La mesa está servida para los halcones

El objetivo Irán en su marcha final

28/12/2006
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  • Opinión
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Tanto para los de Washington como para los Tel Aviv las sanciones contra Teherán y su programa nuclear aprobados por el Consejo de Seguridad de la ONU dan vía libre para un ataque militar. Desde que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) aprobó las sanciones contra Teherán, el escenario nuclear iraní ha virado crucialmente hacia el camino de la guerra diseñada por Estados Unidos y sus aliados.

Si bien desde un análisis superficial se puede destacar que la resolución del documento final no fue tan cual lo requerían Washington, Londres y Tel Aviv, quienes abogaban por sanciones de "penalización máxima", no se puede dejar pasar en alto que este escenario es el que buscaban el país norteamericano y la camarilla de países que se encolumnan atrás.

Pese a que Rusia y China, con grandes intereses energéticos, económicos y militares depositados en Irán, impidieron sanciones más duras, lo concreto es que la estrategia del eje Washington-Londres-Tel Aviv ha sido provechosa, dado que el desgaste diplomático es un factor que encolumna al eje París-Berlín y a la mayoría de los llamados países occidentales dejando la senda abierta para un eventual ataque militar contra el país persa.

Ante resto del mundo, que observa el caso iraní como uno de los focos del tablero internacional, la aprobación de sanciones dentro de la ONU, y la respuesta contundente de Irán, que en su derecho legitimo manifestó que no abandonara su programa nuclear, puede ser la excusa perfecta para justificar una acción bélica.

Muchos analistas sostienen que las pujas en el tiempo dentro del Consejo de Seguridad con sus cinco miembros permanentes –Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña- y la aparente moderación de las sanciones dejaron a Irán como ganador en el escenario diplomático y en el económico.

Se vislumbra que las sanciones no amedrentarán a Irán ni detendrán su programa nuclear. Además tanto Moscú como Pekín no comprometerán su comercio bilateral con Teherán, y tampoco hay garantías que el país islámico sufra un bloqueo como el que padeció Iraq antes de la invasión militar en 2003.

Sin embargo, la solución militar a la que recurren con frecuencia los socios espartanos de Washington, Tel Aviv y Londres, dada esta situación parece próxima a ejecutarse ¿Por qué?

Por varios motivos signados por ambiciones imperialistas. Irán representa un factor geopolítico de gran importancia en la arena mundial, su ubicación geográfica le permite limitar con el Mar Caspio y con el Golfo Pérsico, dos áreas de gran interés energético primordial para Estados Unidos.

A esto se suma la cercanía del estrecho de Hormuz, a través de la cual se mueve a diario una cuarta parte del crudo mundial. El país persa, también posee las segundas reservas de petróleo más grandes del mundo y cuenta a su vez con las segundas reservas de gas natural más grandes del mundo.

En este sentido los expertos consideran que los iraníes pueden poseer menos crudo que los sauditas y menos gas que los rusos, pero ningún otro país controla tanto de ambos recursos vitales.

Y en cuanto a lo que respecta a Medio Oriente, Teherán en los últimos tiempos ha acrecentado su influencia en la región. Dentro de la rama chiíta del Islam, su influencia se puede apreciar en especial en Iraq y en importante medida en Bahrein, Kuwait, Líbano y en las áreas pobladas por chiítas de Arabia Saudita.

Todos estos factores hacen de Irán un jugoso botín de guerra para los halcones de Washington y Tel Aviv junto a sus aliados británicos. Pero también implica a otros estados. China, India, Japón y los países de la Unión Europea (UE), dependen en gran medida del abasto petrolero iraní al que se suma Rusia con importantes intereses estratégicos.

Por el lado del sector que lidera Washington al que se sumaría la UE, los movimientos de guerra alertan estar en una fase culminante. Según las ultimas informaciones propiciadas por el diario The New York Times, que cita fuentes del Pentágono, Estados Unidos se dispone a enviar más barcos de guerra y aviones de combate destinados a reforzar su flota en el Golfo Pérsico.

