Luís Britto García expone:

Tenores de la Reforma Constitucional

18/09/2007
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En los tiempos que corren, al centro del debate político venezolano hoy se encuentra el anteproyecto de Reforma Constitucional que el presidente Hugo Chávez puso a consideración de la Asamblea Nacional el pasado 15 de agosto, cuyo dictamen posteriormente será sometido a referéndum popular para su aprobación. La propuesta plantea la modificación de 33 de los 350 artículos de la Constitución vigente desde 1999, menos del 10% del articulado, con el propósito de establecer ajustes considerados como indispensables para profundizar la “democracia participativa y protagónica”. Para buscar precisiones sobre el alcance y sentido de tal anteproyecto (minimizado por el “consenso mediático” a la reelección presidencial), ALAI conversó con Luís Britto García, historiador, catedrático universitario e integrante de la comisión que formuló sugerencias para las reformas planteadas. Estos fueron sus señalamientos.

Un salto significativo

En el anteproyecto de Reforma Constitucional, en primer lugar, se prohíbe el latifundio. Ya no es que se lo va a combatir o que se lo declara contrario al interés social: se lo prohíbe. Para el efecto, se toman medidas para que el Estado transfiera los latifundios a organizaciones comunales, organizaciones populares, etc. Se dota de poderes al Estado para que pueda, en caso de necesidad, asumir ciertas ramas de la producción agrícola, pecuaria, acuífera u otras.

Por otro lado, en cuanto a los hidrocarburos, se acoge en la Constitución el principio de que el Estado tiene el control en la industria de los hidrocarburos sólidos, líquidos y gaseosos, porque en la Constitución anterior, por un aparente descuido, únicamente se dijo que tenía el control de la industria de los hidrocarburos líquidos como si no existiera gas, como si no existiera bitumen y otras variedades de hidrocarburos que son más o menos sólidas.

Asimismo, se declaran y reconocen varios tipos de propiedad, una propiedad estatal, una propiedad social, una propiedad colectiva, cuando diversos grupos de diferentes personas ejerzan en conjunto la gestión de un bien económico, una propiedad mixta y, finalmente, se reconoce también la propiedad privada, sobre los bienes habidos legítimamente o como resultado del trabajo.

Esto coincide con una serie de medidas de suma importancia tendientes a mejorar la condición de clases o grupos sociales muy excluidos hasta el presente, por ejemplo, los trabajadores sin patronos, o los trabajadores por cuenta propia, que, de hecho, forman gran parte del llamado sector informal de nuestros países latinoamericanos. Esta gente no tiene acceso a la seguridad social. La propuesta constitucional es que se cree un fondo con aportes del Estado, pero con aportes también de ellos, a fin de que éstos puedan gozar de seguridad social. En la Constitución que ya está vigente, se les reconoció el regreso a las prestaciones sociales que habían sido disminuidas en una gran medida por un gobierno social cristiano que hubo anteriormente.

Además, hay un avance muy importante en cuanto a calidad de la vida, porque se decretó un máximo de jornada de seis horas diarias y 36 horas semanales de trabajo. Este es un salto sumamente significativo, de hecho, a veces las jornadas de trabajo en Venezuela, teniendo en cuenta que la gente madruga y tiene que trasladarse desde muy lejos para llegar al sitio de trabajo, son verdaderamente arrolladoras.

Paso al socialismo

Otro elemento importante que se contempla es el reconocimiento constitucional de fenómenos organizacionales que han ido adquiriendo una importancia cada vez mayor en Venezuela, como son las misiones.

El proceso bolivariano ha heredado de lo que llamamos la cuarta república una estructura de Estado sumamente compleja, incluyendo un funcionariado que es inamovible totalmente, y con regímenes legales muy deficientes que hacen imposible removerlo, entonces, ante esa especie de infuncionalidad de una parte importante del Estado, se tuvo que recurrir a lo que llamamos misiones.

Las misiones han sido enormes voluntariados en las cuales grandes masas de personas cumplen con objetivos de bien colectivo por una remuneración enteramente simbólica, que, a veces no llega ni siquiera al salario mínimo y, sin embargo, casi todos los grandes saltos que se han dado han sido en base a estas misiones. Por ejemplo, la eliminación del analfabetismo no se habría logrado nunca en la historia de Venezuela, el llevar la asistencia social prácticamente a todos los estratos pobres, la asistencia médica, fundamentalmente, el expandir la accesibilidad de los alimentos básicos subsidiados a casi toda la población, más que duplicar la matrícula de educación media y universitaria, a más de la matrícula que existía, gran parte de todos estos logros ha sido fruto de las misiones.

Pero hay otras figuras que están surgiendo que son los llamados consejos comunales y otras organizaciones populares. Los consejos comunales son organismos que reúnen a personas de una vecindad, o de una rama de producción, y entonces a ellos mismos se les encomienda la gestión y la realización de intereses colectivos, por ejemplo, administrar el ingreso municipal en obras públicas, verificar que se estén cumpliendo las metas de las obras fijadas y pautadas, ejercer contraloría social sobre los funcionarios, participar con los funcionarios en mesas de discusión sobre la aplicación de políticas.

Ese es otro elemento muy importante, que empezó con una figura llamada las mesas de agua. Sucede que antes llegaba un funcionario y determinaba que se va hacer esto y esto otro y demás; pero con las mesas de agua, que eran relativas a la redistribución de los recursos hídricos, se empezaron a crear figuras de una participación popular muy expresiva. Llegaban los funcionarios y decían: miren el proyecto, la idea esencial es esta, y la comunidad señalaba sus necesidades, debatía, discutía, votaba y finalmente el proyecto se hacía conjuntamente con la comunidad. Esto fue la forma prototípica de un conjunto de organizaciones sociales, cuyo paradigma ahora son los consejos comunales, pero hay muchísimas más, en las cuales se está intentando instaurar un nuevo estilo, es decir, la administración tiene que ir pero tiene que actuar de consonancia con la comunidad, y en lo posible dándole a la comunidad funciones de contraloría social, en el caso más limitado, pero en otros casos ya de verdadera ejecución y participación en las tareas.

Estos son saltos fundamentales y lo importante de la reforma Constitucional es que reconoce este conjunto de nuevas formas organizativas, a esta gran movilización social que está ocurriendo en Venezuela. Y en ese sentido, yo diría que abre paso al socialismo; todavía no es que directamente de esta Constitución se pueda decir que hay un socialismo, pero si abre paso al socialismo.
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