A propósito de la Misión Ciencia

La Revolución Científica

06/01/2006
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La brecha entre ricos y pobres El desarrollo de los países pobres precisa una revolución científica. Como lo explicaba Charles Percy Snow en su libro“Las Dos Culturas” (1958), dos recursos necesarios para que una revolución científica se lleve a cabo en cualquier país son capital y educación. El capital en todas sus formas, incluyendo tanto el capital monetario como el tecnológico. Es necesario disponer de cuantiosos recursos económicos para los sectores comprometidos con la ciencia. La educación es esencial; un adiestramiento científico que prepare a nuestros pueblos para el trabajo y no sólo para el empleo. También, es menester establecer a la par una educación humanística que siente las bases de los valores morales y culturales de nuestras sociedades para que el desarrollo sea equitativo. La eliminación de la brecha entre los países ricos y pobres depende en gran parte de que los países más industrializados asuman la responsabilidad de contribuir en el aporte de estos dos recursos. No esperamos limosnas sino una verdadera ayuda en bienes lo suficientemente cuantiosos como para que impliquen un sacrificio por parte de las naciones poderosas y sus pueblos. Obviamente los países más desarrollados del mundo, desde que son desarrollados, nunca han estado dispuestos a prestar esta cuota de ayuda que hubiera permitido mejorar la situación en los países menos industrializados y más pobres, y que hubiese evitado el grado de miseria que hoy se vive en la mayor parte de estos pueblos. Por el contrario, muchos de ellos en vista de la inestabilidad política de estos países se han aprovechado de sus materias primas a precios de vaca flaca, como bien lo documenta Eduardo Galeano en “Las Venas Abiertas de América Latina”(1971), y han contribuido en parte a prolongar nuestras crisis. Aun, lamentablemente, no representamos para ellos otra cosa que nuevos mercados para vender sus productos, fuentes de recursos naturales y minerales (petróleo, metales, agua, etc.) y mano de obra barata para las grandes transnacionales. En la actualidad esta situación no da luces de cambio alguno. Por dar un ejemplo, la deuda histórica que los países más ricos tienen con los más pobres debería ser pagada con intereses en aportes de capital y conocimiento, pero no hay ni la más mínima muestra de voluntad política y peor aun, de voluntad humana. Evidentemente, una dimensión del problema es de carácter moral. Las naciones pobres debemos ser más realistas y exigir con mayor carácter y unión nuestras diversas demandas a los países más ricos. No debemos limitarnos a buscar inversión de los países más ricos en nuestro territorio, sino buscar la cooperación entre todas las naciones del mundo. Latinoamérica, con Venezuela a la cabeza, está mostrando un camino; en este país se ha emprendido un buen rumbo, pero es necesario dar pasos más grandes, lo que su presidente, Hugo Chávez Frías, llama “el salto adelante”, y particularmente en el terreno de la ciencia. Precedentes en Venezuela Como lo ha mencionado el Ministro de Educación de Venezuela, Aristóbulo Istúriz, el camino comienza con la educación y si todo el mundo se prepara la sociedad sube. El primer paso es formar a la gente desde la infancia, para que luego el ciudadano pueda incorporarse a institutos de educación superior o bien formarse en un oficio determinado. Para ello son las misiones educativas y de trabajo que emprende el gobierno nacional, así como las políticas que se están implantando dentro de todo el sistema educativo. Las bases del crecimiento de la sociedad venezolana deben ser fundadas sobre el desarrollo educativo y no exclusivamente sobre el desarrollo económico, de hecho este último es una consecuencia de la educación. El desarrollo que se pretende debe valorar la relación del ser humano con el entorno cultural y natural que lo rodea. Así lo estipula la Constitución venezolana expresando los principios del nuevo socialismo. Vamos por buen camino, ya que estos principios han sido incorporados al currículo del nivel