Comercio, salud y ambiente: Difícil combinación para ALCA

03/11/2002
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En la declaración final de los ministros de ALCA, dada a conocer en Quito el 1° de noviembre de 2002, se reconoció "la importancia de fortalecer en el hemisferio las acciones nacionales y la cooperación a fin de lograr que los beneficios de la liberalización comercial, la protección del medio ambiente y la salud humana, se apoyen mutuamente". Esta cita, además de ser muy difícil de comprender, constituye un paso atrás en relación a las propuestas planteadas en las tres cumbres de ALCA celebradas entre 1994 y 2001. Según esta última versión de ALCA, la salud de la población humana debe convertirse en un factor que apoye la "liberalización comercial". De igual manera, la protección del ambiente contribuirá a barrer con los obstáculos al comercio internacional. Es difícil entender la lógica de estos planteamientos. En las cumbres anteriores se formulaba el problema de tal manera que se subrayaba la contribución del "comercio libre" al bienestar de la población. Según los mandatarios de turno que se reunieron en las primeras dos cumbres hemisféricas, el "comercio libre" supuestamente contribuiría a mejorar las economías nacionales y éstas, a su vez, mejorarían los niveles de salud de la población. Igualmente, señalaban su preocupación por los efectos del comercio libre sobre el ambiente y la necesidad de tomar medidas de precaución. En la cumbre de Québec en 2001 los presidentes modificaron su posición y declararon que "la buena salud es importante para el desarrollo humano y el logro de nuestros objetivos políticos, económicos y sociales". En otras palabras, el comercio libre no contribuye a mejorar los niveles de vida. Es al revés, la salud contribuye a los "objetivos políticos" de los gobernantes reunidos en las cumbres. En 2002, los ministros reunidos en Quito dieron varios saltos hacia atrás adicionales al enfatizar que rechazaban cualquier intento de colocar por encima de los intereses comerciales cualquier consideración ambiental ó laboral. "Las cuestiones ambientales y laborales, dijeron, no deberían ser invocadas como condicionamientos ni sometidas a disciplinas cuyo incumplimiento esté sujeto a restricciones o sanciones comerciales". A continuación se examinará como ha evolucionado a lo largo de los últimos 8 años las posiciones de los presidentes y sus ministros en las tres cumbres y en la última reunión de ministros celebrada en Quito. Se enfocará las posiciones en torno al comercio, el ambiente, la salud así como de la asimetría en los tamaños de los países. Comercio: En la primera cumbre celebrada en Miami en diciembre de 1994 se sentó el principio que el "comercio sin barreras" asegura el crecimiento económico. Según la declaración de la primera cumbre, "una clave para la prosperidad es el comercio sin barreras, sin subsidios, sin practicas desleales y con un creciente flujo de inversiones productivas. La eliminación de los obstáculos para el acceso al mercado de los bienes y servicios entre nuestros países promoverá nuestro crecimiento económico". El desarrollo de políticas de comercio libre y de una mayor integración económica, aseguraron los presidentes, contribuirán a "elevar el nivel de vida, mejorar las condiciones de trabajo de los pueblos de las Américas y proteger mejor el medio ambiente". En la segunda cumbre de Santiago de Chile en 1998, había mucho optimismo producto del crecimiento de la economía norteamericana que caracterizó la década de 1990. "La tendencia general en las Américas, según los mandatarios, ha estado marcada por un crecimiento económico más rápido, menores índices de inflación, mayores oportunidades y confianza al insertarse en el mercado globalizado". En medio de la euforia, aseguraron que los "logros, en gran medida, se deben a los esfuerzos sostenidos a favor de... una mayor integración y apertura en la esfera económica". Los mandatarios concluyeron manifestando su "confianza en que ALCA mejorará el bienestar de nuestros pueblos, incluyendo a las poblaciones en desventaja económica en nuestros respectivos países". En la tercera cumbre, celebrada en 2001 en Quebec, los presidentes ya comenzaban a sentir los efectos de la recesión económica norteamericana. En un texto más sombrio, los mandatarios regresaron a los pronunciamientos retóricos de la primera cumbre de Miami, al señalar que "el libre comercio, sin subsidios ni prácticas desleales, acompañado de flujos crecientes de inversión productiva y de una mayor integración económica, favorecerá la prosperidad regional, permitiendo elevar los niveles de vida, mejorar las condiciones laborales de los pueblos de las Américas y proteger mejor el medio ambiente". Ambiente: La declaración de la primera cumbre de Miami en 1994 planteó que el comercio libre contribuye a proteger el ambiente. La afirmación es tajante y sin condiciones. A la vez, hace énfasis en la necesidad de ejecutar