Bebés en experimento de compañía biotecnológica

02/07/2006
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La empresa estadounidense Ventria Biosciences patrocinó la experimentación de drogas derivadas de arroz transgénico manipulado con genes humanos, en bebés y niños internados en dos instituciones pediátricas del Perú. El experimento, cuyos resultados se dieron a conocer en mayo en Estados Unidos, fue realizado en el Instituto Especializado de Salud del Niño y el Instituto de Investigación Nutricional en Lima, Perú. El público peruano, sin embargo, se enteró por la denuncia de la Asociación Pro Derechos Humanos del Perú y la Red por una América Latina Libre de Transgénicos. Ventria es una empresa biotecnológica especializada en producir farmacultivos, es decir, cultivos que son manipulados genéticamente para expresar sustancias de uso farmacéutico. Son aún más controversiales que los transgénicos de uso agrícola que están en el mercado, por la posible contaminación de cultivos aledaños y los riesgos a la salud de una filtración a la cadena alimentaria. Ningún farmacéutico producido en plantas transgénicas ha sido aprobado para consumo en Estados Unidos ni otras parte del mundo. Ventria comenzó sus cultivos en California, pero tuvo que trasladarse a Missouri y luego a Carolina del Norte, por las demandas de asociaciones de productores, consumidores y ambientalistas. Debido al largo e incierto proceso de aprobación de farmacéuticos, en particular de este tipo, la empresa decidió experimentar sus productos con niños del tercer mundo, donde las regulaciones son más laxas y parece ser más fácil encontrar instituciones con déficit de financiamiento -y ética. En un reciente cambio de imagen, Ventria llama ahora a sus productos "alimentos médicos", seguramente para eludir las regulaciones más estrictas en la aprobación de medicamentos. Ventria produce experimentalmente dos proteínas recombinantes humanas, la lactoferrina y la lisozima, presentes en forma natural en la leche materna, saliva, semen y otros fluidos humanos. La producción se hace en arroz al que se le insertan secuencias sintetizadas de genes humanos responsables de la producción de estas proteínas. Estas dos proteínas, ya extraídas del cultivo, fueron usadas en el "estudio" con niños peruanos. El experimento afectó a 140 niños de 5 meses a 3 años que sufrían diarrea aguda, hospitalizados en las instituciones mencionadas. Duró 48 horas en hospital, con dos visitas de seguimiento en los siguientes 15 días. Divididos en tres grupos, al primero se le trató con una suero de rehidratación oral (SRO) de glucosa, al segundo con SRO a base de arroz, y al tercero con el mismo SRO a base de arroz, adicionándole la lactoferrina y lisozima recombinantes. Según el breve informe de resultados publicado por la empresa, el grupo de niños que recibió el suero con adición de proteínas recombinantes, se recuperó en un promedio de 3,67 días, comparado con 5,21 días de promedio en el grupo testigo. Ventria presenta estos resultados, obviando el hecho de haber usado niños peruanos porque no lo podía hacer en su propio país, para promover la aprobación comercial de su producto, que ahora dice que será fundamentalmente para el tercer mundo. Sin embargo, su mercado preferido no son los niños del tercer mundo que sufren diarrea, sino el mucho más lucrativo mercado de los nutracéuticos, que incluyen bebidas deportivas, suplementos alimentarios, etc. Para la empresa, el caso peruano es un recurso propagandístico. Según Jim Diamond, pediatra estadounidense, un aspecto sorprendente de los resultados publicados por Ventria, es que se haya utilizado como testigo un grupo de niños al que se les dio solución oral con base en glucosa, cuando existe abundante literatura médica desde hace décadas, que muestra que la solución a base de arroz (no transgénica), es mucho más rápida y efectiva para tratar la diarrea aguda. Esto significaría que Ventria, con la complicidad de los institutos peruanos, usó intencionalmente un método menos efectivo para lograr resultados artificialmente positivos. Por un lado se expuso a un grupos de niños a drogas transgénicas no aprobadas y por otro, se retrasó la curación de otros para presentar mejores resultados comparativos. Existen numerosos artículos científicos -disponibles en la red electrónica- que presentan casos en que el uso de proteínas transgénicas humanas, tales como factores anticoagulantes, de crecimiento e insulina, han provocado reacciones adversas en los pacientes, tales como alergias, creación de anticuerpos y otras, incluso algunas de gravedad, como ser origen de hemorragias, caso éste por el que se retiró ese producto del mercado. Durante el proceso de consulta pública motivado por la solicitudes de Ventria en Estados Unidos, varias organizaciones, entre ellas la Unión de Consumidores, el Centro de Seguridad en Alimentos (Center for Food Safety) y Amigos de la Tierra de Estados Unidos, presentaron a las autoridades de ese país amplios informes, con referencias científicas, describiendo detalladamente una lista de posibles efectos dañinos a la salud de la lactoferrina y lisozima recombinantes de Ventria. Entre otros, explica que las proteínas recombinantes no son idénticas a las naturales, por lo que hay probabilidad de provocar desórdenes inmunológicos y alergias. La lactoferrina y la lisozima pueden además favorecer el crecimiento de otros patógenos, como por ejemplo la bacteria Helicobacter pyloris, causante de gastritis y cáncer estomacal, de bacterias causantes de meningitis, y otras enfermedades de difícil tratamiento por su resistencia a muchos antibióticos existentes. La empresa obviamente conocía estos informes, pero decidió proceder, colocando en riesgo niños del tercer mundo. Si las instituciones peruanas conocían los informes, su complicidad es criminal. Si no los buscaron, su negligencia es del mismo tenor. - Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo ETC
https://www.alainet.org/es/active/12102
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