Este primero de octubre el candidato conservador Felipe Calderón Hinojosa (FCH), declarado ganador presidencial por un ampliamente criticado tribunal electoral federal, y abiertamente impugnado como usurpador por un poderoso movimiento social y de partidos políticos, inicia una rápida gira a países de Centro y Sudamérica.

Más allá de la declaración retórica acerca de América Latina “debe ser un área prioritaria en la política exterior de México (FCH)”, pero que durante más de una década la política real de gobiernos neoliberales (panístas o priístas) han actuado en dirección contraria, hoy FCH ha decidido recorrer algunos países para buscar la legitimidad política que dentro de México no encuentra fácilmente.

Como bien se sabe, o se puede consultar[1], la plataforma de política exterior del candidato conservador, es una continuidad, con ligeros matices, de la política del abiertamente pro-estadounidense Vicente Fox en retirada.  La prioridad de esa política es profundizar el modelo dependentista neoliberal de México hacia los grandes capitales de EU y Canadá y sus socios locales bajo pautas extralegales como es la Alianza de Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN).  Un TLCAN-Plus que pretende establecer un gobierno regional de facto, al margen de los congresos y la sociedad.[2]

Bajo esa lógica el Programa de FCH añaden tres líneas más: “relanzar la relación con América Central” reviviendo el Plan Puebla Panamá (PPP), “reactivar el dialogo político México-ABC (Argentina, Brasil, Chile)” para persistir en el ALCA e “Instrumentar mecanismos de coordinación política con países europeos” para la reconquista de América Latina por parte del gran capital europeo. 

Sin embargo, la visita a Guatemala, Costa Rica, Colombia, Chile y Brasil, también busca aterrizar en promesas específicas de negocio y alianzas políticas.

Con Centroamérica y el apoyo del presidente Oscar Arias “el gran tema que nos une,-es- el Plan Puebla-Panamá, que es un proyecto de integración regional energética y de infraestructura.” Consideró que “a eso habría que meterle el acelerador porque hay un montón de proyectos que no se han podido llevar a cabo porque ciertamente es difícil”(Comunicado de O.Arias[3] ). 

El anzuelo central, a cambio de apoyo político, es continuar haciendo el trabajo sucio para el capital estadounidense deseoso del negocio de construcción de la gran refinería de petróleo, que a su vez “neutralice” la influencia de Venezuela.

Para el propósito propagandístico también propondrá realizar en México en el 2007 una Cumbre de presidentes con motivo del 15 aniversario de los Acuerdos de Paz de Chapultepec. 

En Sudamérica los propósitos son varios, por una parte, alcanzar el apoyo político del más influyente país de la región, específicamente del gobierno Brasileño, a cambio de la promesa de la tan buscada entrada de Petrobrás a la exploración y explotación del petróleo en aguas profundas del Golfo de México[4], y alguna otra sorpresa similar.

Con Chile, “quizás la relación estratégica más importante que México tiene hoy por hoy en América Latina” (a decir A.  Sarukan, el principal asesor en política exterior de FCH), el propósito central parece continuar con la lección neoliberal que inició hace dos años con el entonces ministro Chileno de Energía, Jorge Rodríguez, “con quien conversó acerca de la utilidad … y los beneficios que ha significado la reforma eléctrica realizada en su país, así como el contenido de la adecuación legislativa aprobada recientemente.” En ese entonces en.” la conversación entre ambos funcionarios, se intercambiaron puntos de vista sobre las experiencias en las transformaciones de los marcos jurídico y fiscal que se han realizado en el sector energético.”[5]

Además, FCH explícitamente ha repetido el cliché neoliberal de que “Chile representa el caso más exitoso de crecimiento económico, de desarrollo, de reducción de la pobreza extrema en toda AL y de transición democrática”. 

Con tanta resistencia en México de los sindicatos, partidos de izquierda y ciudadanos en general a los propósitos de privatización de los energéticos, así como de la profundización de la miseria bajo 20 años de modelo neoliberal, FCH cree que puede encontrar remedios chilenos transportables a México.

