La petrolera, otra de las empresas beneficiadas
07/04/2003
- Opinión
Repsol-YPF, gana en la guerra y en la paz
Finalizando los años ´90 no había guerra en Irak y el precio del
barril de crudo en el mundo no superaba los 20-22 dólares. Pero
la española Repsol, que se había adueñado totalmente de la mayor
empresa argentina, ya tenía aquí beneficios extraordinarios por
sobre los "normales", de por sí elevados. La nueva guerra de
agresión contra Bagdad empezó el 20 de marzo de 2003 y el barril
de crudo se mantuvo en precios altos, con consiguientes ganancias
para Repsol-YPF y otras compañías. En 2002, el año previo al
estallido de los misiles, esa empresa también tuvo beneficios
significativos, según el informe del viernes último de su
presidente Alfonso Cortina a la junta de accionistas en España.
¿Números brillantes?
Cortina habló con la prensa española el viernes 4, antes de
comenzar la reunión de la junta de accionistas en Madrid. Los
números fueron muy positivos a pesar de que 2002 no fue lo que
dice una maravilla para Argentina, donde la petrolera tiene el 40
por ciento de sus activos.
A nivel mundial, la compañía embolsó 1.841 millones de dólares.
De ese total Repsol-YPF de Argentina aportó beneficios netos por
1.100 millones en billetes norteamericanos. Cortina reconoció que
la evolución de sus negocios en el primer trimestre de 2003 fue de
franco progreso y obviamente eso tuvo mucho que ver con la
situación bélica en el Golfo y su impacto en el precio del barril
de petróleo.
Naturalmente que el tío Alfonso debía quejarse un poco. Esta
clase de empresarios nunca está satisfecho, sobre todo cuando
tiene que actuar ante una asamblea de accionistas. Así fue que
marcó una caída de la ganancia del 30 por ciento respecto a los
números de 2001. De ese modo nos refrescó que en ese ejercicio
había ganado 1.430 millones de dólares.
La forma de amasar esas ganancias, eso no importará a los
accionistas españoles y estadounidenses. Pero a los argentinos
debería interesarnos y mucho. Es que el aumento de los beneficios
se basó, además del alza de los precios petroleros, en dos
variantes. Una, la baja del 44,6 por ciento de las las
inversiones en exploración y producción. La otra, la venta de
activos como el 23 por ciento de Gas Natural y de otras
participaciones en el rubro hidrocarburos.
El interés de nuestro país en cómo se presentó ese balance
supuestamente brillante en Madrid debería estar relacionado con
que, según los especialistas, la relación reservas/producción ya
había caído de trece años a nueve. Si encima Repsol-YPF y sus
colegas de Tecpetrol, Panamerican, Total-Elf-Fina y otros pulpos
no invierten en exploración, el riesgo de quedarnos secos de
petróleo se torna más real.
Plata dulce
Los números de Cortina fueron certificados también en la Bolsa de
Buenos Aires, al divulgar este organismo los balances de las
principales 50 empresas que cotizan en ese recinto sagrado del
capitalismo vernáculo.
En medio de un panorama negativo -referido a 2002- Repsol-YPF dio
señales de fortaleza con su ganancia de 3.344 millones de pesos
logrados en buena medida con las exportaciones. Las dos
telefónicas, en cambio, que operaron para el deprimido mercado
interno y tenían deudas dolarizadas, tuvieron resultados muy
negativos.
La ex petrolera estatal está ubicada junto con Cargill al tope de
las compañías exportadoras que hasta aquí se beneficiaron con un
dólar alto. Hubo algo más. Con el decreto 2703/02, el gobierno
de Eduardo Duhalde les permitió a las empresas petroleras -todas
extranjeras desde la anunciada venta de la local Pérez Companc a
la brasileña Petrobras- que liquidaran solamente el 30 por ciento
de las divisas obtenidas por sus ventas externas.
El 70 por ciento restante podían depositarlo en el extranjero, con
lo que el senador de Lomas de Zamora a cargo de la presidencia se
pareció en ese mismo porcentaje a su odiado rival Carlos Menem,
quien había bendecido el 100 por ciento del privilegio del lobby
petrolero llamado "libre disponibilidad de las divisas".
La discusión sobre lo que ganan las petroleras en nuestro país (y
las llamadas "Seis Hermanas" en el mundo encabezadas por Exxon)
recrudeció en 2000. La nafta subía con cada aumento de los
precios internacionales y no bajaba con los posteriores suaves
aterrizajes. Algunos legisladores y el defensor del pueblo de la
Nación estudiaron el problema. Sus conclusiones fueron
lapidarias: Repsol-YPF, Shell y Esso detentaban el 85 por ciento
del mercado de combustibles y fijaban los precios como un cartel.
En los últimos años habían tenido beneficios extraordinarios por
2.500 millones de dólares, sin contar las ganancias normales.
Se especuló con que sobre esa cifra podía caer algún impuesto de
emergencia pero la idea duró lo que un suspiro. Ni José Luis
Machinea ni Ricardo López Murphy ni Domingo Cavallo estaban
dispuestos a tocar esas rentas. Más fácil sería el recorte del 13
por ciento a los jubilados y los estatales, ajustar las partidas
de educación y demás gasto social.
