ECOPETROL: se abre la puerta al capital privado
17/08/2006
- Opinión
“...es necesario evitar los comentarios fatalistas que pueden
restarle valor en el mercado de capitales a ECOPETROL, así estos
intenten justificar la decisión tomada ante la opinión pública.”
El pasado 24 de julio, el Gobierno Nacional anunció la decisión
de vincular capital privado a ECOPETROL S.A. hasta en un 20% de
su propiedad, justificado en la necesidad de que la empresa tenga
una mayor autonomía financiera y presupuestal para ser más
competitiva.
Esta decisión histórica, aunque tomó por sorpresa a la opinión
pública, no es más que el final del proceso de apertura al que ha
sido sometido el sector petrolero desde finales de los años 90.
Inicialmente las reformas se llevaron a acabo en el ‘downstream’
(refinación, transporte, almacenamiento y distribución de
combustibles) y consistieron en liberar el margen de ingresos del
distribuidor minorista en algunas zonas del país y atar el del
refinador al comportamiento de los precios internacionales de la
gasolina y el diesel. Posteriormente se buscó reglamentar el
libre acceso a terceros a la infraestructura de transporte y
almacenamiento para la importación de combustibles. En 2003, el
turno fue para el ‘upstream’ (exploración y producción de
hidrocarburos). Mediante el Decreto 1760, el Gobierno Nacional
dejó la política petrolera en manos de la Agencia Nacional de
Hidrocarburos y a ECOPETROL S.A. como una empresa más del sector
petrolero.
Sin embargo, como se advirtió desde el momento mismo de la
escisión, ECOPETROL S.A. no es otra empresa más del sector; es
una industrial y comercial del Estado colombiano y como tal, está
sujeta a una serie de restricciones y condicionamientos que le
restan agilidad para competir nacional e internacionalmente en el
cambiante mercado petrolero.
Sin duda el mayor limitante de la Empresa y que justifica
actualmente su proceso de capitalización, es que la legislación
presupuestal condiciona su programación financiera al desempeño
fiscal del país, lo cual ha desembocado en que las inversiones
necesarias para garantizar la competitividad no se realicen a
tiempo o inclusive, se dejen pasar a un lado debido a las
restricciones fiscales del país. Esto además, explica por qué a
pesar de su excelente flujo de caja, ECOPETROL no ha podido
acceder al mercado de capitales para financiarse mediante la
emisión de deuda y que hoy su pasivo es prácticamente nulo.
Adicionalmente, como empresa del Estado, ECOPETROL posee otros
limitantes que le restan competitividad frente a sus rivales:
primero, la empresa debe someterse a los procesos de contratación
contemplados en la Ley 80, mucho más largos y complicados que los
de una compañía privada. Segundo, la imposibilidad de garantizar
sueldos y los respectivos reajustes adecuados a sus empleados ha
permitido, por así decirlo, una “fuga de cerebros" de la empresa
hacia sus competidores y, por último tanto la presidencia como la
junta directiva de la entidad son cargos políticos cuya continua
rotación en años anteriores no le permitieron a la empresa tener
una planeación estratégica de largo plazo que pudiera responder a
los oportunidades y amenazas a las cuales se enfrentaba la
compañía dentro del mercado.
Dado el diagnóstico anterior, no cabe duda que se debe otorgar la
autonomía administrativa y financiera en el corto plazo a
ECOPETROL, con el fin de dotarla con las herramientas necesarias
para que pueda garantizar su sostenibilidad futura. No obstante,
es importante resaltar que la situación actual es el resultado de
que dicha independencia no se haya otorgado anteriormente y tal
vez el momento más adecuado para su transformación en sociedad
por acciones fue en 2003. En dicho año, al igual que hoy,
existían dos posibilidades: la primera, modificar el Estatuto
Orgánico del Presupuesto para sacar la empresa de las cuentas de
fiscales de la nación, que permitiría otorgarle su autonomía
financiera sin que esta dejara de ser 100% propiedad del Estado;
la segunda, abrirla al capital privado lo cual sacaría de tajo a
ECOPETROL de las cuentas nacionales, pero que implicará
sacrificar en alguna proporción la propiedad de la nación sobre
ésta.
