La seguridad: Valor fundamento de la paz
28/11/2006
- Opinión
Las numerosas encuestas publicadas respecto a los valores cuya vigencia la sociedad reclama dan siempre un lugar preponderante a la seguridad. A partir de ese dato, candidatos, pre-candidatos, y los asesores que los acompañan y pretenden ser futuros funcionarios, incorporan en sus discursos párrafos relacionados con la temática, sin embargo no llegan a estructurar una verdadera política sobre la cuestión.
Si mágico significa “lo inexplicable”, seguridad se ha convertido en una palabra mágica. Todos la reclaman, todos la ofrecen y nadie, o casi nadie tiene en claro su significado, fundamentalmente como objetivo del Estado Democrático. Es así como hoy los justicialistas debemos soportar que la ultra derecha gorila haya hecho del discurso de la seguridad una bandera. Digo que debemos soportar porque, en realidad, la seguridad como valor social nos pertenece en la medida en que nuestro norte no es otro que la justicia social y ella precisamente, tiene como fundamento, entre otros, el valor seguridad.
Para no irnos por las ramas cayendo en lo que, precisamente, criticamos, no vamos a referirnos en este artículo a la Policía Federal y su demorado pase a la órbita de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ni a la tolerancia cero, ni a doctrinas de seguridad, palabras todas, con que se llenan la boca los pseudo expertos. Vamos, por el contrario, y con toda humildad, a tratar de llegar al concepto técnico de seguridad, para conocer, efectivamente, cuál es la naturaleza del reclamo social.
Según Luis Recasens Siches, la seguridad se confunde con la esencia misma del Derecho a tal punto que éste habría surgido por el "impulso de una urgencia de seguridad" originada en la necesidad natural del hombre de saber a qué atenerse en sus relaciones con los demás es decir: "de saber cómo se comportarán los otros con él, y qué es lo que él debe y puede hacer frente a ellos". La satisfacción de esta necesidad hace necesario que el hombre sepa, no sólo a qué atenerse sobre lo que debe ocurrir, sino también que esto ocurrirá necesariamente; esto es, precisa de certeza sobre las relaciones sociales, pero además de la seguridad de que la regla se cumplirá, de que está poderosamente garantizada".
Es verdad que la seguridad no es el fin supremo de la sociedad y mucho menos el único valor jurídico, pero también lo es que en el Derecho se plasman otros valores superiores que tienen a la seguridad como requisito indispensable. Sin seguridad, no hay derecho, la ausencia de seguridad niega la esencia misma de lo jurídico.
Para Recasens la seguridad constituiría, junto con la certeza, "el sentido formal de la función del Derecho". Lo jurídico sería un "especial medio puesto al servicio de la realización de fines varios": "cuando a una colectividad le interesa asegurar de la manera más firme la realización de determinados fines, entonces los recoge en normas jurídicas, esto es, impone su cumplimiento de manera inexorable, por ejecución forzosa". Lo jurídico resulta, entonces, la forma de normación impositiva e inexorable que pueden adoptar los más diversos contenidos sociales".
Sin embargo, "cuando se trata de asegurar el respeto a la dignidad de la persona y a su autonomía personal. La seguridad, que por sí sola se presenta no como un puro orden formal, sino que cobra plenitud de sentido y se llena de más alto contenido valioso".
Desde otra perspectiva, Blandine Kriegel le confiere un papel central a la seguridad y en particular, a la seguridad personal. La "libertad", según Kriegel, "comienza con la protección de la vida asegurada por la ley". Más aún, "el derecho a la seguridad personal ocupa un lugar especial entre todos los derechos individuales. Es el único que no es negociable". Deben reivindicarse aquí las doctrinas de Hobbes: en el estado natural, "la ley anárquica y colectiva de la fuerza plantea una constante amenaza a la seguridad física de cada persona. En el estado civil, en contraste, la confiscación por el soberano de todos los actos de guerra, su monopolio sobre la espada de la justicia, produce como resultado la seguridad individual por medio del imperio de la ley.
El corolario de su argumento no es el Estado despótico sino, por el contrario, el Estado de Derecho, ese Estado protector de la libertad humana bajo el imperio de la ley. No debe, en consecuencia hablarse de "seguridad", sino de "un concepto democrático de seguridad ciudadana" cuyo objetivo no es la instauración de un Estado policíaco ni una versión de la doctrina de la seguridad nacional para marcar a militantes, sino el de garantizar el pluralismo, haciendo el máximo esfuerzo por proteger a todos.
