Desarrollo (nueva definición)

16/09/2007
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  • Opinión
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Argentina para cambiar debe involucrase decididamente, con determinación y entusiasmo en un nuevo concepto de desarrollo sustentado en una realidad macroeconómica estable.

Esta nueva definición ha de fincarse en una institucionalidad fortalecida, en un pensamiento propio y en el conocimiento científico-tecnológico destilado en la experiencia de las lecciones internas y externas financiando la innovación, pública y más privadamente.

Es una estrategia de progreso hacia un comprensivo, coordinado y duradero programa de desarrollo que debe tener como primer objetivo el desarrollo humano: su cultura, salud, seguridad y, como parte de estos tres aspectos, incrementar un uso y consumo más racional de servicios y bienes.

No debemos quedarnos en la coyuntura -interna y externa- de la realidad macroeconómico de que hablamos que posibilitó un crecimiento quinquenal extraordinario ni escondernos del mundo en un simulacro supranacional regional ineficiente y discrepante en aspectos superiores; mucho menos querer contrastarlo `extra muros´ .

Una reconversión de la política exterior permitiría a Argentina identificar mejor aquellos nichos en los que la promoción de sus productos y riquezas podría ser mejor garantizada, ya sea de manera individual o a partir de la conformación de alianzas estratégicas, situacionales y/o coaliciones entre países con los que, en un momento determinado, pudiera existir afinidad o complementariedad de intereses.

Pero este crecimiento no puede lograrse a expensas de un abusivo consumo de recursos naturales, menos que menos de aquellos no renovables sin esperar graves consecuencias ambientales suficientemente visibles, perniciosas y ponderables donde ya se produjeron.

Otra asignatura será coordinar y complementar mejor el desarrollo urbano con el rural, evitando y revirtiendo desarraigos que solo pauperizan las periferias de las grandes metrópolis con atractivos éxodos urbanos para reurbanizar el campo y favorecer como facilitar un desarrollo regional más armónico promoviendo, recuperando y revalorizando nuestras mujeres y hombres más talentosos, políticas federales diferenciadas con proactividad fiscal increpando institucionalmente cualquier desequilibrio en función de revertir todo desigual desarrollo relativo de nuestras provincias y las regiones que conforman un país que cuenta con un enorme territorio de infinita riqueza y lozanía lo que al fin y al cabo también significa construir `legitimidad´.

Esto último y todo lo dicho en materia de capital humano argentino que en ocasiones pareciera como una subespecie de `lastre´- nos coloca en la perspectiva de configurar e incentivar nuevas alternativas de industrialización brindando mayor importancia a las actividades científico-tecnológicas, a la calidad y eficiencia económicas, esforzándonos en alcanzar el más bajo consumo de recursos naturales, el menor daños ambiental, acrecentando y enriqueciendo los recursos humanos, la seguridad jurídica, el catálogo para los inversores y la armonía internacional a partir de nuestros vecinos más próximos.

Asimismo es preciso alcanzar y ofrecer simetrías regionales razonables en políticas fiscales, convergentes, cooperativas y complementarias con más políticas sociales y de incentivos para la infraestructura, el crédito, la producción, la agroindustria, el intercambio, las exportaciones, las nuevas tecnologías, la ciencia, la técnica y una investigación permanente para alcanzar respuestas adecuadas y vinculaciones personales con las nuevas oportunidades y demandas, con rigor científico, pragmatismo y prontitud hacia una cultura de la satisfacción.

De tal manera, las estrategias de desarrollo humano en situaciones de conflictitividad socioeconomía o de confrontación en el marco de la economía posmoderna, acredita y evidencia las ventajas de articular la cooperación sectorial e interinstitucional, `tipo´ de metodología que ya recibió el Nobel a la Economía, 2005´.

Por eso mismo, basta de dislates y desplantes que sólo nos postergan, someten y sumergen en una mayor confusión adolescente; basta de corrupción que está adquiriendo la máxima virulencia, alcurnia, cercanía, torpeza e impunidad en el campo político y, éste con –sus prácticas- poco menos, extraviado, sin novedad con una democracia admirable que hace toda clase de esfuerzos y sacrificios por permanecer y perdurar para evitar la tragedia que consistiría en no conseguir su realización plena.

Todo un detalle constituyen Chile, México y hasta Brasil -la misma China- al exhibir que han adquirido el don de la neutralidad política en sus desarrollos socioeconómicos y, singularmente, una vacuna eficaz contra todo personalismo que tanto –y siempre- agobia con catálogos de ilusiones y mágicas fantasías ante la descontrolada megaferia actual de vanidades vernáculas.

Ella merece sobradamente que juntos, todos, vayamos poco a poco, codo a codo operando desde el propio quehacer inspirados en lo maravilloso que desarrolló a nuestra hermosa nación en sus albores, aprendiendo de esos hombres, de esos próceres, de esas épocas con valores de familia, educación, trabajo, ahorro, justicia, desarrollo, fraternidad y patriotismo.

Por estos días y ante los próximos años por venir, si bien hay aspectos y situaciones reprochables, muchos son nuestros logros recientes -infrecuentes en tal manifestación a la luz de la crisis 2001-2002-, razón por la cual, bien podemos anhelar legítimamente que la nueva evaluación de los objetivos de desarrollo del milenio por parte de las Naciones Unidas concluyan también para Argentina en un merecido elogio que nos aliente a redoblar los esfuerzos y nos brinde más elementos de certeza en lo concerniente a un cambio vívido y creíble en cuanto tal.

- Roberto F. Bertossi es fundador de la primera Cátedra Universitaria de Derecho Cooperativo en Ibero América. Docente e Investigador de la Universidad Nacional de Córdoba – Republica Argentina.

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