El Desafío Argentino"
20/03/2003
- Opinión
HI - La cuestión política-institucional
En su introducción el libro presenta una fotografía sobre la situación
económica y social actual ilustrando, con relieves marcantes, las graves
circunstancias que caracterizan el presente. A partir de este retrato, el
libro aporta, en su parte I, una esquemática exposición sobre la dinámica del
proceso de involución nacional que al erosionar las instituciones
fundamentales del país acelero su recesión económica y su tránsito hacia
situaciones de pobreza y disolución nacional. Las partes II, III y IV
desdoblan un conjunto de proposiciones sobre reformas institucionales,
políticas y económicas que permitan encarrilar la dinámica de la sociedad por
nuevas sendas de equidad y progreso económico.
El libro propone un sistema de ideas para el desarrollo económico nacional
gestado desde una perspectiva histórica, geográfica, social y política. Se
aporta una metodología de análisis y proyecciones que posibilitaría al país
administrar una nueva macroeconomía compatible con los reembolsos de su deuda
pública, con la sensibilidad de los mercados y con las exigencias de progreso
y bienestar de la sociedad. En los diversos capítulos destinados a este
propósito, se sugiere redefinir los roles del estado, ampliar, selectivamente,
su capacidad operativa, potenciar los ingresos públicos, adoptar, ex-antes,
como instrumento de decisión, un nuevo presupuesto consolidado para incorporar
las reformas económicas y sociales; revolucionar la administración tributaria,
ensanchar las visiones conceptuales sobre el tema de la inflación y las
relaciones entre la economía real e instrumentos monetarios.
Plantea nuevos enfoques para la banca regional y afirma que con niveles
ampliados de financiamiento el país podrá potenciar las bases de su estructura
empresarial. A este respecto, propone incorporar en el presupuesto pùblico
recursos apropiados para cofinanciar la creaciòn de una Red de Compañías
Mixtas en las economías regionales y la apertura de 100 Centros de Negocios en
las microregiones del interior para potenciar el crecimiento de pequeñas,
medianas y grandes empresas, abriendo al capital interno e internacional las
potencialidades de negocios rentables sobre las riquezas aún dormidas de
nuestro territorio. Finalmente, sugiere adoptar un doble sistema de gestión en
materia de política de empleos potenciando la economía privada de libre
mercado y, paralelamente, adoptando nuevas formas de organización
institucional en determinadas microregiones del país para crear más empleos e
ingresos a la población en el contexto de una amplia red de mercados sociales
bajo control comunitario.
Propone regular, dentro de los marcos de nuestra soberanía, la lógica de
acumulación del sistema capitalista periférico y asume, como columna central
de su pensamiento, la necesidad de reestructurar el capitalismo argentino
dentro de límites impuestos por las exigencias de la constitución y la
democracia. En síntesis, sin postular cambios revolucionarios de sistema
social, el libro afirma su convicción de que, en la actual etapa histórica del
desarrollo argentino, la recuperación del país podría realizarse en poco
tiempo, dentro del propio capitalismo, si fuera posible introducir cambios
significativos en su actual matriz de poder político para posibilitar la
creación de un nuevo estado de responsabilidad social con la fuerza
institucional necesaria para ajustar la lógica de acumulación del sistema y
normatizar sus relaciones económicas con más democracia y control social.
El libro afirma que la sociedad argentina ha llegado al final de su
encrucijada histórica: o se sumerge en los laberintos de su disolución como
Nación o adopta roles activos de participación en la vida pública para
instituir un nuevo gobierno representativo, éticamente invulnerable y
comprometido cabalmente con la defensa de sus propios intereses.
Tal concepción deriva de la fuerte convicción que en la base de los problemas
argentinos gravitan antagonismos seculares de naturaleza social que terminaron
erosionando instituciones vitales y dañando dimensiones importantes de la
moral pública. Sin remover o neutralizar en una nueva matriz de poder la
incidencia de tales confrontaciones, no será posible reconstruir, en
democracia, la dinámica de la vida económica y social del país.
Argentina llegó al fondo de su desintegración como Nación no solo por las
decisiones políticas de una clase dirigente que ocupó y usufructuó para sí
posiciones de gobierno durante los últimos 50 años sino, además, por la
actitud cómplice de liderazgos intermedios que, desde sus respectivas
instituciones, desactivaron las reacciones de la sociedad y amarraron sus
intereses grupales e individuales al carro triunfante de un poder económico
desbocado. Solo muy recientemente, por los impactos de la propia crisis,
diversos sectores de la población comenzaron a desbordar los cercos de
conformismo establecidos por algunos núcleos dirigentes dentro de sindicatos,
partidos políticos, comunidades religiosas, instituciones asistenciales y
organizaciones universitarias que, borrando sus identidades históricas,
actuaban como instancias funcionales a los intereses del poder.
En la actualidad, amplios sectores de clase media ya despertaron y
reaccionaron ante las agresiones del establishment. Al unir sus reclamos con
los perdedores del sistema, desempleados, marginados y excluídos, lograron
ampliar la resonancia de sus reivindicaciones, desprenderse de las
corporaciones intermedias, ganaron las calles y gradualmente potencian sus
niveles de conciencia en la lucha cotidiana por un país mejor. Cuando este
proceso gane volumen y logre orgánicamente expresarse con unidad en las urnas,
se habrán creado las condiciones políticas para la reconstrucción de la
república.
