Cuando el pueblo se despierta los sicofantes se activan

15/04/2012
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En la Unión Europea el resultado de la utopia neoliberal está a la vista de todos.  Hace poco menos de 70 años, en su libro titulado La Gran Transformación, al analizar el horroroso balance socioeconómico del laissez-faire que condujo a la Gran Depresión, al ascenso del fascismo en Europa y a la segunda Guerra Mundial, Karl Polanyi lo sintetizó de la manera más breve posible: la utopia de los mercados autorregulados no puede existir mucho tiempo sin aniquilar la substancia humana y la naturaleza de la sociedad, sin destruir físicamente al ser humano y transformar sus entornos en desiertos.  Y agregaba que, inevitablemente, la sociedad tomó las medidas para protegerse a sí misma.
 
El neoliberalismo, esa aplanadora que desde hace mas de 30 años destruye sistemáticamente el Estado benefactor creado por el capitalismo como respuesta a las secuelas de la Gran Depresión, ha perdido toda legitimidad y demostrado que carece de propuestas políticas para seguir aferrándose al poder.  Jamás en la historia humana una utopia destructora, como el neoliberalismo actual, alcanzó tal universalidad.  Nunca hubo tal concentración de riqueza en tan pocas manos.  Tanta desposesión masiva, tan poca perspectiva para los pueblos.  Y, agregaríamos, tanta traición acumulada en manos de los políticos tradicionales, en los “partidos de gobierno”, incluidos los socialdemócratas.  Y es ahí, cuando para llegar o mantenerse en el poder, esos políticos que implantaron el neoliberalismo roban las propuestas de sus adversarios.  Así fue en el pasado, y así lo vemos en el presente.
 
Inevitablemente la sociedad tomará las medidas para protegerse a sí misma
 
Las olas del Mediterráneo acarician las playas del Prado en Marsella mientras el viento hace ondear las miles de banderolas rojas de los 120 mil simpatizantes y militantes del Frente de Izquierda (FI) que el sábado 14 de abril vinieron desde distintos lugares del Sur de Francia para escuchar a Jean-Luc Mélenchon, el candidato del FI para las elecciones presidenciales francesas del próximo 22 de abril.  El entusiasmo y el civismo marcó esta jornada, en la cual se destacó una vigorizante presencia de jóvenes.  En el Prado, escribe este lunes 16 el diario Le Figaro, había una multitud que no tenía nada que ver con la base tradicional, militante y sindicalista, de la izquierda tradicional, sino joven, abigarrada, popular, a la imagen de esa Marsella de la cual Jean-Luc Mélenchon hizo el emblema del mestizaje.
 
https://www.alainet.org/en/node/157210
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