Acuerdos de Paz, ¿Otra primavera perdida?

11/02/1998
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Guatemala.- Transcurrido un año de haberse firmado la paz, hacer un balance de los Acuerdos a la luz de la situación social y política de la población guatemalteca, es necesario. Sobre todo porque los Acuerdos llegan a un año de vigencia, en el momento en que la administración panista arriba a dos años de estar haciendo Gobierno y se inicia la cuenta regresiva del período presidencial. Logro o publicidad Si bien se afirma que los Acuerdos de Paz constituyen uno de los mayores logros alcanzados por el gobierno de Alvaro Arzú, y que por lo mismo, el presidente se vanagloria y beneficia nacional e internacionalmente de ello, sin embargo, no es menos cierto que éste es uno de los mayores problemas que enfrenta tanto ante la población guatemalteca como frente a la comunidad internacional. Esto porque al interior del pueblo guatemalteco y en la comunidad internacional, a la paz no se la ve únicamente como el fin del conflicto armado interno y menos aún, como el simple silencio de las armas o la permanente ausencia de enfrentamiento. La paz en Guatemala no se la ha vivido, porque la misma esta ligada a cambios radicales de la situación que dio origen al conflicto, entendiéndose con ello, la grave situación económica por la que atraviesa la gran mayoría de la población; la inseguridad social; la manifiesta ausencia de importación de justicia, la corrupción y su incorrecta administración, así como los grandes niveles de impunidad y desempleo. Todo lo cual se refleja en la opinión de la sociedad, que se manifiesta en encuestas que realizan los medios de comunicacion serios, en las que la población califica a la situación imperante como "mala" o "muy mala". Esta percepción de los diferentes sectores de la sociedad guatemalteca, se basa en la intranquilidad ciudadana que estamos viviendo en los últimos meses, tan grave que a pesar del intento de minimizarla por parte de los medios propagandísticos del gobierno, continúa presentándose. En este sentido, mencionemos solo dos hechos violentos: el asalto y violación de cinco ciudadanas norteamericanas, y el asesinato en Quetzaltenango de una joven madre que había sido previamente secuestrada conjuntamente con su pequeña hija, a la que inhumanamente abandonaron en una caja de cartón a pesar de ser de nacimiento prematuro. Esto fue objeto de condena de una manifestación pública y de repudio de las mismas autoridades locales. La inseguridad en la que vive la población guatemalteca ha sido y es el elemento mas contundente y catastrófico en contra del deseo de alcanzar la paz y de su efectiva realización. Aunque es significativo e histórico para el pueblo de Guatemala, el haberse firmado los Acuerdos de Paz, el no atacar y terminar con la situación de violencia e inseguridad ciudadana convierte a dichos Acuerdos en un elemento propagandístico del Gobierno. Beneficios para las partes firmantes La firma de la paz como punto final del conflicto armado interno, no solo ha sido un elemento propagandístico de beneficio para el Gobierno de turno, sino que también es el origen de la inserción política de la URNG, como actor y partícipe del proceso de diálogo y negociación, por lo que los miembros de la ex-guerrilla, han hecho de la firma de la paz, también su mayor logro político. Sin embargo, de este proceso únicamente se puede presentar como resultado la desmovilización de la guerrilla y su integración a la vida política, por ello cuando se hace énfasis en que la finalización del conflicto armado interno es un gran logro, se debe acotar que esto es insuficiente para alcanzar la paz. Desde la evaluación realizada a los primeros seis meses de firmada la paz, los elementos mas optimistas y sobredimensionados fueron enunciados por la misma URNG y el Gobierno; con lo cual se vislumbraba la tónica de su actividad y postura política a lo largo del año. Las expectativas de la URNG con relación a los resultados del proceso de paz, le ha llevado a mantener un silencio cómplice ante las medidas económicas e impopulares que ha implantado el Gobierno panista, incluso llegaron a declarar que elementos de la política neoliberal son necesarios para