Movimientos sociales siguen vigentes

11/04/1996
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El movimiento social y popular no ha sufrido una derrota política contundente como en otros países de América Latina en los que el proyecto neoliberal se impuso de manera fulminante, devastando y reduciendo a la mínima expresión las estructuras sindicales y populares.
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Lo señalado quizá se deba a que los dogmas del libre mercado llegaron con cierto retraso al Ecuador y eso ha permitido evaluar las experiencias de otros países como México, Perú y Argentina. Si bien los programas de ajuste se vienen aplicando desde 1982 con toda su secuela de pobreza, reducción del gasto social y deterioro de los servicios públicos, el programa de privatizaciones recién comenzó con el gobierno de Sixto Durán Ballén que rige desde 1992.

Desde los movimientos sociales, se ha cuestionado los intentos de transferir a la empresa privada las áreas eléctrica y petrolera, la seguridad social, las tierras comunales y el agua de riego y el proyecto de introducir reformas legales para dar luz verde al proyecto autoritario, concentrador y excluyente.

La resistencia de los movimientos sociales, las pugnas entre los grupos económicos y la oposición de los partidos de centro y de izquierda han permitido neutralizar la fiebre privatizadora, impidiendo que la transferencia del acumulado público al sector privado se dé en forma total.

La oposición al modelo privatizador ha provenido sobre todo de la Coordinadora de Movimientos Sociales, que agrupa a la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONAIE, (la mayor organización indígena del país, fundada en 1986), a los sindicatos del sector público, y unas cincuenta organizaciones urbanas y rurales.

La presencia de la Coordinadora de Movimientos Sociales se afianzó con el triunfo del NO en la consulta del 26 de noviembre de 1995, en la cual jugó un papel protagónico en la orientación del electorado.

A raíz de esta experiencia, la Coordinadora se planteó la participación electoral sin la mediación de los partidos. Con este fin se conformó el Movimiento Unidad Plurinacional Pachakútic-Nuevo País. Las reformas constitucionales aprobadas en el referéndum de agosto de 1994, permitieron la participación de los independientes sin afiliarse a ningún partido político.

El Movimiento Pachakútic Nuevo País impulsa la candidatura presidencial del independiente Freddy Ehlers, un conductor de un programa de televisión de gran audiencia, que en apenas dos meses de campaña, ha logrado situarse en el segundo lugar de las preferencias electorales, luego del candidato derechista Jaime Nebot, del Partido Social Cristiano, quien viene haciendo campaña desde hace siete años.

El Movimiento Pachakútic-Nuevo País postula como candidato a diputado nacional a Luis Macas, presidente de la CONAIE, e intervendrá en el proceso electoral del 19 de mayo de 1996 con candidatos en 35 de los 200 gobiernos seccionales, además de los candidatos a diputados provinciales.

Cambios en la organización popular

Con la consulta popular y el actual proceso electoral, es notoria la presencia de los movimientos sociales. Pero estas nuevas formas de intervención de las organizaciones sociales en el escenario público, se producen luego de una década de profundos cambios en el mapa de la organización popular ecuatoriana, en el que decaen unas expresiones organizativas, al tiempo que se constituyen y emergen otras.

En efecto, uno de los elementos más relevantes de la última década es el declive del movimiento sindical articulado alrededor del Frente Unitario de Trabajadores, FUT, que surgió en 1970 y actualmente agrupa a las cuatro principales centrales sindicales.

Como telón de fondo de la crisis sindical se encuentra el cambio del modelo económico. En efecto, en los últimos quince años, el país ha transitado de un modelo protegido de industrialización sustitutiva de exportaciones hacia un modelo de apertura internacional y fomento de las exportaciones, en donde la orientación central ha sido el pago de la deuda externa.

En este contexto, se han aplicado los programas de ajuste, se ha reducido el tamaño del Estado y ha crecido la informalidad, la industria ha perdido peso y se ha fortalecido el capital financiero y especulativo.

Junto a ello se han presentado otros factores de orden jurídico, ideológico y político (desaparición del bloque socialista, reformas laborales que limitan la organización sindical y la huelga, falta de democracia interna en las centrales, desprestigio de los dirigentes sindicales desde las cúpulas del poder) que han confluido para el declive del FUT.