Finalmente, tanto en Colombia como en Guatemala, los propósitos explícitos e implícitos parecen ser de naturaleza más política y de didáctica represora. 

Según FCH, Colombia, por una parte, tiene “avances en la lucha contra el narcotráfico y terrorismo con “un manejo interesante” que quiere conocer, dado el alarmante crecimiento en México de tales males, bajo la complicidad e ineficacia de los funcionarios y de la política de su partido.

“Interesante” sería que FCH se asomara primero, por ejemplo, al informe de una organización que ni Uribe ha podido descalificar con el mote de “subversiva”: Amnistía Internacional (AI)[6].  La evaluación de AI sobre Derechos Humanos del Estado Colombiano[7], enviada a la ONU, así como por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, sostiene y denuncia:

La continuidad de las ejecuciones extrajudiciales a manos de las fuerzas de seguridad, los abusos cometidos por grupos armados de oposición, la violencia contra las mujeres, contra la libertad de expresión socavada por las amenazas continuas, los secuestros y los homicidios de que se hizo víctima a los periodistas, a los defensores de derechos humanos.  Y pese a la constatación que el propio Departamento de Estado de EU ha hecho de persistentes violaciones de derechos humanos por parte de los militares, se mantiene la más alta ayuda militar de EU en el continente.

Además, el A.  Uribe candidato presidencial que rechazaba que se le etiquetara de derechista y autoritario, y se definía a si mismo como "un demócrata con sentido de la autoridad y un capitalista con vocación social", ajeno al "Estado clientelista”[8], hoy ha añadido a sus credenciales políticas una negociación de TLC con EU que amenaza a los sectores más desprotegidos de Colombia.  Acaso eso sea parte de lo interesante, pero quizá únicamente para los conservadores. 

Si ese “manejo interesante” de conflictos tipo Uribe lo pretende FCH importar a México, nos estaría indicando el cómo piensa instrumentar el capítulo de “seguridad” de la ASPAN.  Sin embargo, como bien lo afirma AI en su informe anual: “Nadie está dispuesto ya a admitir el falaz argumento de que una reducción de nuestra libertad aumentará nuestra seguridad.”

Por otra parte, que Guatemala sea el primer país de su gira responde tanto a un encuentro con un viejo y muy afín conservador correligionario demócrata cristiano, el presidente Oscar Berguer, dirigente del partido homologo de FCH, hasta en las siglas, que le promete solidaridad política en la frontera sur.  Pero a la vez, afrontar la contradicción en que se encuentra el gobierno mexicano, de cumplir la promesa hecha al gobierno de Bush, bajo el Programa de Fronteras Inteligentes, de hacer el trabajo sucio de reprimir a los migrantes guatemaltecos y de países latinoamericanos y de responder a la demanda de la sociedad civil mexicana e internacional de defender frente al gobierno de los EU los derechos humanos de los emigrantes sean mexicanos o latinoamericanos.

Es evidente que bajo la continuidad de la política neoliberal de los conservadores mexicanos, guatemaltecos, o de cualquier país centro o sudamericano, las soluciones cosméticas y propagandísticas, ni siquiera iniciarían soluciones reales a la marginación y exclusión social que produce la cancelación de futuro a millones de personas en nuestros países, y que por eso buscan –con todo el derecho- emigrar en busca de mejores condiciones.

¿Será coincidencia que el primer paso de FCH para buscar legitimidad política exterior se planee en el país donde su presidente es tildado de títere “ya que detrás de él se encuentran poderosos empresarios del CACIF (Comité de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y financieras), específicamente Dionisio Gutiérrez, Juan Luís Bosh y otros, quienes gobiernan a su sabor y antojo con permiso de Berger”? (wikipedia dixit).  Precisamente, de lo que es acusado FCH en México, y que en esta gira, más allá de la retórica, podremos evaluar los latinoamericanos.