Desde esta visión la seguridad no aparece como un fin sino:
1°) como un medio, que permite convertir, en democracia, la libertad formal de todo ciudadano en una libertad material negada de hecho por falta de seguridad y
2°) como un valor condicionante de otros, tales como el derecho a la vida y la protección eficaz de "todos los ciudadanos sin distingos políticos o sociales".
Desde este punto de vista, se advierte, resulta también una formidable herramienta para el logro de la paz social dado que la autoridad del Estado protege a los ciudadanos, disuade a los violentos y siempre crea las condiciones necesarias para su vigencia.
No se entiende, entonces, la actitud de ciertos dirigentes políticos en los que, quizás por desconocimiento, el concepto de seguridad despierta las mayores resistencias y se asocia casi exclusiva y erradamente con la represión o el poder arbitrario del Estado. Tal resistencia es por lo menos paradójica y contradictoria. Paradójica, porque ocurre en un país con preocupantes tasas de homicidio y secuestro, señales indiscutibles de la falta absoluta de respeto a la dignidad humana. Contradictoria, porque al tiempo que las propuestas de seguridad encuentran un clima intelectualmente hostil, proliferan las exigencias para que se garanticen los derechos humanos.
El desarrollo humano en su sentido más amplio requiere una gobernabilidad democrática que permita la participación de todas las personas en las instituciones y las decisiones que moldean sus vidas y también depende de la paz y de la seguridad personal. Entenderlo y avanzar en la implementación de un sistema capaz de satisfacer estas demandas – seguridad, democracia y derechos humanos- es un desafío que debemos tomar todos aquellos que nos interesamos por la “cosa pública”.
"El formal concepto liberal de la patria instituciones, que fue la base de la historia vieja, ya había ido cediendo ante el criterio que identifica la patria con los hombres, las cosas y la tradición de este suelo. El proceso de recuperación de la argentinidad, debía ser precedido necesariamente, por la recuperación de nuestra historia". José María Rosa
"Los argentinos intuimos ya que no es posible insistir en nuestras vacilaciones. La historia reclama de nosotros la consolidación de una fisonomía nacional". Juan D. Perón
"Hay viejos amigos que uno todavía no conoce". Alejandro Dolina
"Como hombre del destino, creo que nadie puede escapar de el; pero también creo que podemos ayudarlo, fortalecerlo, tornarlo favorable hasta el punto de que sea sinónimo de victoria". Juan Domingo Perón
"Hay que actuar de dirigente revolucionario y no en dirigente electoral, porque se trata de la disputa del poder... No importa donde están los votos ahora. Importa donde estarán para ejecutar un programa. El que está atento sólo a lo que piensa la gente hoy, se quedará al margen de lo que pensará la gente mañana y aquí está la clave para saber quien es dirigente o no. Además lo que piensa la gente (en tiempos críticos) no está dicho por lo que proclaman en voz alta sino por lo que dicen en voz baja". Arturo Jauretche
"Hace pocos días en Medio Oriente amenazaron a los Estados Unidos con cerrarle el grifo del petróleo. El petróleo que produce Medio Oriente es el 80% del petróleo del mundo de manera que si ellos cierran la canilla, la industria norteamericana, que esta montada sobre energía basada en petróleo, tendrá un sacudón muy fuerte ¿Cómo contestó Estados Unidos? El senado de Estados Unidos contestó que si lo hacían los Árabes, Estados Unidos ocuparía Medio Oriente. Eso lo van a hacer; pero no solo con los Árabes..... !Lo van a hacer también con nosotros el día que necesiten y no tengan!" Juan D. Perón
"Para vender sus guerras, el Mercado siembra miedo. Y el miedo crea clima. La televisión se ocupa de que las torres de Nueva York vuelvan a derrumbarse todos los días. ¿Qué quedó del pánico al ántrax? No sólo una investigación oficial, que poco o nada averiguó sobre aquellas cartas mortales: también quedó un espectacular aumento del presupuesto militar de Estados Unidos. Y la millonada que ese país destina a la industria de la muerte no es moco de pavo. Apenas un mes y medio de esos gastos bastaría para acabar con la miseria en el mundo, si no mienten los numeritos de las Naciones Unidas". Eduardo Galeano
Fuente: Identidad Popular
identidadpopular@fibertel.com.ar
Si mágico significa “lo inexplicable”, seguridad se ha convertido en una palabra mágica. Todos la reclaman, todos la ofrecen y nadie, o casi nadie tiene en claro su significado, fundamentalmente como objetivo del Estado Democrático. Es así como hoy los justicialistas debemos soportar que la ultra derecha gorila haya hecho del discurso de la seguridad una bandera. Digo que debemos soportar porque, en realidad, la seguridad como valor social nos pertenece en la medida en que nuestro norte no es otro que la justicia social y ella precisamente, tiene como fundamento, entre otros, el valor seguridad.