una "gestión racional" del ambiente. La declaración señalaba que ALCA "fomentará el bienestar social y la prosperidad económica en formas que tomen plenamente en cuenta el impacto que producimos sobre el medio ambiente". En abril de 1998 la segunda cumbre de presidentes, realizada en Santiago de Chile, aprobó una declaración más tímida pero que prometía continuar con "los esfuerzos para la protección ambiente como base de un desarrollo sostenible que permita al ser humano una vida sana y productiva en armonía con la naturaleza". Los mandatarios acogieron "el acuerdo alcanzado en la Conferencia de Kyoto, Japón, y (promoverían) su ratificación en nuestros países como parte del convenio marco de la ONU sobre Cambio Climático". En 2001, durante la cumbre de ALCA en Québec, los presidentes aprobaron dos cambios importantes. Por un lado, abandonaron el Convenio de Kyoto después que el presidente de EEUU, George Bush, lo denunciara en su Congreso. Al mismo tiempo, la cumbre avaló "la importancia de la energía como una de las bases fundamentales para el desarrollo económico, la prosperidad de la región y el mejoramiento de la calidad de vida". Además, se comprometieron "a profundizar la integración energética, perfeccionando los marcos regulatorios y su aplicación y promoviendo los principios del desarrollo sostenible". A pesar de olvidarse de Kyoto, los presidente insistieron en que buscarán "un equilibrio entre el desarrollo económico y la protección del ambiente, en virtud de su interdependencia y refuerzo mutuo. Nuestra meta es alcanzar el desarrollo sostenible en todo el Hemisferio". Finalmente en la reunión de ministros de Quito los miembros de ALCA dieron varios saltos hacia atrás al enfatizar que rechazaban "el uso de normas medioambientales y laborales con fines proteccionistas". Además, abandonaron el principio que señalaba que el comercio libre contribuía al desarrollo sostenible. Por lo contrario, proclamaron "que las cuestiones ambientales y laborales no deberían ser invocadas como condicionamientos ni sometidas a disciplinas cuyo incumplimiento esté sujeto a restricciones o sanciones comerciales". Salud: La declaración de la primera cumbre de 1994 en Miami le asignó la responsabilidad de lograr mejores niveles de salud en el hemisferio a las instancias intergubernamentales y crediticias. "Nos comprometemos, dicen los presidentes, a mejorar el acceso a la atención primaria en materia de salud. Instamos a la OEA y al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para que brinden asistencia a los países en el cumplimiento de dichos compromisos, apoyándose significativamente en la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y en CEPAL". En la segunda cumbre de Santiago de Chile, los presidentes se alejan aún más de una definición social de sus objetivos. En la declaración final dicen que "utilizaremos nuevas tecnologías para mejorar las condiciones de salud de todas las familias en las Américas, con el apoyo técnico de la Organización Panamericana de la Salud, logrando mayores niveles de equidad y desarrollo sostenible". En Québec, los presidentes radicalizan su enfoque y señalan que la salud de la población debe contribuir a los objetivos políticos de ALCA. "La buena salud, dicen, y el acceso equitativo a la atención médica, a los servicios de salud y a medicinas a costos accesibles (contribuyen) a nuestros objetivos políticos, económicos y sociales". Cualquier esfuerzo en el campo de la salud será bienvenido en la medida en que contribuye al "comercio libre". En materia de salud, los ministros reunidos en Quito en 2002 dieron un paso adicional en la dirección equivocada al señalar que "las cuestiones medioambientales y laborales no deberían ser invocadas como condicionamientos ni sometidas a disciplinas cuyo incumplimiento esté sujeto a restricciones o sanciones comerciales". Asimetría: La declaración de la segunda cumbre de Santiago de Chile en 1998, reconoció que "la globalización... puede incidir en un aumento de las diferencias entre los países y al interior de nuestras sociedades". Para contrarrestar esta tendencia, la cumbre se comprometió a otorgar "especial atención a los países y grupos sociales más vulnerables de nuestro Hemisferio". En Québec el tema fue reducido a una línea: "Otorgamos gran importancia a que el diseño de ALCA tenga en cuenta las diferencias en tamaño y niveles de desarrollo de las economías participantes". En la reunión de ministros de Quito de 2002 acordaron respaldar la creación de un Programa de Cooperación Hemisférica que recibiría el tradicional respaldo financiero de las entidades financieras que han endeudado a la región. Según los ministros "este tema requerirá coordinación y consultas dentro de los gobiernos del ALCA, así como entre los gobiernos y las instituciones financieras multilaterales y regionales". * Marco A. Gandásegui hijo.
https://www.alainet.org/en/node/106583
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