de Educación Media a partir del año escolar 2003-2004. La línea estratégica de esta batalla debe articular el proceso educativo al proceso productivo como es la filosofía de la Misión Vuelvan Caras y a la investigación; el presidente Hugo Chavez Frías recientemente ha mencionado una futura y posible “Misión Ciencia” como respuesta a las deficiencias que en esta área tiene nuestro país. Estrategias e ideas El avance científico de Venezuela es imprescindible para su desarrollo industrial e independencia tecnológica. Para que la revolución científica sea posible en Venezuela, como lo menciono anteriormente, el aporte educativo y capital es clave. ¿Cómo podemos adquirir estos dos rubros? 1. Además de las grandes potencias como EEUU y la Unión Europea, otros países cuentan con un mayor desarrollo científico que el nuestro. Ellos son, China, India, Rusia, Irán y Brasil, entre otros; a ellos debemos dirigirnos en busca de cooperación. ¿Qué podemos compartir de sus experiencias en ciencia, educación y tecnología? La iniciativa del gobierno nacional de incrementar los lazos con estos países es válida, pero se deben diversificar los rubros. Se debe establecer un mayor intercambio de profesionales de alta calificación entre las diferentes naciones. Venezuela importa médicos cubanos para remediar el problema de salud en sus sectores más pobres, pero también forma médicos venezolanos en Cuba con un perfil social que se adapta a nuestros problemas de salud más elementales. Debemos hacer lo mismo en otras áreas como la educación y la ciencia, y con otros países además de Cuba, para que la revolución científica sea viable. Solos no podemos. El profesor coreano Ha-Joon Chang de la Universidad de Cambridge nos da un ejemplo: En el siglo XIX los alemanes se desarrollaron científicamente aprendiendo de, “robando a” dice él, los ingleses. Luego, los suizos también se desarrollaron robándole las ideas a los alemanes, pero ellos se manifiestan hoy defensores de la propiedad intelectual. Nosotros hemos de optar por otro camino, por el fluir de ideas y tecnologías entre los diferentes pueblos. Si consideramos el contexto global, debemos abrirnos a la ayuda que cualquier otro pueblo pueda prestarnos. Para ello necesitaremos expertos que nos den una mano en el proceso de enseñanza. 2. El pilar fundamental de la educación debe constituirlo el ser humano y su objetivo principal debe ser elevar su conciencia. El sistema educativo venezolano debe apartarse de aquel modelo profundamente egoísta donde se prepara al alumno para la competencia. El objetivo es pasar del consumo de conocimiento y tecnologías, a la creación de una ciencia que vincule nuestro ser con su entorno. Pasar del ser consumista que sólo le importa su individualidad, al ser creador y productivo, al ser que le importa lo colectivo. En primer lugar se deben fortalecer el amor y el afecto; y además se debe revolucionar la conciencia, cultivando la solidaridad y la sinceridad. Esto nos llevará a un mejor conocimiento de nuestra realidad y necesidades. Sólo a partir de allí se podrá construir la tecnología pertinente y necesaria para el desarrollo del país y saludable para el medio ambiente. 3. Una cultura matemática inculcada en las mentes de los más pequeños proveerá, a largo plazo, una generación de hombres y mujeres con un gran poder de abstracción, cualidad indispensable para el avance científico y tecnológico de una sociedad. Así ha sido el caso de los “tigres asiáticos”; en países como Singapur y Japón los niños de entre 8 y 10 años son educados para realizar cálculos matemáticos mentalmente, y lo hacen con mayor eficiencia que en otras potencias como EEUU o Inglaterra. Las comparaciones muchas veces resultan odiosas, de hecho no pretendo que sigamos el modelo de Singapur, Japón o cualquier otro modelo; tan sólo propongo que se reconozcan, se sigan y sobre todo se adapten a nuestra realidad los buenos ejemplos que ya se han ensayado en otros pueblos. Es en ese sentido donde debemos apuntar. De la misma manera que bajo convenios de intercambio enviamos miles de venezolanos a estudiar a Cuba una medicina de orientación social, lo cual