Para no irnos por las ramas cayendo en lo que, precisamente, criticamos, no vamos a referirnos en este artículo a la Policía Federal y su demorado pase a la órbita de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ni a la tolerancia cero, ni a doctrinas de seguridad, palabras todas, con que se llenan la boca los pseudo expertos. Vamos, por el contrario, y con toda humildad, a tratar de llegar al concepto técnico de seguridad, para conocer, efectivamente, cuál es la naturaleza del reclamo social.
Según Luis Recasens Siches, la seguridad se confunde con la esencia misma del Derecho a tal punto que éste habría surgido por el "impulso de una urgencia de seguridad" originada en la necesidad natural del hombre de saber a qué atenerse en sus relaciones con los demás es decir: "de saber cómo se comportarán los otros con él, y qué es lo que él debe y puede hacer frente a ellos". La satisfacción de esta necesidad hace necesario que el hombre sepa, no sólo a qué atenerse sobre lo que debe ocurrir, sino también que esto ocurrirá necesariamente; esto es, precisa de certeza sobre las relaciones sociales, pero además de la seguridad de que la regla se cumplirá, de que está poderosamente garantizada".
Es verdad que la seguridad no es el fin supremo de la sociedad y mucho menos el único valor jurídico, pero también lo es que en el Derecho se plasman otros valores superiores que tienen a la seguridad como requisito indispensable. Sin seguridad, no hay derecho, la ausencia de seguridad niega la esencia misma de lo jurídico.
Para Recasens la seguridad constituiría, junto con la certeza, "el sentido formal de la función del Derecho". Lo jurídico sería un "especial medio puesto al servicio de la realización de fines varios": "cuando a una colectividad le interesa asegurar de la manera más firme la realización de determinados fines, entonces los recoge en normas jurídicas, esto es, impone su cumplimiento de manera inexorable, por ejecución forzosa". Lo jurídico resulta, entonces, la forma de normación impositiva e inexorable que pueden adoptar los más diversos contenidos sociales".
Sin embargo, "cuando se trata de asegurar el respeto a la dignidad de la persona y a su autonomía personal. La seguridad, que por sí sola se presenta no como un puro orden formal, sino que cobra plenitud de sentido y se llena de más alto contenido valioso".
Desde otra perspectiva, Blandine Kriegel le confiere un papel central a la seguridad y en particular, a la seguridad personal. La "libertad", según Kriegel, "comienza con la protección de la vida asegurada por la ley". Más aún, "el derecho a la seguridad personal ocupa un lugar especial entre todos los derechos individuales. Es el único que no es negociable". Deben reivindicarse aquí las doctrinas de Hobbes: en el estado natural, "la ley anárquica y colectiva de la fuerza plantea una constante amenaza a la seguridad física de cada persona. En el estado civil, en contraste, la confiscación por el soberano de todos los actos de guerra, su monopolio sobre la espada de la justicia, produce como resultado la seguridad individual por medio del imperio de la ley.
El corolario de su argumento no es el Estado despótico sino, por el contrario, el Estado de Derecho, ese Estado protector de la libertad humana bajo el imperio de la ley. No debe, en consecuencia hablarse de "seguridad", sino de "un concepto democrático de seguridad ciudadana" cuyo objetivo no es la instauración de un Estado policíaco ni una versión de la doctrina de la seguridad nacional para marcar a militantes, sino el de garantizar el pluralismo, haciendo el máximo esfuerzo por proteger a todos.