La otra cara
El balance de Cortina habrá puesto contentos a los asistentes a la
asamblea de accionistas que se dieron cita en Madrid, aunque ya
mencionamos algunos artilugios legales de esa contabilidad (algún
día se sabrá si no hubo también de los otros artilugios, esos que
utilizaron el año pasado en Wall Street pesos pesados como Enron y
Worldcom con la venia de consultoras como Arthur Andersen).
Esa cara de la moneda tuvo su reverso en nuestro país:
desinversión, agotamiento de las reservas de este recurso no
renovable y salida de divisas al amparo del decreto duhaldista.
El costado más lacerante ha sido el social. De los 56 mil
empleados que YPF tuvo en su época estatal, la horda menemista
encabezada por el extinto José Estenssoro dejó solamente 6 mil.
Por eso los desocupados de Cutral-Co y Plaza Huincul, Comodoro
Rivadavia, Berisso-Ensenada, General Mosconi-Tartagal, Ushuaia,
Luján de Cuyo, Pico Truncado, Caleta Olivia y tantas otras
localidades han reclamado en estos años la reposición de 50 mil
puestos de trabajo genuinos. Fue la otra cara del negocio.
Aún están frescas las puebladas de las dos ciudades de Neuquén y
las dos de Salta, entre 1996 y 2001, con sus muertos y heridos.
Esta fue la consecuencia de la privatización petrolera comenzada
tímidamente por el gobierno de Raúl Alfonsín bajo el nombre de
"Plan Houston" y llevada a nueva altura por Carlos Menem y sus
sucesores. Esos no se limitaron a concesionar áreas centrales
sino que liquidaron YPF.
Las excusas para esa enajenación del patrimonio nacional sonaron
ridículas. Por ejemplo, que se mejoraría en forma sustancial la
situación de los jubilados. O que se entregaría a los obreros una
pequeña porción del paquete accionario en forma de PPP (Programa
de Propiedad Participada). La mayoría de los trabajadores, luego
despedida o empujada a los planes de retiros "voluntarios", fue
estafada.
Varios cortes de rutas demandaban el pago de ese PPP. El juzgado
federal n° 1 de Córdoba comenzó ayer a tomar testimonios a ex
empleados de YPF que no pudieron cobrarlo. La abogada Alejandra
Dibo, que representa a varios miles de empleados, manifestó que el
siguiente paso podría ser la imputación del presunto delito de
defraudación contra el ex presidente Menem y sus ex ministros
Cavallo y Roque Fernández.
El continuismo
Las declaraciones de Alfonso Cortina fueron muy sustanciosas y no
sólo por sus revelaciones sobre las ganancias de 2002. Quizás lo
esencial no haya sido esa parte sino sus referencias a que está
seguro de que Repsol-YPF seguirá nadando en petróleo en Argentina,
gane quien gane las elecciones del 27 de abril.
Puntualmente opinó: "no hay riesgo con ninguno de los candidatos;
no vislumbro riesgos políticos porque ningún candidato a la
presidencia ha contemplado una actuación que cambie las
condiciones de trabajo de YPF; habrá un diálogo constructivo con
quien resulte elegido, tal como hemos colaborado con los
presidentes Menem, De la Rúa y Duhalde". En rigor de verdad
habría que puntualizar que fueron esos mandatarios quienes
colaboraron con Repsol y sólo secundariamente a la inversa.
Estas declaraciones demostraron que los directivos españoles han
tomado nota de que algunas expresiones de Néstor Kirchner y de
Adolfo Rodríguez Saá (de mayores impuestos en el primero caso y de
creación de una empresa estatal sin reestatizar YPF en el
segundo), no ponen en peligro la posición monopólica alcanzada
tras la privatización.
Los capitales que controlan la empresa española son los fondos de
Caixa, de la península. Pero ya había inversores norteamericanos
que ampliaron su tajada. A fines de marzo último se supo que el
fondo californiano Brandes había pagado 1.636 millones de dólares
para ampliar hasta el 9,36 por ciento su participación accionaria.
Sobre esta base y acompañando mediante el rol político-militar de
segundo orden del gobierno de José María Aznar en la masacre
contra Irak, el señor Cortina admitió que quiere meter baza en ese
país árabe. "Repsol estudia las posibilidades de negocios todos
los días. Si existen en Irak, las estudiaremos", expresó ante el
periodismo. Así dejó una puerta abierta para tomar aquellos pozos
petroleros que les dejen como propina los norteamericanos y
británicos.
El titular de la compañía española se pavoneó con que tiene
yacimientos en Argentina, Trinidad-Tobago, Bolivia, Venezuela,
Brasil, Libia y Argelia. Su planificación consistirá en reafirmar
el liderazgo en América Latina y el norte de Africa, elevando el
millón de barriles de petróleo por día que produce actualmente.
Pero habrá que ver si lo dejan. Es que en medio de esta crisis
económica, política y crecientemente militar que se vive en el
mundo, los grandes pulpos petroleros y financieros querrán
quedarse con todo. Esta guerra contra Irak también está pensada
con vistas a una mayor concentración económica global. Nadie le
garantiza ninguna cuota eterna del mercado petrolero mundial al
señor Cortina y sus accionistas, cuya empresa está hace años en la
mira de British Petroleum (BP) para su adquisición y fusión.
Para los argentinos sería la culminación de la tragedia. Nuestro
petróleo enajenado a Repsol puede ser la estación intermedia a su
traspaso final a una empresa del país imperial que aún ocupa las
Malvinas.
www.laarena.com.ar
https://www.alainet.org/es/articulo/107286
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