No o sí a Noemí

15/03/2010
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En las elecciones legislativas colombianas del domingo 14 los conservadores fueron el partido que más creció en bancadas (subió en un 33% su número de senadores: de 18 a 24) y quedó segundo (con casi 21% de los votos válidos, 4 puntos debajo del ganador: el ‘Partido de la U’ de Uribe). Esto les permitirá a ellos el crecer en sus posibilidades de calificarse para la segunda vuelta en las presidenciales del 30 de mayo.
 
Sin embargo, los conservadores se encuentran entrampados pues hay un virtual empate entre sus dos principales aspirantes: Andrés Felipe Arias y Noemí Sanín.
 
El primero (apodado de ‘uribito’ por su gran parecido físico e ideológico al actual presidente) ha tenido la cartera de agricultura, ha sido uno de los ministros favoritos de Uribe y es partidario de hacer una gran coalición con el Partido de la U y con otras fuerzas continuistas.
 
La segunda ha sido embajadora en Madrid y Londres, salió tercera o cuarta en las dos últimas dos presidenciales colombianas y ha tenido una relación controversial con Uribe. Por una parte a ella se le acusó de tildar a Uribe de pro-paramilitar antes de que él gane los comicios, pero ella, al mismo tiempo reivindica a su régimen.
 
Ambos buscan darle al conservatismo una estrategia diferente. Arias podría llegar a un pacto con Santos (el candidato del Partido de la U) para buscar una plancha que gane en la primera vuelta. Sanín, en cambio, quiere que los conservadores recuperen su independencia y llama a una suerte de post-uribismo. Ella es partidaria de más presencia militar de EEUU y de la dureza antiterrorista, pero incide en que hay que dar un giro más social.
 
Una victoria de Arias podría garantizar que el siguiente mandatario sea un leal sucesor a Uribe (como que también una candidatura más crítica al régimen levante vuelo acusando a los conservadores de ser lo mismo que el uribismo). Si Sanín sale su estrategia sería buscar posesionarse en la segunda vuelta para querer ganar en primera con los votos de la oposición (si compite contra Santos) o del uribismo (en el improbable caso de que él no se clasifique).
 
Es probable que el tribunal electoral colombiano demore varios días en arrojar el resultado final y que al cabo de éste hayan tantas acusaciones mutas de fraude que el conservadurismo acabe devorado por sus propias contradicciones y la polarización se de entre el uribista Santos y la oposición.
 
 En las mismas ánforas del domingo todo aquel que quería podía solicitar una papeleta para escoger por cual aspirante a la candidatura conservadora votaba. Usualmente los que se identifican como miembros de un partido son muchos menos de los que votan por éste. No obstante, en el caso del conservatismo colombiano ocurrió lo inverso: el número de personas que participaron en sus elecciones internas es similar y tal vez mayor al del conjunto de colombianos que votaron por este mismo partido. Muchos de quienes participaron en esa interna no son conservadores y lo que buscaron hacer fue querer eliminar a quien consideraban como el mal mayor.
https://www.alainet.org/en/node/140056
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