El gol perfecto

29/05/2007
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Al presidente Uribe V. no le gusta que se conozcan sus secretos, que él llama razones de Estado o altos intereses de la patria. Cuando se propalan sus secretos el presidente bota su cólera y ruedan las cabezas de generales y de altos funcionarios, no por los hechos de corrupción sino por permitir la “filtración” de la información, por dejar que la verdad fluya. Los casos más patéticos de “filtración” y de atrabilis presidencial han sido: la masacre de Jamundí, las torturas de soldados en el Tolima o la interceptación de las llamadas de los paramilitares de Itagüí.

Es decir, los funcionarios salen del gobierno por informar; la transparencia es una falta contra el gobierno de la seguridad democrática. En cambio, se quedan los funcionarios que desinforman; los tristes ejemplos son el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), el Departamento Administrativo de Seguridad (Das) y el ministro de la defensa Juan Manuel Santos.

El Estado de derecho es un Estado que tiene el monopolio y el uso legítimo de la fuerza, un Estado que lo caracteriza el ejercicio público del poder; ese ejercicio público del poder es la transparencia, una cualidad del poder democrático que consiste en transparentar, en dejarse ver mientras se ejerce el poder.

No se puede confundir la transparencia con la propaganda política oficial, que es aquello que el Poder intencionalmente muestra, exhibe y publicita —casi siempre son sus logros en las mal llamadas rendiciones de cuenta—. Transparencia pública no son las vallas, los pasacalles, las ruedas de prensa arregladas, los boletines de prensa oficiales.

Transparencia es dejar ver lo bueno y lo malo, lo positivo y lo negativo, es poner el ejercicio del poder público a merced del escrutinio ciudadano.

Sin embargo, el Estado comunitario del presidente Uribe V. es el Estado del secreto, de lo oculto, de la reserva. Lo grave en el Estado Comunitario del presidente Uribe V. es que las cosas se conozcan sin el visto bueno del gerente de la democracia de opinión. El presidente Uribe V. es muy visible, muy evidente, pero no es transparente. Se deja ver en los medios de comunicación, pero no se deja ver en el ejercicio del poder. Se sabe qué dice por las cadenas radiales y de televisión, pero no se sabe qué ha conversado con los jefes paramilitares de Itagüí.

El presidente Uribe V. no quiere que se sepa porque necesita excarcelar a 300 guerrilleros de las FARC, a los 13 congresistas de la parapolítica, a los jefes paramilitares de Itagüí y a su ex director del Das. Se envuelve en huevo la motivación del acto administrativo, se incurre en desviación de poder. No hay transparencia y por eso se acude a la figura medieval absolutista de las razones de Estado. Como el Rey Sol de Francia (Luis XIV), el reelecto presidente Uribe V. quiere que sus aliados en la sombra, vean el sol en sus dominios que él llama granjas.

Por su parte, el ministro de defensa del Estado Comunitario de Uribe V., Juan Manuel Santos, confiesa que hizo parte de un concierto criminal oculto para impulsar un golpe de Estado contra el presidente Ernesto Samper Pizano. Este interés golpista lo llevó a confabularse con los jefes paramilitares y de organizaciones guerrilleras con el fin de refundar el Estado colombiano. En otras palabras, el Dr. Juan Manuel, presidente de la pomposa fundación Buen Gobierno, conspiró contra la democracia, patrocinó un concierto criminal contra un presidente constitucional.

Esos fueron los méritos para ser Ministro de Defensa del segundo gobierno del presidente Uribe V.

Después de todo esto —intentonas golpistas, calumnias, interceptaciones— le toca al ministro, hacerse lo que es, hacerse el manuel, y escribir en su curul que no le teme a las verdades y menos a las mentiras. Lo tiene que escribir porque no lo puede decir, carece de valentía para afirmarlo y lo detectaría inmediatamente el polígrafo.

La presencia del confeso golpista Juan Manuel Santos en el gabinete del reelecto gobierno de Uribe V. es la evidencia de un golpe perfecto a la Constitución de 1991.

- Rafael Rincón Patiño es director del Consultorio de Derechos y Gobernabilidad háBeas Corpus.

Fuente: el yesQuero

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Medellín, Colombia


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