Jamaica y la trampa de la deuda externa

09/02/2015
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Con una población de poco menos de tres millones de habitantes, Jamaica es una nación que se mantiene cautiva de su deuda. El problema la deuda es más visible desde la óptica de los pagos de los intereses del Estado, según el por ciento de los ingresos discrecionales del gobierno, que en la actualidad totaliza el 40%. La continua genuflexión de Jamaica hacia el FMI se traduce en severas medidas de austeridad, el congelamiento de los sueldos, la merma en inversión estatal, y ha mantenido a este país con la carga más alta de interés de la deuda en todo el mundo. Ello significa un drenaje de los recursos del país, así como también sirve para bloquear cualesquiera esfuerzos para transformar a la nación de forma estructural o de incrementar la inversión social.

 
 Política y cinismo
 
Durante una reciente misión de investigación en Kingston y sus inmediaciones, se hizo evidente al conversar con jamaicanos de una amplia gama social, que existe un amplio cinismo respecto al sistema político del país. Gran parte de la población critica la rapacidad de la estructura global financiera en la que se encuentran inmersos, y los crecientes niveles de inequidad que les rodea-lo que redunda en el alto nivel existente de tensión. Esto se refleja en la conciencia de clase que repercute en la música local tanto de baile, como en el emblemático "reggae" que contiene letras relatando sobre la pobre juventud urbana, los que sufren, los que tienen y los que no tienen, y sobre los políticos que se sirven a sí mismos. Ahora los nuevos grupos progresistas de "reggae" ya han reemplazado la tradicional crítica homofóbica del "battyman", reemplazándola con el "capitalista" como su blanco favorito de ataque.
 
 Con 1.2 millones de habitantes bajo el nivel de pobreza, una creciente inequidad y una tasa oficial de desempleo del 13,8% (con muchos más en precariedad laboral u obligados a trabajo informal para suplir sus necesidades cotidianas), este país también encara unos sistemas decadentes de servicios médicos y educativos, los cuales necesitan niveles drásticos de asistencia. Otro problema es la privatización de las playas: jamaiquinos pobres cada vez más no se puede acceder a las playas de la isla (como se ve en el reciente programa de Anthony Bourdain en CNN). Así, ¿por qué no hay movilizaciones populares para reenfocar prioridades y para defalcar en la deuda o para, por lo menos, desencadenarse de las políticas onerosas del FMI (que una vez, llegó a pedir  fallecido Primer Ministro Michael Manley)? ¿Puede la institución política de Jamaica aun considerar tales posibilidades?
 
 Mientras que Argentina tuvo un exitoso e histórico "default" de una deuda de 100 mil millones de dólares a finales del 2001, hecho seguido por años de crecimiento económico y una masiva merma en la pobreza en el país sudamericano, dichos "defaults" han tenido resultados mixtos en los pequeños estados del Caribe. Tales fueron los casos de los "defaults" de Belice y Granada que fueron seguidos por estrictas medidas de austeridad, acordadas por los principales funcionarios de estos países. Sería posible llevar a cabo ajustes más radicales, porque los acreedores podrían preferir recibir algo en vez de nada y también debido a que las "IFIs" (las instituciones financieras internacionales) son las dueñas de la deuda de Jamaica y podrían ser presionadas por lobbistas globales para que accedan a un "default". Grupos tales como "Jubilee USA" han hecho campañas para que naciones económicamente frágiles como las del Caribe, sean liberadas de la deuda extrema.
 
Luego del reciente acuerdo e intercambio de la deuda de Jamaica con el FMI, solamente fue reducida la deuda interna, mientras que la principal no fue reducida. Esto significa que instituciones como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el FMI -los cuales le ofrecen a Jamaica nuevos préstamos- son las mismas instituciones a las cuales Jamaica continúa debiéndoles inmensas cantidades de dinero. Con un record de bajo crecimiento económico durante los últimos veinte años, la continua relación con las IFIs está estrangulando al gobierno durante tiempos de recesión, obligándolo a reducir los gastos aún más, como por ejemplo en el sector público laboral.
 