En las décadas del 70 y 80, el movimiento sindical jugó un papel hegemónico en el movimiento popular. Indígenas, campesinos, pobladores, mujeres, jóvenes, participaban en los eventos y en las huelgas nacionales convocadas por el FUT, buscando que sus demandas específicas sean incluidas en la plataforma de lucha que elaboraba para negociar con los gobiernos de turno.

El punto más alto del protagonismo del FUT se produjo entre 1982 y 1983, durante el gobierno del demócrata cristiano Osvaldo Hurtado, como respuesta a un paquete de medidas de ajuste. Las movilizaciones fueron tan fuertes que el gobierno quedó prácticamente maniatado.

Nuevas articulaciones sectoriales

Ante la crisis de la centralidad sindical, en la década del ochenta se gestan otros actores sociales que se separan, se autonomizan y buscan espacios propios de acción, reflexión y expresión. Estos son: el movimiento indígena, el movimiento de mujeres, los ecologistas, los activistas de los derechos humanos, los afroecuatorianos, los jóvenes. El mundo popular se vuelve más diverso, más complejo y heterogéneo, y se refuerzan las identidades de género, étnicas, generacionales, regionales y nacionales.

Muchos de estos sectores ya existían anteriormente, pero comienzan a potenciarse a raíz de que se reconocen como sujetos que tienen problemas comunes no resueltos e identidades propias, planteándose formas propias de organización y actuación.

En la década del 90, el movimiento indio se manifiesta como un actor revitalizado que reactualiza la lucha por la tierra y cuestiona las raíces de la conformación del Estado, presenta propuestas novedosas y polémicas como el Estado plurinacional y cuenta con una gran capacidad de movilización y de incidencia social y política. El movimiento indígena opone sus concepciones colectivistas y solidarias al modelo neo liberal individualista y excluyente.

Articuladas a través de problemáticas comunes (violencia, subordinación, desigualdad de oportunidades, discriminación) el movimiento de mujeres ha ido avanzando y ganando espacios en la última década. Un intento de conformar el movimiento de mujeres se produjo en 1987, pero este sueño empieza a hacerse realidad en este año, con la realización del Primer Congreso de Mujeres en donde se aprueba una agenda política que fue presentada a consideración de todos los candidatos presidenciales.

En los afroecuatorianos, el proceso de articulación es más lento. Aunque han existido intentos de coordinación entre las organizaciones negras, todavía no llegan a estructurar un movimiento. En todo caso, los negros, en momentos puntuales, se han movilizado para defender sus asentamientos tradicionales y expresar su inconformidad con las manifestaciones de racismo, todavía muy arraigadas en el Ecuador.

Tras el declive del movimiento estudiantil, los grupos juveniles se encuentran en un proceso de búsqueda de su identidad y han comenzado a dar los primeros pasos para articularse como movimiento con capacidad de interpelar al Estado ya la sociedad, poniendo en primer plano los derechos juveniles.

En el movimiento barrial actúa más a nivel local y todavía no cuajan las posibilidades de lograr una representación nacional. Sin embargo, a fines del año anterior, las más importantes federaciones poblacionales de 15 ciudades se reunieron en un evento denominado "La Ciudad que Queremos", en el que eligieron una comisión coordinadora.

Las causas de los derechos y de la defensa del medio ambiente son temas de creciente interés. Los ecologistas y los defensores de los derechos humanos, actúan en el plano de la opinión pública y tienen relación con otros movimientos sociales.

Aunque han habido intentos de unificación, como es el caso de la Coordinadora de Movimientos Sociales, todavía los movimientos sociales no han encontrado un gran espacio de interrelación y actuación conjunta, que respetando la diversidad sea capaz de actuar con objetivos comunes. Cada movimiento todavía privilegia sus propios intereses y su fortalecimiento interno. Pese a ello, en todos los movimientos se ha comprendido la necesidad de pasar de la protesta a la propuesta, como una de las formas de alcanzar respeto y credibilidad.

Publicado en el Servicio Informativo, Nº 230, ALAI, 12- 04-1996, Quito.
https://www.alainet.org/es/active/23229
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