Las dos opciones tienen sus ventajas y desventajas. Sin duda, la
primera posee el inmenso atractivo que en ningún momento el
Estado perdería participación en la propiedad de la empresa, sin
embargo su trámite implicaría realizar algunos acuerdos a nivel
político que podrían alterar (aunque no necesariamente) la
filosofía de dicha reforma. Además, el gobierno también debería
llegar a acuerdos con las entidades multilaterales y
calificadoras de riesgos para que estas dejaran de considerar a
ECOPETROL dentro de las cuentas del Estado. La segunda
posibilidad se podría considerar de más fácil aplicación y
soluciona de una sola vez y sin necesidad de más acuerdos, buena
parte de los problemas de la empresa porque le otorga mayor
autonomía financiera al sacarla de las cuentas nacionales, se
flexibilizan los procesos de contratación al no estar sujetos a
la Ley 80, se pueden adoptar políticas laborales acordes a la
dinámica del sector e indudablemente obliga a adoptar una
política de gobierno corporativo que puede facilitar la toma de
decisiones y la continuidad de los proyectos estratégicos.
La decisión de cómo llevar a cabo el proceso para otorgarle mayor
autonomía a ECOPETROL es ante todo política y ya ha sido tomada:
“vincular capital privado la empresa hasta en un 20%”,
preferiblemente del sector solidario. Esto permite aclarar
algunas dudas que se habían suscitado previamente cuando se
rumoraba sobre las intenciones del gobierno de privatizar la
entidad; primero, no se está buscando, al menos en un primer
momento, un socio estratégico para la empresa tal como ocurrió
con TELECOM; segundo, es claro que ante el bajo porcentaje
ofrecido en esta primera etapa el principal objetivo es convertir
a la empresa en una sociedad mixta más que privatizarla, lo que
dificulta en buena parte que la administración se separe y no
siga respondiendo a los más altos estamentos gubernamentales que
controlarán más del 80% de los votos en la asamblea de
accionistas y posiblemente más de las 2/3 partes de la junta
directiva.
Ahora bien, existe algo que aún no se ha aclarado a la opinión
pública y que en buena parte definirá la valoración de la empresa
y el monto de las ofertas que por sus acciones se realicen: ¿a
qué proyectos y de qué tipo se destinarán los recursos de la
capitalización? La mayor autonomía financiera a ECOPETROL solo se
justifica sí con esta se garantizan los recursos necesarios para
aquellos proyectos que incrementen el bienestar general de todos
los colombianos hasta hoy únicos propietarios de la empresa. Esto
sin duda, significa inversión en proyectos que garanticen el
autoabastecimiento de combustibles en el país. Este fue el
principal objetivo de la privatización de PETROBRAS en Brasil y
será su gran logro cuando en el transcurso de los próximos meses
el país logre dicho objetivo.
A sí mismo, la apertura de ECOPETROL a capital privado requiere
adoptar ciertas modificaciones regulatorias para que el proceso
sea más claro y los consumidores colombianos no se vean afectados
como en otros países de América Latina que llevaron a cabo
procesos similares. La primera de ellas se puede decir que ya fue
adoptada: la apropiación en el presupuesto de la nación de una
partida para cubrir los subsidios al consumo de combustibles los
cuales no podrán seguir siendo asumidos por la empresa porque le
quitaría valor -lo cual abre de una vez por todas la puerta para
que terceros importen combustibles para el consumo nacional, ya
que de forma implícita desde enero del próximo año sería el
Ministerio de Hacienda el encargado de cubrir el subsidio
otorgado a los consumidores-.
No obstante, esta posibilidad no es del todo viable mientras el
Gobierno Nacional no reglamente el uso por parte de terceros de
la infraestructura de poliductos, necesaria para la importación
de combustibles. Así mismo, se debe hacer más clara la fijación
del precio paridad de importación, el cual es fijado mensualmente
por el Ministerio de Minas y Energía. Todo esto con el fin que
ECOPETROL en su nueva etapa no se aproveche del poder monopólico
que tiene sobre los segmentos de refinación/importación y
transporte de combustibles en el país.
Por último, es importante que en el proceso de valoración de la
empresa se tenga en cuenta que ECOPETROL no es una empresa en
crisis, por el contrario está en su mejor momento y su condición
de monopolio absoluto en los segmentos de refinación/importación
y transporte le otorgan una posición en el mercado que
difícilmente podrá ser igualada por alguno de sus competidores.
Hoy la institución se abre para poder mantener dicha posición y
crecer en los segmentos de exploración y producción, sin
descartar que pueda volver al negocio de la distribución de
combustibles. Por lo tanto es necesario evitar los comentarios
fatalistas que pueden restarle valor en el mercado de capitales,
así estos intenten justificar la decisión tomada ante la opinión
pública.
Juan Carlos Cárdenas es economista, investigador del Observatorio
Colombiano de Energía. CID Universidad Nacional de Colombia.
Fuente: http://www.actualidadcolombiana.org/boletin.shtml?x=1568
https://www.alainet.org/es/active/12918