 Debido a los compromisos del repago de la deuda y programas de austeridad, los dos principales partidos políticos del país, están interesados principalmente en convertir a Jamaica en una de las plataformas más globalmente competitivas para el capital transnacional. Los dos partidos dependen muy intensamente de fondos de las capas sociales altas de la sociedad jamaicana. La mayoría de los estratos altos de la sociedad jamaicana así como los estratos medios están opuestos al empoderamiento de los pobres. El Estado ha sido paulatinamente administrado como una especie de empresa de negocios enfocada hacia inversionistas locales y extranjeros de alta gama, pero con algún indeseado lastre social doméstico que debe ser atendido.
 
Las diferencias ideológicas y políticas han ido disminuyendo durante los últimos años, entre los dos principales partidos - el JLP (Jamaican Labor Party- Partido Jamaiquino del Trabajo) y el PNP (People's National Party- Partido Nacional del Pueblo). El PNP, que se ha mantenido en el poder en las pasadas dos décadas, (manteniendo algo de su apoyo en barrios de ingresos bajos considerados como "baluartes" de sus constituyentes, y entre importantes grupos, tales como los maestros de escuelas), su accionar ha experimentado una transición desde las políticas de redistribución de la socialdemocracia de los setentas, hacia una posición más neoliberal. Su rival, el JLP, con una abrupta línea más pro empresarial, mantiene un apoyo algo más considerable entre las elites locales y sectores de la clase media, pero también tiene apoyo entre ciertos barrios "baluartes" en donde ha diseminado su clientelismo en los últimos años. El PNP se ha mantenido con más apoyo entre los sectores populares, con la Primera Ministra Portia Simpson-Miller, también conocida como "Sista P", la "hermana P" o "Mama P", considerándose así que ésta tiene un contacto más arraigado con muchos jamaicanos pobres.
 
Las pasiones políticas del pueblo (y su ira) son, consecuentemente,  canalizadas a través de un sistema bipartidista, una situación en sí que se hace muy difícil cambiarla, ya que la emigración rampante y la fuga de cerebros hace llegar a muchos a la conclusión que el irse del país es la mejor alternativa que la de desafiar el estado actual. El cinismo sobre las motivaciones políticas es alto, intensificado asimismo por los escándalos de corrupción dentro del gobierno.
 
El PNP mantiene algunos de sus lineamientos soberanos a nivel internacional: apoyando un incremento de relaciones con Cuba, oponiéndose a la guerra en Irak, ofreciendo asilo al Presidente electo –democráticamente- de Haití luego de ser depuesto ilegalmente en el 2004 por el régimen estadounidense de Bush, tomando parte en la comisión de reparaciones de CARICOM, y formando parte en la Alianza Petrocaribe de Venezuela --para el disgusto de Washington-. Aun así la política exterior del Estado de Jamaica raramente desafía a los grandes intereses económicos, especialmente en la medida en que los tecnócratas del Estado y los líderes políticos se orientan aún más y más hacia la economía global.
 
Si no hubiese sido por su acceso a los fondos de PetroCaribe en los últimos años, Jamaica podría haberse visto obligada a aceptar un plan del FMI aún más oneroso. Es de mucha preocupación entonces que, debido a un mercado global del petróleo más restringido, PetroCaribe parece ser menos efectivo en sus costas, con la reciente movida del estado venezolano de descargar parte de la deuda de PetroCaribe a Goldman Sachs para así obtener más rápidamente parte de su valor.
 
Jamaica encara un sinnúmero de problemas: partiendo de su inmensa economía informal, de un bajo nivel de tributación de impuestos, y de los masivos pagos anuales de la deuda. El Estado ha evadido tomar las decisiones claves que necesita tomar, tal como la fiscalización de compañías locales que evaden impuestos y plantear una alternativa económica a los continuos paquetes de ajuste del FMI. Por otro lado el capital informal y no regulado es impactante, y los políticos no se atreven a considerar un rompimiento con las "IFIs". Muchos con quienes yo conversé en Kingston parecen tener expectativas poco esperanzadoras acerca del gobierno, formando esto parte de la tendencia hacia la desradicalizacion que se observa en partes del Caribe donde la izquierda posee poca infraestructura y mucho menos una base organizada o movilizada.
 
