El verdadero ruido de fondo en la clausura de la XVII Cumbre Iberoamericana

25/11/2007
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Fernand Braudel, el prominente historiador y economista francés  (Premio Nobel de Economía), solía afirmar que “los acontecimientos son el efímero polvo de la historia” (1).

Y eso es precisamente lo que tendremos que averiguar más adelante, cuando el paso y el peso del tiempo nos indique con mayor precisión, cuáles fueron las verdaderas implicaciones y consecuencias de los exabruptos que al momento de la clausura de la recién finalizada XVII Cumbre Iberoamericana  sirvieron de “ruido de fondo” a la misma.

Y es que, hay que decirlo con honestidad, tan acostumbrados estamos hoy en día a la realización de todo tipo de “cumbres”, que normalmente su apertura, desarrollo y tradicional “cierre declarativo”, se lleva a cabo sin llamar demasiado la atención del gran público, e incluso, muchas veces estos  se realizan con poca o regular atención de los grandes medios de comunicación internacional.

Pero esta vez ha ocurrido algo diferente.  Esta cumbre, la décimo séptima que se realiza desde 1990 entre España, Portugal y los países de América Latina, ha generado un debate inusitado, mucho más allá de sus participantes directos.

De modo que lo más interesante de esta cumbre se ha producido afuera de la misma, lo cual es un hecho desafortunado pero a la vez afortunado. De hecho, podría decirse que una vez habiendo concluido el cónclave, comenzó de inmediato un dinámico como inesperado debate, cuya agitación casi una semana después de haberse (ig) niciado todavía no cesaba.

Ello explica en parte la pertinencia de la pregunta que cito al inicio de este artículo; ¿tendrá consecuencias reales todo este debate originado a partir de  los exabruptos del cierre de la cumbre?

Desde mi óptica personal, la importancia de formular esta pregunta descansa en al menos dos razones; una de carácter política y otra de carácter económica.

La razón de carácter política es casi obvia.  A raíz de los sucesos del cierre de la cumbre se ha generado un debate tan intenso como el de los 500 años en 1992.  La diferencia es que ahora ya no se está hablando ni cuestionando la realidad del pasado colonial, sino, los hechos y realidades de un presente que muchos vemos como neo-colonial.

En el nivel político, la cuestión de fondo es muy clara; de manera inusitada en los finos tratos de la diplomacia internacional (esa que tanto critican los que ahora reprueban a Chávez y a Ortega), se ha producido por parte de dos mandatarios latinoamericanos un cuestionamiento franco, directo y abierto, hacia las prácticas injerencistas de algunos políticos derechistas españoles y a las “malas prácticas empresariales de empresas ibéricas, en la política y en la economía interna de los países latinoamericanos, y, concretamente, en la vida política y económica de Venezuela y de Nicaragua.

Aparentemente, ni en Caracas, Managua ni en Madrid los encargados de las respectivas chancillerías piensan que las relaciones políticas y diplomáticas entre estas naciones puedan verse afectadas a raíz de tales sucesos.

En cuanto a la segunda razón, la de tipo económica, la pregunta es igual de importante.  Todo este debate  no ha hecho sino sacar a luz el desarrollo de una nueva y muy real polarización entre abrumadas zonas de la periferia y prósperas zonas del centro capitalista, o si se quiere, entre nuevas partes del Norte enriquecido y viejas partes el Sur empobrecido.

Este es el verdadero asunto de fondo. Mediante un “choque verbal de altura”, estamos constatando de manera alegre y animada, una verdad científica y académica que por años hemos propalado por todos los medios; la globalización, como un proceso omni-abarcante y hegemonizada totalitariamente por el gran capital transnacional, solo termina agudizando la polarización entre ricos y pobres a escala planetaria.

Estaríamos hablando entonces de la reactivación de una intensa lucha de clases a nivel internacional, alimentada en sus aspectos globales por la intensificación de nuevos procesos de acumulación y concentración de la riqueza mundial, y en sus aspectos particulares, por la creciente presencia del gran capital transnacional de origen español en las agobiadas sociedades latinoamericanas.

En otras palabras, estaríamos hablando del surgimiento de nuevas zonas centrales o nuevos “centros” del capitalismo mundial (españoles en este caso), en interrelación dominante o ventajosa hacia y con las tradicionales periferias latinoamericanas, en cuyos entramados internos se encuentran viejos y nuevos enclaves criollos que actúan como islotes o “micro-centros” oligárquicos en un mar de masas empobrecidas.

Estos nuevos procesos de acumulación originados en nuevas zonas del centro capitalista, en buena parte se expresan a través del reciente fenómeno de concentración de grandes capitales en un puñado de familias y de empresarios, tal y como veremos a continuación.