es ejemplar, ¿por qué no enviar venezolanos al extranjero a aprender técnicas de enseñanza en matemática, para que luego regresen a desarrollar una “Misión Matemática” para los niños de las Escuelas Bolivarianas? Todo esto, claro está, entendiendo que la matemática no deberá ser vista tan sólo como una asignatura de la escuela, sino que deberá ser conceptualizada en el espacio comunitario y cultural de los jóvenes para que despierte su creatividad. Necesitamos jóvenes que aprendan a pensar y a crear, y la matemática será útil no sólo para aprender a calcular sino para aprender a abstraer. En otras palabras, la matemática en su sentido más amplio y útil deberá ser integrada en el proceso de enseñanza como un área de conocimiento y como parte de la cultura. 4. La revolución científica en Venezuela amerita que nuestros jóvenes al menos tengan un manejo técnico del inglés dado el papel que juega actualmente este idioma en el quehacer científico y tecnológico. La lengua de Shakespeare, hoy en día es sumamente útil para la comunicación científica y tecnológica a nivel mundial (no hay garantía de que esto no cambie en los próximos 30 ó 40 años), y como tal, debe ser impartida obligatoriamente y bajo estándares de alta calidad en todas las escuelas bolivarianas (y demás) de Venezuela para que llegue a todos los sectores. No debemos prejuiciarnos porque se trate de un idioma ajeno a nuestras raíces culturales, por el contrario es una manera de enriquecer nuestra cultura y de ser pragmáticos a la hora de llevar a cabo una revolución científica. El idioma inglés nos permitirá en los institutos de educación superior tener acceso (y traducir a nuestras lenguas) los numerosos textos científicos y de ingenería que en su mayoría se encuentran escritos en este idioma; por ahora, el idioma de la ciencia. Sin embargo, el estudio de los idiomas indígenas de nuestro territorio debe ser igualmente accesible bajo el mismo criterio de obligatoriedad y calidad en función de las peculiaridades de cada región. Por supuesto, si queremos formar niños políglotas no podemos hacerlo obviando las culturas y etnias con las cuales hemos convivido por más de 500 años, prácticamente dándoles la espalda. La Constitución Bolivariana expresa que la República ha de tener una educación multiétnica y pluricultural (además de democrática, participativa y protagónica). Hay que añadir que el estudio de otro idioma además del materno también constituye una actividad que cultiva nuestro quehacer cultural y ejercita nuestro poder de comunicación y abstracción, tanto como la matemática. 5. Se deben establecer lazos multidisciplinarios entre el sector industrial y el sector científico. Sin romper con la tradicional investigación pura, imprescindible para el avance de la ciencia, el gobierno y las universidades venezolanas deben incentivar y sincerar la investigación aplicada a resolver los problemas básicos de nuestra sociedad. Un hecho que puede servir de base para llevar a la realidad esta idea lo constituye la presencia en Venezuela de Parques Tecnológicos (PT) ligados a diferentes universidades del país. Los tres primeros PT nacieron en orden cronológico en Mérida, Barquisimeto, Caracas y Maracaibo. La misión filosófica de un Parque Tecnológico es justamente establecer un puente entre el sector empresarial y el universitario con el objetivo de incubar pequeñas y medianas industrias. Estas iniciativas requieren un mayor incentivo por parte del gobierno nacional y de los gobiernos regionales para lograr una verdadera repercusión en la sociedad. Como lo expresa Germán Crespo, director del PT de Sartanejas, «Los Parques Tecnológicos son una vía factible para el desarrollo de nuevos negocios basados en la innovación y en la tecnología, con beneficios para las PYMES (pequeña y mediana industria) y las universidades, donde germinan las ideas de los emprendedores ». Por supuesto, no sólo para el “desarrollo de nuevos negocios, habría que tener una visión más amplia, desarrollo económico sí, pero anteponiendo los intereses humanos y sociales. Es imprescindible entender que la ciencia es una actividad humana y como tal, debe estar al servicio de la mujer y del hombre, y no lo contrario. En esta filosofía se podrían apuntar y sintonizar los PT y el gobierno nacional, aunque de momento son pobres los lazos que los acercan. Las universidades no pueden mantenerse desconectadas de la industria, y los PT, justamente, tienen como filosofía de trabajo brindar las bases de este acercamiento. 