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Jóvenes y protagonistas

Arturo Sánchez García^*

Los grupos de jóvenes de Latinoamérica y El Caribe lograron importantes articulaciones para el trabajo de seguimiento a la Conferencia Mundial de Durban. Evaluando los debates de los grupos de trabajo regionales de jóvenes se reconoce el trabajo realizado en Santiago y Quito: el caucus regional de jóvenes ya había pasado por un proceso de consolidación que permitió un trabajo más articulado en Durban. Sin embargo, el trabajo entre jóvenes del continente no fue así de exitoso cuando se trataba de trabajar con jóvenes de otras partes del mundo. Los problemas del lenguaje fueron muy obvios y limitaron el campo de acción de l@s participantes hispanohablantes; además, para much@s de l@s jóvenes esta era su primera experiencia en un proceso internacional, lo que dificultó aún más su incidencia.

Escuchando comentarios finales de compañer@s de otros Grupo de Trabajo escuché a alguien comentar que esta fue la conferencia de l@s jóvenes, y así fue. Aun considerando los problemas que se presentaron en la Consulta Mundial de Jóvenes, en el Foro de ONGs y en la misma Conferencia Mundial de Durban, l@s jóvenes aprovechamos el rol protagónico que tuvimos. Esta vez éramos jóvenes hablando como jóvenes, de nuestros temas y desde nuestras voces, y ¡logramos ser escuchados!

En la Consulta Mundial de Jóvenes y en el Foro de ONGs las manifestaciones de discriminación se lograron particularizar para la región de las Américas. Las cuestiones indígenas, de afrodescendientes, de migración, y demás se discutieron desde sus manifestaciones en la región. L@s compañer@s latinoamerican@s logramos hablar de nuestros problemas en las plenarias generales.

En el Grupo de Trabajo de jóvenes de las Américas se lograron debates que reflejaron realmente nuestra diversidad, reconociendo que venimos de culturas parecidas pero muy diferentes, y entendiendo que cada un@ de nosotr@s tenía diferentes prioridades para negociación. Ese fue el principal sentido de nuestro Grupo de Trabajo, que buscaba que se reconozca la particular forma de múltiple discriminación por juventud, incluyendo en el debate las formas particulares que cada un@ de nosotr@s sufre y/o defiende. Estas propuestas se respetaron y se integraron en un solo discurso, hablado por jóvenes y hablando de jóvenes.

Llegando a Durban gran parte de los cabildeos ya se habían hecho. Las negociaciones finales entre los delegados oficiales de gobierno limitaba el campo de acción de nosotr@s como sociedad civil. L@s jóvenes en esta etapa ya habíamos logrado ser reconocidos en el proceso, sin embargo, eso no nos garantizó que nuestra demanda quedaría tal cual la proponíamos. L@s jóvenes latinoamerican@s y caribeñ@s tenemos claro lo particular de los problemas que nosotr@s o nuestr@s compañer@s enfrentan en el contexto latinoamericano, sin embargo, los discursos siempre se trataron de globalizar.

Una de las prioridades de l@s jóvenes que nos involucramos en este proceso era que se comience a reconocer que por ser jóvenes somos vulnerables a una forma particular de discriminación, separando nuestro discurso del de la discriminación hacia l@s niñ@s. Pero, en el documento final, cuando se habla de jóvenes se particulariza la situación de l@s niñ@s, entendiendo estos dos grupos generacionales como uno mismo. Al final, el texto fue dominado por una visión adultocentrista, que sí reconocía nuestro papel como el futuro de la lucha por los derechos humanos, no descubriendo que no somos futuro, que somos el presente de esta lucha.

Aunque la propuesta de una Conferencia Mundial contra todas las formas de discriminación puede sonar ambiciosa, se pudo notar un esfuerzo desde las ONGs para conjuntar las voces de las víctimas de discriminación diseñando un Plan de Acción incluyente. Pero, un problema fue que nadie definió qué tipos de discriminación se incluirían y cuáles no. La negativa de incluir orientación sexual en el documento resultado de esta conferencia solo refuerza por lo que se lucha: la lucha contra la discriminación terminó discriminando.

Notas: