Energéticos y capitalismo

Petróleo, capitalismo mundial y vendepatrias

11/02/2008
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  • Opinión
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El hombre requiere energía para su existencia y desarrollo. La obtiene de la naturaleza, del sol, del viento, de las caídas de agua, de las mareas; pero también por su propio esfuerzo. Las grandes necesidades de alimentación, de vivienda y espacios aclimatados, el desarrollo de la producción, el transporte y en general su forma de vida actual, le exige generarla y manejarla a gran escala. Para el 2006 produjo, distribuyó y consumió más de 82 millones de barriles de petróleo por día (México produce poco más de 3 millones de barriles por día). Pero este proceso vital de la vida de los hombres no está exento de contradicciones.

 La fuente principal de energía en el mundo sigue siendo el petróleo (aceite y gas), que en el año 2004 representó 61% del consumo mundial aunque el precio es cada día más elevado. Esto es así debido al desarrollo económico e industrial de populosos países como China e India, a las guerras de agresión del gobierno de Estados Unidos en países del Medio Oriente y a que el grado de descubrimientos de nuevas reservas, es menor al nivel de consumo.

Pero la generación y consumo de energía manifiesta contradicciones aún más graves. La principal es que no todos los seres humanos ni pueblos la tienen a su alcance. Más específicamente: el consumo se concentra en determinadas naciones y sectores de las mismas. Un solo país, Estados Unidos, con menos del 5% de la población mundial absorbe la cuarta parte del consumo mundial de energía primaria y solo produce el 8 %, mientras que en el continente africano, el más pobre del orbe, se produce el 12% y sólo consume el 3%.
   
Quienes y dónde se deciden los destinos del petróleo de México

    En 1994, los integrantes del PRI, en ese momento dirigidos por Salinas de Gortari y apoyados por el PAN de Diego Fernández de Ceballos, firmaron la condena contra cerca de 100 millones de mexicanos: comprometieron el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y ocultaron los anexos donde ofrecieron tajadas de PEMEX para los capitales extranjeros. No les fue suficiente. Trece años después, a pesar de las nefastos resultados de su globalización, competitividad y modernidad, como la exacerbación de la migración, el narcotráfico, la pobreza y el estancamiento de la industria petrolera; se reedita la traición nacional: ahora los panistas Fox (en 2005) y Calderón (en 2007) con el silencio cómplice de los capos del PRI, ya han signado a espaldas de los mexicanos otro nuevo compromiso, en este caso, sin siquiera informar a sus propios legisladores. 

Este es un pacto denominado Acuerdo para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte o ASPAN por sus siglas. En realidad no es un tratado pero si busca mantener la prosperidad de sus negocios y la seguridad MILITAR de que los pueblos no impedirán que el capital de las multinacionales se siga acumulando. Y han decidido en especial el control sobre los energéticos, por principio el gas y la electricidad; pero también incluye apartados como el de la alimentación, el automotriz, el farmacéutico, el del acero, el de la salud. Es el primer paso de un proyecto más ambicioso: la integración de las riquezas del continente, entre ellas la fuerza de trabajo y el mercado, bajo su control.

    Básicamente son treinta representantes capitalistas, empresarios de Estados Unidos, Canadá y México bajo la dirección de los primeros, dedicados –dicen- a un diálogo formal entre buenos vecinos. Se coordinan en Consejos de Competitividad, Grupos de Trabajo, Consejos de Comercio, Comités de Cooperación Trilateral, donde de acuerdo a las líneas de negocio que monopolizan (energía, alimentación, salud, automotriz, acero, comunicaciones,…) y utilizando como empleados a los ministros de sus respectivos países, elaboran los estudios y los planes -eso si con recursos públicos-, que después presentan como recomendaciones en las reuniones trilaterales de los jefes de estado, como sucedió en agosto del 2007 en Montebello, Canadá. Constituyen en la práctica un gobierno corporativo de Norteamérica que determina políticas públicas a espaldas y al margen de los pueblos, de sus poderes legislativos; es decir; dan un golpe de estado al asumir una autoridad que no les corresponde.

    En la última sesión, los acuerdos en lo que se refiere a energéticos, para México, señalan cómo deben activar el proceso desintegrador de PEMEX (para 2009 ya existirá GASMEX), cómo se deben desarrollar empresas “mixtas”, como generar energía eléctrica fuera del ámbito exclusivo del Estado.

    Solo así se puede comprender el afán por engañar a la sociedad y justificar hasta la ignominia el entreguismo de priístas, las gestiones de Téllez a favor de la ENRON, las de Lajous a favor de compañías inexpertas en Cantarell, de Reyes Heroles cabildeando para las compañías de ductos de Canadá y Texas, la extensa penetración de contratos de la Halliburton, la recién descubierta intervención de Esso en petroquímicas, la necedad en las alianzas “tecnológicas” con Shell en aguas profundas, etc., etc. En ese mar de tiburones los nuevos empresarios y prestanombres sexenales, políticos panistas y mafias priístas, rondan como pirañas saciándose con las sobras nada despreciables: De la Madrid, Zedillo, Gil Díaz, Slim, Bueno Torio, Mouriño, Labastida, Heroles, Deschamps, Pavón Vinales, Lajous, Elías Ayub.

    Tiene razón nuestro compañero Pierre Yves, intelectual de las Redes Québequenses, cuando afirma: el ASPAN es el gobierno corporativo, es el gobierno de las trasnacionales, es la dictadura del capital. Nada que ver con la integración entre los pueblos, es la integración de los intereses de una minoría empresarial que bajo el espíritu capitalista nunca tendrá llevadera ni compasión hacia los pueblos y su futuro.

    Hoy Calderón, Mouriño, Genaro Borrego y Labastida, con el pretexto de las reformas energéticas, se aprestan para colocar la soga de la cual en unos años colgarán los despojos de un país que pudo ser libre y que se llamaba Estados Unidos Mexicanos; pues en su proyecto de negocio, más no de Nación, la energía es otra mercancía para ofrecerla al mejor postor y no un derecho básico de la humanidad.

 Bien recomendaba un embajador norteamericano hace cerca de 100 años: no necesitamos gastar una sola bala para controlar a México, se trata de tener paciencia, se trata de educar a los hijos de los políticos mexicanos en nuestras universidades, y ellos serán los que nos entreguen a su país. Ya están esos seres en el gobierno, los Chicago boys priístas junto con los  negociantes y nuevos ricos panistas, como eficaces operadores y representantes de las multinacionales y la oligarquía nacional.

 Nicolás Alfredo Hernández Peñaloza

Trabajador de PEMEX Exploración Producción, vicepresidente fundador de la UNTCIP, integrante de la coordinación nacional del Comité Nacional de la Energía y coordinador del Instituto de Estudios Energéticos de los Trabajadores de AL y el Caribe-Capítulo México.

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