6. El modelo del “desarrollo endógeno” debe ser columna fundamental del desarrollo científico y tecnológico. El artículo 302 de nuestra nueva Constitución al referirse a la promoción de la manufactura nacional de materias primas provenientes de recursos naturales expresa el carácter endógeno del desarrollo. También, señala como indispensable para el desarrollo económico la búsqueda de un alto valor agregado nacional, fortalecer la soberanía económica de la nación y lograr un crecimiento sustentable de la economía. No hay duda de que el alto valor agregado lo pone la educación. En tal sentido el pueblo venezolano, como lo conocemos, mestizo y rico étnicamente, con una gran extensión y diversidad de ecosistemas, tendrá mucho provecho en utilizar sus abundantes recursos culturales y naturales, así como su ingenio, para generar bienes de beneficio común. La revolución científica debe nacer de las entrañas de Venezuela: ser cultivada en la conciencia de los más jóvenes, armada por un ejército de estudiantes y atender a nuestras necesidades; y todo esto con la materia que nos provee la tierra donde estamos viviendo. Un ejemplo Ilustremos todos estos puntos a través de un ejemplo. Si queremos convertir unos pocos kilos de zinc y hierro en una mesa de acero inoxidable para un quirófano de un centro de atención médica de la Misión Barrio Adentro II o III. Lo primero que hay que hacer es saber qué disponemos como recurso natural. Las reservas de hierro en la región de Guayana superan los 2000 millones de toneladas. Desde Cuba podemos importar el zinc ayudando a su extracción con nuestro carbón (es un tratado que está en marcha). Para producir el acero inoxidable y la mesa de operaciones necesitamos algo más, necesitamos conocimientos fundamentales y precisos, necesitamos aprender a desarrollar nuestra propia tecnología. Tenemos que formar gente que sea capaz de convertir esos pocos kilos de hierro y zinc en una mesa que valdrá 1000 ó 10.000 veces más que el hierro y zinc, o el acero oxidable, que exportamos. Los PT deben establecer una plataforma donde la gente formada ayude a llevar a la práctica las ideas a través del desarrollo de industrias. Esto generará empleos directos e indirectos, y sobre todo, alzará nuestra autoestima al vernos capaces de haberlo logrado. De eso se trata el valor agregado, de hecho, es el saber y el quehacer intelectual el que “agrega” el “valor”. Para que todo esto sea posible, no hay duda, se requiere una revolución científica en Venezuela. Un comentario final Nuestra revolución bolivariana, visionaria y progresista, no persigue imponer ideologías ajenas y rígidas. Por el contrario, propone la creación de un modelo flexible que nazca de nuestra propia creación y se adapte a nuestra realidad. La Revolución Científica puede formar parte de la Revolución Bolivariana, porque ésta última es una revolución de ideas: como dijo Simón Rodríguez, “o inventamos o erramos”. Una revolución científica enmarcada en el proceso bolivariano garantizará una calidad de vida digna de todos los sectores del país, siempre y cuando se oriente en el contexto de nuestra historia, cultura y naturaleza, y se impulse con la participación de la fuerza creativa del pueblo venezolano. La Revolución Científica es posible y es necesaria. - Fernando Otálora Luna, biólogo , es egresado en 2002 de la Universidad de los Andes, Mérida, Venezuela. Actualmente, finaliza un doctorado en la Universidad de Neuchâtel, Suiza sobre la fisiología y ecología sensorial de insectos. Específicamente, investiga los triatominos (chipos, pitos o vinchucas) transmisores de la Enfermedad de Chagas. Miembro del Comité Bolivariano de Suiza.
https://www.alainet.org/es/active/10287?language=es

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