 El capitalismo global
 
 
La integración más profunda de Jamaica con la economía global es clara: desde el creciente despliegue del capital de financiamiento transnacional, pasando por el creciente despliegue de las cadenas globales de "fast food" o comida rápida, los "mini-malls" o pequeños centros comerciales, y la expansión de urbanizaciones cerradas de la clase media.
 
Podemos reconocer en las condiciones objetivas sociales y de clase que grandes cambios están ocurriendo, reestructurando la sociedad jamaicana por medio de la globalización, actuando en conjunto el subdesarrollo, producto del sistema global actual, junto a las anteriores etapas históricas del colonialismo y la esclavitud. Grupos prominentes de capital local están adquiriendo ganancias a través del sector de servicios, finanzas, turismo, y a través de las tiendas integradas en el sistema de importación global (con el país dependiendo fuertemente de importaciones extranjeras). La otrora división internacional del trabajo ha sido desplazada por la división global del trabajo, donde la producción capitalista ha sido flexibilizada y segmentada merced a cadenas de producción que funcionalmente se integran a través de las fronteras. Los especialistas se mueven más frecuentemente hacia trabajos temporales en el exterior, tales como el uso de ingenieros chinos en un proyecto actual a gran escala de construcción de carreteras en el país.
 
La producción en Jamaica ha aumentado lentamente, especialmente en comparación con sus vecinos Puerto Rico y República Dominicana. La media docena de zonas francas en el país ("FTZs" por su siglas en ingles), están pasando por una transformación hacia zonas especiales económicas ("SEZs"), la diferencia estriba en que las nuevas "SEZs" eliminan el tope del 15% de cuanta cantidad de la producción dentro de cada zona puede ser vendida dentro del país. Yo visité una de estas "SEZs" ubicada en el frente portuario de Kingston. El objetivo, indican los funcionarios del Estado, es estimular más a la inversión global en la producción, que las grandes corporaciones puedan emplazarse en Jamaica e integrarse con compañías locales: esto es un modelo de desarrollo tipo enclave revertido, el cual se traduce en generar el desarrollo localmente que se vaya integrando con la economía global...
 
Mientras tanto, las compañías transnacionales de cruceros y la industria minera global mantienen operaciones a gran escala en el país pero en tiempos recientes han contribuido poco en los impuestos. La participación laboral en el sector minero ha decaído en las recientes décadas, y, de acuerdo con las tendencias globales, el Estado recibe menos y menos ingresos de dicha industria. Concerniente a la altamente rentable industria de cruceros, los estados del Caribe fallaron en anteriores intentos para negociar en conjunto, unos impuestos más altos que recibirían los estados por cada crucero que atraque, una campaña que debería ser revitalizada…
 
 Ahora, girando hacia otro extremo para competir por la inversión extranjera, una de las bahías más ecológicamente sensibles del país podría ser prontamente desarrollada como un puerto de gran calado para un conglomerado transnacional con base en China. Esto se produce en un momento en que los datos científicos sobre el calentamiento global sugieren consecuencias peligrosas para la región, en adición a otros factores de impacto ambiental, que ya han tenido como resultado una merma del 50% de los arrecifes de coral en la región desde los años ‘70.
 
 Desde el pasado, y hacia el futuro
 
El deterioro de los movimientos populares en Jamaica ha sido un largo y doloroso proceso, desde la represión del movimiento laboral militante de los 1930s, a la desestabilización del proyecto "tercerista" del PNP (durante la primera administración de Manley) en los’70, hasta el colapso en la post-guerra fría del marxista WPJ (Worker's Party of Jamaica - Partido de los Trabajadores de Jamaica). Previo a su muerte, el intelectual orgánico jamaicano John Maxwell observó como muchos de los anteriores radicales del país se han convertido, desde entonces, en "líderes intelectuales de la teología del libre mercado", teniendo en mente la famosa frase de Margaret Thatcher: "No hay otra alternativa."
 
Es difícil vaticinar dónde es que podría resurgir la izquierda en Jamaica. Una gama diversa de grupos comunitarios existe entre los barrios de bajos ingresos, pero el enfoque en la labor de las ONGs ha marginalizado alternativas radicales. Los activistas con los que conversé argumentaban que la educación popular y organizarse en contra de la represión policiaca figuraban entre las metas más importantes.
 