Desde esta visión la seguridad no aparece como un fin sino:
1°) como un medio, que permite convertir, en democracia, la libertad formal de todo ciudadano en una libertad material negada de hecho por falta de seguridad y
2°) como un valor condicionante de otros, tales como el derecho a la vida y la protección eficaz de "todos los ciudadanos sin distingos políticos o sociales".
Desde este punto de vista, se advierte, resulta también una formidable herramienta para el logro de la paz social dado que la autoridad del Estado protege a los ciudadanos, disuade a los violentos y siempre crea las condiciones necesarias para su vigencia.
No se entiende, entonces, la actitud de ciertos dirigentes políticos en los que, quizás por desconocimiento, el concepto de seguridad despierta las mayores resistencias y se asocia casi exclusiva y erradamente con la represión o el poder arbitrario del Estado. Tal resistencia es por lo menos paradójica y contradictoria. Paradójica, porque ocurre en un país con preocupantes tasas de homicidio y secuestro, señales indiscutibles de la falta absoluta de respeto a la dignidad humana. Contradictoria, porque al tiempo que las propuestas de seguridad encuentran un clima intelectualmente hostil, proliferan las exigencias para que se garanticen los derechos humanos.
El desarrollo humano en su sentido más amplio requiere una gobernabilidad democrática que permita la participación de todas las personas en las instituciones y las decisiones que moldean sus vidas y también depende de la paz y de la seguridad personal. Entenderlo y avanzar en la implementación de un sistema capaz de satisfacer estas demandas – seguridad, democracia y derechos humanos- es un desafío que debemos tomar todos aquellos que nos interesamos por la “cosa pública”.
"El formal concepto liberal de la patria instituciones, que fue la base de la historia vieja, ya había ido cediendo ante el criterio que identifica la patria con los hombres, las cosas y la tradición de este suelo. El proceso de recuperación de la argentinidad, debía ser precedido necesariamente, por la recuperación de nuestra historia". José María Rosa
"Los argentinos intuimos ya que no es posible insistir en nuestras vacilaciones. La historia reclama de nosotros la consolidación de una fisonomía nacional". Juan D. Perón
"Hay viejos amigos que uno todavía no conoce". Alejandro Dolina
"Como hombre del destino, creo que nadie puede escapar de el; pero también creo que podemos ayudarlo, fortalecerlo, tornarlo favorable hasta el punto de que sea sinónimo de victoria". Juan Domingo Perón
"Hay que actuar de dirigente revolucionario y no en dirigente electoral, porque se trata de la disputa del poder... No importa donde están los votos ahora. Importa donde estarán para ejecutar un programa. El que está atento sólo a lo que piensa la gente hoy, se quedará al margen de lo que pensará la gente mañana y aquí está la clave para saber quien es dirigente o no. Además lo que piensa la gente (en tiempos críticos) no está dicho por lo que proclaman en voz alta sino por lo que dicen en voz baja". Arturo Jauretche
"Hace pocos días en Medio Oriente amenazaron a los Estados Unidos con cerrarle el grifo del petróleo. El petróleo que produce Medio Oriente es el 80% del petróleo del mundo de manera que si ellos cierran la canilla, la industria norteamericana, que esta montada sobre energía basada en petróleo, tendrá un sacudón muy fuerte ¿Cómo contestó Estados Unidos? El senado de Estados Unidos contestó que si lo hacían los Árabes, Estados Unidos ocuparía Medio Oriente. Eso lo van a hacer; pero no solo con los Árabes..... !Lo van a hacer también con nosotros el día que necesiten y no tengan!" Juan D. Perón
"Para vender sus guerras, el Mercado siembra miedo. Y el miedo crea clima. La televisión se ocupa de que las torres de Nueva York vuelvan a derrumbarse todos los días. ¿Qué quedó del pánico al ántrax? No sólo una investigación oficial, que poco o nada averiguó sobre aquellas cartas mortales: también quedó un espectacular aumento del presupuesto militar de Estados Unidos. Y la millonada que ese país destina a la industria de la muerte no es moco de pavo. Apenas un mes y medio de esos gastos bastaría para acabar con la miseria en el mundo, si no mienten los numeritos de las Naciones Unidas". Eduardo Galeano
Fuente: Identidad Popular
identidadpopular@fibertel.com.ar
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