Esto se puede dilucidar como el lenguaje amenazante previo a un ataque militar contra Irán. Estos rumores empezaron a circular tras el último encuentro del presidente George W. Bush con el primer ministro británico, Tony Blair.

Según el Times, el un segundo portaaviones estadounidense estaría estacionado lo suficientemente cerca del Golfo como para responder con rapidez ante cualquier "provocación" en el área.

Por su parte, Gran Bretaña estaría considerando movilizar más efectivos, según afirmó The New York Times, que cita fuentes militares del Pentágono. Además, conocido que Israel anunció en varias oportunidades su intención de atacar a Irán, a lo que se puede agregar en tono de amenaza las declaraciones del primer ministro hebreo, Ehud Olmert quien reconoció que su país posee armas nucleares.

Las fichas que mueven los socios de la guerra van en camino de lograr su objetivo, el uso de la fuerza militar. Es por eso, que las sanciones aprobadas por en la ONU, sean o no cumplidas, es que el caso iraní ingrese en el escenario que buscaban Washington y su séquito.

Es de gran conocimiento que desde el 11 de septiembre de 2001, la política exterior estadounidense inició la fase de la construcción del “Imperio Americano” signado en el documento llamado “Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense” o en inglés PNAC (Project for the New American Century).

En este trazado diseñado por hombres de Washington la obtención de recursos energéticos es vital para lograr ese objetivo, lo fue Afganistán, lo fue Iraq y los es Irán.

A todo esto, la postura de Rusia y China en la votación dentro el Consejo de Seguridad es por demás confusa. El documento señalado explicita que estos dos países son dos claros contrincantes (o enemigos) ante las ambiciones imperiales del país norteamericano.

En esta puja Inter-potencias, Medio Oriente es una pieza clave. Estados Unidos tomó la delantera con las ocupaciones de Afganistán e Iraq. Por un lado, sumando las bases militares que posee en Asia, Washington está creando un cerco militar sobre Pekín, y al mismo tiempo pretende sofocar a Moscú en cuanto a su influencia en la gran región.

Esto es bien sabido tanto por Rusia y China, que en los últimos años mejoraron enormemente sus relaciones bilaterales tanto económicas como militares. Pero, la actitud en cuanto a la aprobación de sanciones en el Consejo de Seguridad les puede costar caro en un mediano plazo¿ Por qué Moscú y Pekín no vetaron la resolución? ¿Sólo Washington realmente puede hacer uso de esa arma en especial para proteger a Tel Aviv?

Estados Unidos y sus aliados con la resolución de la ONU 1737, han logrado que Teherán y su programa nuclear sean condenados, y esto ante el resto de la comunidad internacional le sirve para preparar el terreno de una acción militar.

En todo caso, después de consumado el objetivo Irán los próximos son Rusia y China en este delirio imperial que reina en las mentes de los halcones belicosos, sin dejar de mencionar a Cuba, Venezuela, Bolivia, entre otros.

Un hecho marcado de la historia del siglo XX puede servir de ejemplo para este entender el escenario actual.

Un año antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial (SGM) en 1938 las insistentes reclamaciones de Adolf Hitler sobre el territorio de los Sudetes en Checoslovaquia precipitaron una grave crisis. En una reunión realizada en Munich donde asistieron Hitler (Alemania), Mussolini (Italia), Chamberlain (Gran Bretaña) y Daladier (Francia), se aceptaron las exigencias de la Alemania Nazi la cual consiguió la anexión de casi toda Checoslovaquia.

Londres y Paris, que deseaban evitar una nueva guerra a cualquier precio, cedieron ante Hitler a cambio de que éste se comprometiera a no exigir la soberanía sobre más territorios europeos. Sin embargo, casi un año después el Tercer Reich invadía Polonia desatando así la SGM, una de los peores conflictos bélicos de la historia de la humanidad.

En ese sentido, el Pacto de Munich ha sido considerado el símbolo por antonomasia de los peligros representados por una política internacional transigente ante expansiones totalitarias.
https://www.alainet.org/es/active/15751
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