la modernidad del país, con lo cual entraron en contradicción con los sectores populares organizados que han enarbolado la bandera del anti-neoliberalismo. Lo mas grave de la actividad política de la URNG, ha sido su orientación a las organizaciones de masas que influyeron durante el conflicto armado, en el sentido de no manifestarse en contra de la situación de inseguridad y violencia, con la intención de no detener los avances del proceso de paz. Pero el mismo cumplimiento de los Acuerdos de Paz, por parte del Gobierno ha sido un proceso de formalidad, que la misma URNG no se ha animado a denunciar hasta el momento. La URNG ha impuesto a sus seguidores y al movimiento popular que participan en las diferentes comisiones, un activismo basado en la realización de prolongadas y frecuentes reuniones que únicamente desgastan a las personas y organizaciones participantes y que en muchas oportunidades les hacen vivir fuera de la realidad social y política que siente y vive la población en general. La realidad de los acuerdos y el momento político actual A quienes, de un modo u otro, nos preocupa la situación política de la sociedad guatemalteca, no se nos puede escapar que a dos años de realizarse las elecciones presidenciales y en el año en el cual se llevaran a cabo elecciones en varios municipios, las acciones u omisiones que realice el Gobierno estarán encaminadas a garantizar un triunfo electoral partidista. Por ello, es claro que la misma URNG ha comenzado a realizar virajes en sus declaraciones, tanto es así que frente al último informe de Gobierno hizo señalamientos relativos a los logros en el ámbito económico y fiscal, pero no se ha percatado que el cumplimiento de los Acuerdos de Paz, está en función del mantenimiento de la política económica y fiscal implementada por el Gobierno. Así también, hay que tomar en cuenta que han transcurrido más de doce meses sin que la URNG, como fuerza política o como elementos de la sociedad civil, haga un planteamiento concreto en relación a la situación económica, social y política del país. Acuerdos de paz y sociedad civil Lo mas grave, a la hora de evaluar los avances y los logros de los Acuerdos de Paz, es la forma como la sociedad civil se ha alejado de su responsabilidad en el efectivo cumplimiento de los mismos. Fuera de los miembros de organizaciones populares que participan en diversas comisiones de seguimiento y ejecución de los Acuerdos de Paz, la gran mayoría de la población guatemalteca no ha hecho suyos los Acuerdos de Paz; a pesar de los esfuerzos de diversos sectores populares y sociales por su divulgación y apropiación como mecanismo de reivindicación que permita a la sociedad guatemalteca, avanzar en diversos campos. Una explicación que podría aventurarse, quizá sea que la gran masa de la población guatemalteca aún vive en la época del conflicto, condicionada por la situación de inseguridad y violencia en que nos encontramos. El grado de deshumanización al que nos hemos enfrentado en los últimos meses lo demuestra, pues a diario vivimos situaciones de violencia en las cuales frente a grandes grupos de población se cometen atropellos a individuos o grupos de individuos, sin que nadie se anime, muchas veces, ni siquiera a denunciarlo. La inmovilidad que estamos viviendo, solo se explica por las graves secuelas del terror que el conflicto armado nos dejó, y por otro lado, no se debe dejar al margen la situación de que la transición a la época de paz, nos tiene sin alternativas políticas con las que se identifiquen las grandes masas. Con la firma de la paz se terminaron muchos mitos y comenzamos a vivir la realidad política para la cual no tenemos respuestas contundentes. A dos años de las elecciones presidenciales, la realidad de la ejecución de los Acuerdos de Paz queda en el limbo. Nos acercamos a un momento político muy difícil, en donde, de no haber avances en los cambios legislativos que garanticen el total cumplimiento de los Acuerdos de Paz para beneficio de la población guatemalteca, existe el inminente riesgo de que éstos sean solo un puñado de buenas intenciones perdidas en la historia patria o bien que otra primavera marchita quede latente.
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