Los Nobel 2010: Paz y Literatura
10/10/2010
- Opinión
“No se escriben novelas para contar la vida sino para transformarla, añadiéndole algo:
Mario Vargas Llosa, Nobel de Literatura 2010.
Mario Vargas Llosa, Nobel de Literatura 2010.
Polémica y regocijo. Enojo y simpatías. Reacciones múltiples. Luces de libertad no ajenos de artificio. Eso causaron, al menos, dos de los premios recién anunciados por la Comisión del Nobel. El Nobel de la Paz y el Nobel de Literatura, o viceversa. El primero para el opositor chino Liu Xiaobo, el segundo para el escritor peruano-español, Mario Vargas Llosa.
El nombramiento de Liu generó reacciones virulentas del gobierno chino, que arremetió contra Noruega, el país del jurado; el largamente esperado de Mario causó regocijo entre los peruanos, los mexicanos, los españoles, los latinoamericanos, los hispanoparlantes, el mundo literario en general.
Los signatarios justificaron la entrega a Liu del más alto reconocimiento, el Premio Nobel de la Paz 2010, “por su lucha no violenta y duradera por defender los derechos humanos”. En tanto el Nobel de Literatura 2010 para Vargas Llosa es: “Por su cartografía de las estructuras de poder y de sus imágenes mordaces de la resistencia del individuo, la rebelión, y la derrota”.
El primero, opositor férreo a la cerrazón del régimen de partido único, el Partido Comunista Chino (PCCH), a la democratización del sistema político que arrastra en su seno acciones represivas violentas como las masacres de Thiananmen. Refresca la memoria también la acción en contra de los monjes tibetanos, cuando en marzo de 1959 el ejército de Mao liquidó a miles y encarceló a otros tantos y colocó la estocada en 1966 con el arribo de la “revolución cultural” que derribó y saqueó templos y monasterios.
El segundo por sus señalamientos y críticas a regímenes autoritarios y antidemocráticos como el sistema priista. Cuando sacudió con sus declaraciones sobre nuestro país: “México es la dictadura perfecta”, a mediados de 1990 en tiempos de Salinas de Gortari. Y abundó con creces: “La dictadura perfecta no es el comunismo. No es la URSS. No es Fidel Castro. La dictadura perfecta es México. Yo no creo que haya en América Latina ningún caso de sistema de dictadura que haya reclutado tan eficientemente al medio intelectual, sobornándole de una manera muy sutil”.
El jueves 30 de agosto de aquel año, luego de emitir sus juicios lapidarios sobre el sistema político mexicano con motivo del evento “Encuentro Vuelta. El siglo XX: La Experiencia de la Libertad”, invitado desde luego por el dueño de la revista, Octavio Paz, saldría del país a toda prisa. El juicio había molestado a los actores del sistema y a sus apologéticos voceros, entre quienes se encontraba el pupilo de Paz, Enrique Krauze quien para suavizar las cosas y las acusaciones de Vargas Llosa, retrocedió con el calificativo de “dictablanda”. Pero el golpe estaba dado. Salinas se enojó y Paz quedó mal con el tlatoani desde el canal de las estrellas.
Con una diferencia de por medio a los premiados: uno está en la cárcel por sus posiciones políticas, el otro no. El primero no tiene tanto reconocimiento público como el segundo; aquél lucha desde el interior de su país, éste tiene por escenario al mundo y millones de lectores. En eso radican las desigualdades de la lucha.
Liu es castigado, porque es un “delincuente”. Dijo el ministro de relaciones exteriores desde Pekín: “Liu Xiaobo es un criminal condenado por el sistema judicial chino porque ha violado las leyes chinas”. Por eso el gobierno chino manifestó su descontento. Xiaobo, profesor universitario de 54 años, preso desde 2008, purga una condena de once años, porque fue uno de los autores y firmantes del manifiesto “Carta 08” [inspirada en la Carta 77 de la extinta Checoslovaquia redactada en 1977 en pro de la apertura del régimen satélite], junto a otros 303 intelectuales y artistas de su país que se publicó en internet, para exigir la protección de las libertades.
Es decir, por la democratización del régimen y la instrumentación de reformas constitucionales de apertura. Derechos elementales como la libertad de expresión y de prensa, el multipartidismo en oposición a la verticalidad del PCCH y la protección del medio ambiente. Tremendos reductos del viejo sistema, pese a que China se mueve en el mundo de la globalización con apertura de mercado y fuerte competitividad, al grado de mantenerse hoy en día como la segunda potencia mundial atrás solamente de Estados Unidos. Con una economía de punta, China se sostiene con un orden político retrógrada.
Han sido los EU, precisamente, quienes están pidiendo al gobierno chino ahora la liberación del Nobel Liu. Así lo solicitó el mismísimo presidente Barack Obama hace dos días. Y las presiones hacia los chinos no cesarán en lo inmediato; pero tampoco es de esperarse una salida pronta. Del miso modo que ha ocurrido de parte de los chinos con las demandas del también Nobel 1989, y gobierno en el exilio del Tíbet, el Dalai Lama, que demanda el reconocimiento de la independencia tibetana.
Las letras hispanas están de plácemes. No es para menos. La calidad de la obra de Vargas Llosa es incuestionable; mejor dicho, se disfruta en cada libro. El autor de La ciudad y los perros, La guerra del fin del mundo, Conversaciones en la Catedral, La casa verde, etcétera, es muestra de la calidad prolífica de su autor. El reconocimiento es al autor, pero también al idioma en el que se escribe mi obra, dijo el premiado.
El idioma de El Quijote, ha dado otros Nobel ilustres. Latinoamericanos como Octavio Paz (1990), Gabriel García Márquez (1982), Miguel Ángel Asturias (1967), Pablo Neruda (1971), Gabriela Mistral (1945). Otros que lo merecían quedaron fuera, pero el que más y no lo recibió fue Jorge Luis Borges.
Lo importante son los actos de merecimiento; aunque también el premio como tal. Eso le da un empuje importantísimo a la obra de los premiados. Vargas Llosa tiene mucha pila para seguir deleitándonos con sus letras; Liu una gran tarea pendiente. Este último seguirá causando revuelo. Mas en un mundo ávido por presionar a China, un país rico que desde ya le está disputando la hegemonía a EU en el marco de la globalización.
No se olvide que EU, como el resto del mundo occidental, mira la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio. Y las tareas por la democratización tienen amplio “mercado” en los países que pregonan la libertad y el respeto a los derechos democráticos de los individuos. Pero las sociedades son las que más reclaman. Las letras, los manifiestos, las protestas seguirán a todas luces.
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