Por la Libertad de la Madre Tierra

20/04/2006
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"Canadá, our home and native land": "Canadá nuestro hogar y tierra nativa"...dice el himno nacional. "Canadá, our home in native land": “Canadá nuestro hogar en tierra nativa"... dice la valla en Caledonia Caledonia, al sur oeste de la provincia de Ontario en Canadá. Tierra de los Mohawk. Una de las seis naciones que nunca fue derrotada ni sometida y con las que se firmaron tratados inter-nacionales que no han sido cumplidos. Naciones originarias en Canadá que son tratadas como primitivos, salvajes, pobres, excluidos. Víctimas de un racismo sistemático y encubierto con programas de "asistencia social" para que ni siquiera se puedan quejar. Les quitaron la tierra, la lengua, la casa, la comida, las familias, la religión, las costumbres. Los convirtieron en extraños en sus tierras y entre sus gentes. Les enseñaron la vergüenza y a encontrarla en el espejo, en la imaginación, en el tono de voz, en la familia y en la historia. Los enterraron en colegios de misiones para civilizarlos y allí los violaron, les quisieron arrancar a golpes de sus territorios, les mostraron como odiar sus orígenes y no poder ser de otro modo. Los formaron para ser basura. Pero además, porque la mentira se convierte en verdad para que sea mentira, convencieron al mundo que son perezosos, que no quieren trabajar, que son borrachos, sucios, inútiles, que no saben criar hijos, que viven de la caridad. Maria Campbell, la maravillosa escritora indígena lo dijo al contar su propia historia. Contó que cuando era niña, su cujcum, su abuela le decía que no recibiera la cobija cuando tuviera frío y vinieran a regalársela. Años de soledad, drogas, prostitución, pobreza, soledad, violencia, golpes y de navegar las calles al borde de la muerte huyendo de un dolor inmenso, la llevaron por el camino largo, el "camino rojo" (el camino sagrado) para que entendiera las palabras de la cujcum. Si te lo quitan todo, hasta la dignidad y cuando no te queda nada, te traen la cobija para cubrirte del frío en la calle y en la miseria: ¡No aceptes la cobija, carajo! Y María entendió y en vez de dar gracias les escupió. Y levantó la frente. "El honor de uno es el honor de todos. El dolor de uno es el dolor de Todos. Mientras haya una sola, un sólo hermano indígena en la humillación y el dolor, seremos prisioneros y estaremos sometidas y en la esclavitud". Axial decían en la Laguna Alcalina en Colombia Británica, o la Laguna del Alcohol, Andy y Phillis Chelsea, cuando iniciaron el largo camino para sacar a sus familias de la dependencia y a su comunidad de la esclavitud. Ahora...Caledonia. Habían ocupado su territorio ancestral y reconocido en los tratados para evitar que se construyeran negocios en tierra indígena. Lo hicieron en paz. Con dignidad. Ayer, a las 5:55 de la mañana, la policía entró masivamente a sacarlos por la fuerza. Pero la fuerza de la conciencia y la convicción les dió sabiduría y rodearon a la policía. Vinieron tropas, como cuando en Gustaffson Lake, hace algunos años cuando el Gobierno mandó a masacrar a un líder en total impunidad y a expulsarlos a la fuerza. Salió la palabra y se regó por teléfonos, emisarios, correos electrónicos, emisoras de radio comunitarias, cartas y mensajes. Empezó a llegar gente. Mucha gente, a unirse, a filmar, a prepararse para resistir la arremetida. Rompieron la muralla de propaganda y de silencio que montó el gobierno y los medios comerciales y esperaron. Arrestaron 16. Los tuvieron que soltar y al salir dijeron, uno tras otro, jóvenes, con la frente en alto. No queremos plata, ni regalos, ni puestos. Exigimos que se respete la tierra. Nuestra Tierra. El padre de un prisionero digno habló con orgullo de su hijo. "Defiende la tierra y estoy orgulloso de él, orgulloso de que sea un indígena." La tensión crecía y se esperaba lo peor... Este de Ontario. Lejos de Caledonia. El ferrocarril que comunica a Toronto con Ottawa y Montreal. Los centros del poder de Canadá. Las mega ciudades globalizadas. Un bus atravesado en la vía. Unas llantas quemadas. Unos troncos. La bandera roja y amarilla con la efigie de lo Mahawk. Al otro lado de la provincia, unos pocos se levantaron en solidaridad y bloquearon la ferrovía privatizada. No circulaba NADA mientras no se respetara el derecho defendido de hermanos y hermanas en Caledonia: Libertad para la madre tierra. Pocos, armados de bastones y palos y listos a resistir. Se paraliza el país por unos pocos, pero la dignidad se respeta. No los arrodillaron, no los humillaron. No ha podido tanto dolor y tanta amargura ni tanta humillación con la dignidad de estos pueblos. Esta noche, el Gobierno se compromete a negociar. Los que bloquean la vía dicen: "La historia enseña que sólo la lucha nos lleva a la mesa y a que se escuche la palabra, son ustedes los que tienen que explicar porque es necesario luchar y bloquear para ser respetados, a nosotros nos corresponde exigir respeto". Entre los pasajeros que no pudieron tomar el tren, una mujer dijo:"Si esto es lo que se necesita para que cambien las cosas, pues adelante!". Pero fue la excepción. Racismo, alineación, egoísmo. Uno no vuelve a tomar el tren, de ahora en adelante viaja en avión porque "esto es ridículo", otro dice que no tiene nada que ver y no entiende porque tiene que pagar. El representante de CN Rail, la compañía ferroviaria dice que no tienen nada que ver en conflicto y exige al Gobierno que expulse a quienes bloquean la vía. ¿Nada que ver? ¿Acaso no ha sido para que puedan acumular dinero y riqueza explotando estas tierras y pueblos, estos mismos agentes y empresarios que todo esto sucede? El Gobierno se compromete a negociar en condiciones exigidas por los indígenas de Caledonia. Un paso adelante. Un mínimo paso. Peor no están solos y lo importante es que ¡no reciban la cobija, carajo! New Brunswick, abril 21 de 2006
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