la ciudadanía. Sin embargo en constitución de 1905 el general Alfaro se olvidó de reparar y compensar a los afroecuatorianos que lucharon con él y hasta le salvaron la vida. En esta gloriosa constitución el orden racial mestizo solo protegió al indígena y reivindicó a la mujer. Las esperanzas de que la revolución liberal alfarista combatiera el racismo y la discriminación racial se esfumaron. Más bien los intelectuales liberales y conservadores de comienzos de siglo XX negaron e in visibilizaron a los hijos de la diáspora africana en Ecuador.

Durante todo el siglo XX los afroecuatorianos debieron luchar por su ciudadanía y contra el prejuicio racial del mestizaje ecuatoriano. Desde la literatura, el deporte, la intelectualidad y la organización ciudadana logran conquistar un lugar en la sociedad. La actual Constitución de 1998 les reconoce como Pueblo, una categoría jurídica y sociológica trascendental en el ambiente multicultural de ese entonces.

Este carácter de Pueblo le otorga al afroecuatoriano su condición de ciudadanía cultural dentro del Estado Social de Derecho. De allí que, igual que los indígenas, los afroecuatorianos también son sujetos de derechos colectivos: derechos al territorio ancestral, a la identidad cultural, a la consulta previa, al etnodesarrollo y a la participación política. Tales derechos colectivos se afianzan al amparo de los instrumentos internacionales de derechos humanos, como el Convenio 169 de la OIT, la Convención contra la Discriminación Racial y la Declaración de la III Conferencia Mundial contra el Racismo del 2001.

Hoy, cuando en Montecristi se discute el carácter unitario, plurinacional e intercultural del Ecuador, los afroecuatorianos necesariamente deben ser incluidos. Una visión contraría sería afirmar el orden racial y el racismo que cada día es mas fuerte en el imaginario nacional. La revolución ciudadana y el socialismo del Siglo XXI deberán reivindicar al pueblo afroecuatoriano en su derecho al beneficio de gozar plenamente de su ciudadanía con base en su identidad, su historia, cultura y etnicidad.

La declaración de Ecuador como Plurinacional implicar entender que los afroecuatorianos pertenecen a esa gran nacionalidad diaspórica que configura más de 150 millones de afrodescendientes en las Américas. Declarar Ecuador como Intercultural implica reconocer que el racismo estructural es una de las principales causas del desequilibrio y la simetría que existir entre todos los pueblos de la nación.

De allí que la gran esperanza es que los constituyentes recuerden que los afroecuatorianos también son Pueblo. Y como tal son parte de la nación multiétnica y pluricultural. Que sus aspiraciones en esta nueva Constitución están en lograr la reivindicación política de sus derechos ancestrales: Derechos a ser pueblo, a no ser discriminado, a ser ciudadanos con igualdad en la diversidad. Y sobre todo el derecho a ser libres en esta patria heredada por los abuelos esclavizados.
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