Por su parte, en el otro extremo de la dinámica polarizante, se encontrarían la mayor parte de los sectores populares y estratos medios de la mayor parte de Latinoamérica y el Caribe, en su relación de victimas-consumidores de los servicios de estos capitales, que se expresan  a través de un conjunto de empresas con nombres comerciales bastante conocidos en nuestros lares.

Lucha de clases: el verdadero “ruido de fondo” en la Cumbre de Chile

Hace ya alrededor de 150 años, Karl Marx, planteó de manera clara el carácter diferenciado que adopta la lucha de clases en cuanto a forma y a esencia.

Por su forma, observaba que esta adquiría un indiscutible carácter nacional, y por su doble esencia (económica y política), adquiría un carácter internacional.  Por ello, apuntaba que en el nivel económico el principal escenario de la lucha de clases era el mercado mundial, mientras que por su esencia política, el principal escenario era el sistema estatal (2).

Acorde con ello, Marx sostenía que las relaciones internacionales de los Estados “cambian forzosamente en función de los cambios que se producen en la “división del trabajo”, la cual se define y expresa en el mercado mundial…” (op cit).

Cuando el presidente José Luis Zapatero afirmó en la cumbre que la situación de los pueblos latinoamericanos no era culpa de nadie más que de ellos mismos (esta fue la frase que en realidad encendió la chispa en la clausura), no hacia otra cosa más que tomar distancia de la avalancha de criticas en contra de la inversión extranjera directa del gran capital español en América Latina.

Situados en este punto, conviene poner en la balanza las características esenciales de los actores que forman parte de esta disputa polarizada; en un extremo España, y en el otro la región latinoamericana.  

Veamos rápidamente:

España; la actual octava potencia económica en el mundo (con un PIB de 1,125 billones de US $); en la escala ordinal de los piases con mayor poder adquisitivo en el mundo ocupa el puesto No. 11, superando en esto incluso a Canadá, que como se sabe, forma parte del exclusivo club del G-7 (3).

Vista en aspecto regional, España pertenece a la llamada “euro-zona”, la que genera en conjunto el 25 % del PIB mundial (10,007 billones de dólares al 26 de noviembre del 2006), mientras América Latina como región produce menos del 7 % del PIB mundial, lo cual es dramáticamente contrastante si consideramos que la euro-zona apenas concentra el 4.9 % del total de la población mundial, mientras América Latina y el Caribe abriga al 8.5 de los habitantes del planeta, casi el doble de la euro-zona (op cit).

Volviendo a España como país especifico, ocupa el puesto número 33 en la escala mundial del PIB per capita (con 26,090 US $), a una distancia de 33 “puestos” del país latinoamericano (México) que más se le acerca, y ocupa España además, el puesto 19 en cuanto a Indice de Desarrollo Humano, solo superada por los países del G-7 y por las naciones nórdicas y Australia (op cit).

A parte de estas cifras macro-económicas y macro-sociales, llama igualmente la atención el acelerado e intensivo proceso de concentración del gran capital de origen nativo, el cual a la par de que se expande se va concentrando cada vez más, al punto que en la actualidad se focaliza en un reducido núcleo compuesto por tan sólo 10 familias y 18 empresarios (4).

Mientras tanto, en el otro extremo de esta polaridad tenemos a América Latina, una región considerada por la OEA, el BID y otras instancias internacionales como la región más violenta del mundo, mientras que la CEPAL la considera en sus numerosos estudios como la región más desigual del planeta, afirmando en su más reciente informe anual que todavía existen 196 millones de sus habitantes viviendo en situación de pobreza y pobreza extrema (5).   

América Latina y el Caribe es la región en la cual como promedio global un 20 % de sus jóvenes comprendidos en las edades entre los 15 y 24 años no estudian ni trabajan, siendo Honduras el país con el porcentaje más elevado (30 %), y Venezuela con el más bajo (10%) (6).

Por otra parte, Latinoamérica es la región donde al menos 7 de sus naciones presentan tasas de desnutrición infantil en niños menores de 5 años igual o superior al 10 %, donde Guatemala ocupa el liderazgo continental con un pavoroso 30 %, el segundo lugar en la escala planetaria.  En términos globales, son 8.8 millones de niños menores de cinco años (el 16 % del total regional), los que se encuentran en tal situación (7).