Los organizadores de los movimientos de base, por ejemplo,  que trabajan con las familias en Tivoli Gardens (uno de los barrios con más bajos ingresos en el país y con una tasa de desempleo de un 40-60%), han obligado al Estado a llevar a cabo una investigación sobre una incursión exagerada realizada por la policía y el ejército en una administración previa (bajo el liderazgo del entonces Primer Ministro Bruce Golding del "JLP"), cuyo objetivo era un narcotraficante pero que costó la vida a 73 personas (o posiblemente hasta 200, según alegan los locales). Al momento de dicho ataque, la embajada de EE.UU. en Kingston estaba presionando fuertemente al gobierno jamaicano a actuar en conjunto con el "Department of Homeland Security" (DHS), participando con un avión de reconocimiento en dicha operación.
 
 El gobierno de Jamaica todavía no ha tenido la disposición para comprometerse en compensar a las víctimas de la violenta "incursión" de Tivoli Gardens de 2010 (o la que los residentes del barrio pobre describen como una masacre). Ahora es el momento en hacer ver meridianamente que los gobiernos de EE.UU. y Jamaica tienen un deber legal, moral y político de reparar dichos sufrimientos.
 
De hecho, fue primero con la participación de líderes del "JLP" y los servicios de inteligencia de EE.UU. durante los 70’ y a principio de los 80’, que se formaron grupos paramilitares en Kingston (con el fin inicial de reprimir a barrios populares que apoyaban al "PNP"). Con el paso del tiempo, los “gatilleros” paramilitares evolucionaron hacia unas redes de narcotraficantes que participaban extensamente en extorsiones muy bien conocidas en el mundo del crimen; estos son ecos, a la vez, del nexo entre la guerra fría y la guerra contra las drogas.
 
Por supuesto existen muchas otras situaciones específicas dentro de la sociedad jamaicana. Por ejemplo, esta tiene una inmensa población en la diáspora que vive en el exterior la cual produce un flujo revertido de remesas, el cual se ha incrementado masivamente durante las recientes décadas. Otra dinámica única es que Jamaica tiene más iglesias per capita que cualquier otro país. En un ambiente de tiempos económicos de austeridad, el estigmatizar a las minorías sexuales se ha convertido en algo cotidiano, tal como lo evidencia el caso de las campañas de los protestantes evangélicos con el tema "anti-buggery" (anti homosexual) que han provocado en Kingston algunas de las marchas y demostraciones más grandes de los últimos tiempos. Mientras tanto, se estima que de un 3 a 5% de la población se identifican como "Rastafarians"-un segmento descentralizado de la población con políticas pan-africanistas-, pero que, en comunión con la gran comunidad evangélica, muchos mantienen unas opiniones marcadamente homofóbicas.
 
 Mirando hacia el futuro, serán las organizaciones de base, la juventud, y las comunidades de bajos ingresos las que presionen hacia una alternativa emancipadora y unitaria (no sectaria o chauvinista), que podría, de esa mejor forma, enfocarse en cambiar las condiciones estructurales hacia el empoderamiento de las mayorías pobres. Como mínimo, los movimientos desde las bases, pueden presionar al actual sistema bipartidista en el poder. Como parte vital de esto está la necesidad de organizarse localmente y crear lazos transnacionales más fuetes con grupos de bases y movimientos populares en el exterior y en trabajar para fortalecer nuevas alternativas regionales tales como el ALBA. Para que las políticas emancipadoras regresen en Jamaica, dicha energía central debe de emanar de los pobres y los grupos de base, desde las comunidades que están más desposeídas y marginalizadas de las tendencias hacia la derecha de la política doméstica de la nación y de la creciente integración del país con el capitalismo global. Enfrentados a un comprensible cinismo y a unas condiciones estructurales intensamente negativas, el futuro, a veces, parece gris e inamovible, pero la sociedad humana y su futuro depende de lo que hagamos con ellos: una realidad que no debemos de abandonar.
 
-       Jeb Sprague es candidato a doctorado en Sociología en la Universidad de California Santa Bárbara y es autor de: Paramilitarism and the Assault on Democracy in Haiti (Monthly Review Press, 2012). Su página web universitaria está aquí: https://sites.google.com/site/jebsprague/
https://www.alainet.org/fr/node/167398
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