Esta semana el país recibió la noticia de que Francisco Galán, vocero y dirigente del Ejército de Liberación Nacional (ELN) terminaba su condición de preso, luego de cumplir 14 años, un mes y diecinueve días de presidio, tras ser capturado por el ejército colombiano cerca a Bucaramanga, en diciembre de 1992.

Francisco Galán, conocido en el ELN, como Kiko, llegó a ser el máximo responsable del Frente de Guerra Nororiental, la estructura más beligerante y audaz del ELN en los años ochenta. Esa condición lo llevó a ser el vocero en el proceso de negociación que se intentó con el gobierno del presidente Cesar Gaviria, junto con las FARC, en Caracas y luego en la ciudad de Tlaxcala en México en el año de 1991, como respuesta de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar al proceso constituyente que estaba en curso en nuestro país y que, en parte, era liderado por la insurgencia que había tomado el camino del pacto de paz y que tenía en Antonio Navarro Wolf su máximo vocero, fungiendo junto a Horacio Serpa y Álvaro Gómez Hurtado como copresidente de la Asamblea Nacional Constituyente.

En Caracas, el país escuchó a Galán asumiendo que el ELN secuestraba, que estaba en armas por unas razones políticas y que así como combatían estaban dispuestos a dar las discusiones que fueran necesarias para lograr cambios sustanciales. Era franco, directo y contundente, el país se sorprendió en parte con este carácter frentero, pero de ningún modo pasó desapercibida su figura, luego vendría la ruptura de este intento de negociación y Galán retornaría a la mayor clandestinidad.

Su captura, en momentos en que intentaba unas comunicaciones, le llegó en completa soledad. El guerrillero curtido y astuto cayó por la acción del ejército y los primeros días de su detención no se ajustaron al derecho, sufrió vejámenes y atropellos de los que nunca ha hablado, guardándolos en su intimidad. Su captura fue noticia de primera plana y se asumió como un triunfo de la lucha antisubversiva y en verdad lo fue, un dirigente, miembro de la dirección nacional del ELN, hombre destacado de esta guerrilla, había sido capturado.

Los primeros meses de su detención los vivió en una guarnición militar, bajo estrictas medidas de seguridad, en condiciones de total aislamiento, sin ver la luz del día y en duras condiciones, pero Galán ya estaba acostumbrado al silencio y al aislamiento, porque vivió siete años en seminario de clausura en Pasto en los años sesenta, su carácter de hombre recio no se amilanó en la cárcel.

Llegado el gobierno del presidente Samper, éste y sus consejeros de paz, Carlos Holmes Trujillo y Daniel García Peña, consideraron que Galán era un hombre clave en cualquier intento de acercamiento con el ELN y decidieron su traslado a la Cárcel Modelo y luego a la Cárcel de Itagüi, le reconocieron una condición de dirigente preso, le facilitaron medios de comunicación y una fluida interlocución con quienes desearan visitarlo.

Durante todos estos años, Galán ha sido vocero del ELN, con una meticulosidad y perseverancia impresionante, respetando el ritmo del ELN, tejiendo de manera delicada cualquier posibilidad de acercamiento, asumiendo que es vocero de una organización que tiene sus lógicas y ritmos, siéndole fiel a su compromiso de hombre de una organización, pero también imprimiéndole su sello personal a la tarea de trabajar por la solución política.

Francisco Galán, junto con Felipe Torres, son dos grandes activos con los que cuenta la causa de la solución política, ambos son dirigentes respetados y escuchados en el ELN, que han generado credibilidad y aprecio en muchos sectores del país, hoy ambos se encuentran libres después de haber pagado sus penas, impuestas en derecho, por sus delitos de rebelión.

Francisco Galán y Felipe Torres, con seguridad van a seguir aportándole a esta tarea de construir un acuerdo de paz entre el Estado colombiano y el ELN, con el concurso de la sociedad civil, por lo tanto, es una buena noticia que estén en libertad.

Francisco Galán tiene mejores posibilidades, ahora en su condición de ciudadano libre, para que el proceso que está en curso entre el gobierno del presidente Álvaro Uribe y el ELN se consolide. Y para alcanzar este propósito, Galán y Torres asumirán como grandes retos para este año: lograr el cese del fuego y hostilidades en los próximos meses; propiciar acuerdos humanitarios para el desminado y el retorno de la población desplazada; e impulsar la Convención Nacional.

Luis Eduardo Celis
Corporación Nuevo Arco Iris

Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas Nº 46

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