Pese a que la región en su conjunto últimamente a tenido un buen desempeño económico, y sus economías han crecido globalmente en alrededor de un 5 % anualmente durante los últimos 5 años consecutivos, a nivel social se sigue agrandando la brecha entre ricos y pobres, experimentándose de manera generalizada graves retrocesos en la distribución del ingreso y una ampliación de la desigualdad, incluso en países como Costa Rica y Chile, que en el último año (2006), lograron que sus economías crecieran alrededor del 8 % del PIB (9).

Vistas así las cosas, hablar de estos dos “polos regionales” (España y América Latina y el Caribe), es hablar por una parte, de una economía super-avitaria, y por otra parte, la de una economía como la latinoamericana, en buena parte, super deficitaria.

Más allá de cualquier análisis dicotómico o esquemáticamente presentado en blanco y negro, no puede cuestionarse el hecho innegable de que la interrelación económica y política entre estas dos zonas del mundo está generando una nueva y clara dinámica de dominación y dependencia, algo que en este lado del Atlántico nos recuerda mucho un tipo particular de relación que desde hace más de un siglo hemos venido experimentando con una conocida y cercana potencia cuyo nombre muchos no quisieran  recordar. 

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Notas y hemerografìa:

1. “El mediterraneo y el mundo mediterràneo en la època de Felipe II”; Fernand Braduel; 2 vols.; Mèxico, Fondo de Cultura Econòmica, 1953.

2. “Naturalmente, la clase obrera, para poder luchar, tiene que organizarse como clase en su propio país, y éste es la palestra inmediata de sus luchas.  En este sentido, su lucha de clases es nacional, no por su contenido, sino, como dice el Manifiesto Comunista, “por su forma”.  Pero “el marco del Estado nacional de hoy”, por ejemplo, del Imperio Alemàn, se halla a su vez económicamente, “dentro del marco del mercado mundial”, y políticamente, “dentro del marco de un sistema de Estados…” (“Crìtica al programa de Gotha”; Karl Marx).  (Ediciòn virtual: elaleph.com).

3. Pocket World in Figures; The Economist, 2008 Edition, England, 2007.

4. “La bolsa española, o al menos una parte muy importante, está en poder de unos pocos. Diez familias históricas y cerca de una veintena de empresarios adinerados tienen bajo su mando a 19 de las 35 mayores empresas cotizadas en España…”  “Las familias Botìn, Entrecanales, Del Pino, Polanco, March, Ortega y Nozaleda; las hermanas Koplowitz y los primos Alberto Cortina y Alberto Alcocer, y empresarios como Florentino Pèrez, Luis del Rivero, Silvio Berlusconi, Luis Portillo y Juan Abellò, mueven los hilos de la bolsa española, con presencia en empresas de todo calado, desde la banca hasta las constructoras, pasando por las mayores energéticas.  El banco Santander, Endesa, Inditex, ACS, Albertis, UNIÒN FENOSA, Acciona, Banco Sabadell, Ferrocial, FCC, Acerinox, Bankinter, Cintra, Sacyr Vallehermoso, Telecinco, Inmobiliaria Colonial, Sogecable, NH Hoteles y Antena3 están bajo su mando”. (“Diez familias y 18 empresarios controlan las grandes empresas”) (htt://www.Altereconomia.org).

5. “Panoràmica Econòmica y Social de Amèrica Latina y el Caribe”; Comisiòn Econòmica para Amèrica Latina –CEPAL-, 2007.

6. “Trabajo Decente y Juventud en Amèrica Latina y el Caribe”; Oficina Regional para A.L. y el C; Organización Internacional del Trabajo (OIT), Lima, 2007.

7. “Desnutrición Infantil afecta a 8.8 millones de niños en Amèrica Latina, señala la ONU”: (Nota de prensa del 28 abril del 2006):  htt://www.un-org/spanish/News/Fullstorynews.asp?News=ID=6787

8. “Estado de la Naciòn”; XIII Estudio Anual: Ministerio de Trabajo, Empleo y Salud, Costa Rica, 2007.

9. Chile es un caso ilustrativo de esta situación paradójica de “a mayor rendimiento económico mayor deterioro social” en Latinoamérica.  Este país andino registraba al pasado mes de octubre (2007) un super-àvit de 11 mil millones de dólares, habiendo recibido un total de U.S. $ 300 mil millones de su minería de cobre en tan solo en el año anterior (2006).  Pese a ello, y a que este país a hecho avances en la reducción global de la pobreza, en Chile se continúa agrandando la brecha entre ricos y pobres. (“Chile no sabe que hacer con tanto dinero”: Prensa Libre, Guatemala, 19 de octubre, 2007. p. 32

- Sergio Barrios Escalante, es cientista social, investigador y consultor.   Articulista y ensayista.  Editor de Tulum.
https://www.alainet.org/fr/node/124429
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