¿Por qué este proceso tarda tanto tiempo en madurar? A pesar de que la
sociedad argentina registra en su historia heroicos capítulos de lucha social,
acusa, en la actualidad, las huellas de fuertes derrotas experimentadas en el
transcurso de sus últimos 50 años cuando, a pesar de sus acciones de
resistencia, no pudo ganar sus batallas por un país màs justo. Por la fuerza
de sucesivas derrotas ocasionadas por la interacción de una pluralidad de
causas, su curtida población fue diezmando su capacidad de resistencia y
transformándose, gradualmente, en presa facil para las desmesuras del poder.
Entre la diversidad de factores causales, la memoria colectiva registra: la
fuerza de la represión en las diversas dictaduras militares que condicionaron
los procesos de información y educación y moldearon los miedos de la sociedad;
el bombardeo constante por los medios de comunicación de ideologías liberales,
individualistas y consumistas que debilitaron valores comunitarios y las bases
de una cultura solidaria; la acción de gobiernos funcionales al poder que
engañaron a la población y traicionaron sus propios símbolos partidarios; el
fortalecimiento de nomenclaturas políticas que utilizando el simbolismo de
rituales partidarios profundizaron la inercia y la inconciencia colectiva;
políticas económicas que permanentemente priorizaron beneficios concentrados a
favor de selectas minorías, o que en algún tiempo pasado pecaron por
voluntaristas y populistas, o que en la década de los 90 elevaron la
estabilidad monetaria-cambiaria a la categoría de santuario de inapreciable
valor social en cuanto endeudaban a la población, liquidaban sus industrias,
reducían sus niveles de ocupación y debilitaban la lucha sindical erosionando
la capacidad de resistencia de la clase trabajadora. En suma: pocas sociedades
lograron soportar, por tanto tiempo, tantas pérdidas de vidas humanas y tan
elevados niveles de agresión por parte de las clases dominantes.
El año 2003 podrá constituir en la historia del país un hito de extraordinaria
trascendencia: podrá marcar el momento en que la propia sociedad, participando
activamente en el proceso electoral, decida, democráticamente, revocar los
mandatos de representación a gran parte de los políticos tradicionales,
seleccionar otros dirigentes y adoptar nuevas ideas para la transformación y
el desarrollo acelerado del país. A partir de esta mudanza en la esfera de la
representación política, el país podrá inaugurar una nueva etapa histórica en
que los factores de poder, internos y externos, tendrán que condicionar su
acción en el país dentro de límites impuestos por políticas de estado
administradas por nuevos gobiernos soberanos que actuarán en directa
representación y defensa de los intereses mayoritarios de la sociedad.
II – Los desafíos de una nueva macroeconomía
Las tareas conducentes a la construcción de un nuevo país reclaman crear
capacidad operativa a nivel de las principales instituciones del estado,
instaurar nuevas relaciones económicas con el mundo, poner en funcionamiento
una nueva política macroeconómica y acelerar los procesos de reforma en la
vida institucional, económica y social de regiones y municipios. En esencia,
Argentina requiere, con urgencia, consensuar un Proyecto Nacional de largo
plazo y negociar un amplio acuerdo con la comunidad internacional para
procesar en el tiempo la reestructuración de su deuda pública.
El libro propone bases conceptuales, programáticas y cuantitativas para
trabajar en el montaje de un modelo autónomo de desarrollo con 25 años como
horizonte temporal y tasa promedio de crecimiento del 6 %. En este escenario,
el país podría rescatar la totalidad de la deuda, pagar anualmente sus
servicios y triplicar su ingreso per cápita. El libro presenta también una
visión perspectiva con horizonte decenal de mediano plazo y metas para un
período cuatrienal con tasas de crecimiento del 4 %. Sus principales objetivos
y metas se sintetizan a continuación:
a) expansión de las exportaciones e importaciones hasta representar un 30 y
20 % sobre el PBI, respectivamente durante la próxima década;
b) creación de 3 millones de puestos de trabajo en el próximo cuatrienio
c) eliminación de la pobreza e indigencia por la acción integrada de un
conjunto de políticas que en el próximo cuatrienio permitirán administrar
el precio de las divisas, controlar precios y abastecimientos sobre bienes
esenciales, generar empleos y aplicar subsidios directos a las familias de
menores recursos.
d) inflación menor a un dígito
e) pagos anuales por servicios de la deuda equivalentes al 25 % de la tasa
anual promedio de crecimiento de largo plazo para rescatar totalmente la
deuda pública en un plazo de 25 años;
f) excedente fiscal anual después del pago de los servicios de la deuda;
g) incremento de los ingresos fiscales hasta representar una carga
tributaria del 26 % sobre el PBI y estabilización en torno al 33 % hacia el
final de la década;
h) reducción de los impuestos al consumo y ampliación de los ingresos
provenientes de la tributación sobre ganancias y rentas financieras;
i) reformas en la administración tributaria para control de la evasión,
eliminación de impuestos distorsivos y simplificación de los sistemas de
gestión;
j) incrementos de la inversión global sobre el PBI hasta niveles mínimos
del 25 %;
k) crecimiento de la inversión pública y de la inversión externa directa
hasta límites cercanos al 5 % sobre el total del PBI, respectivamente.
l) contención y racionalización del gasto público nacional y provincial
mediante nueva ley de coparticipación, procesos voluntarios de
asociativismo y fusión intermunicipal e interprovincial, control del gasto
improductivo y su reconversión a gasto de inversión.
En el ámbito de las reformas para una nueva macroeconomía, el libro sustenta
la necesidad imperiosa que, paralelamente a las negociaciones de la deuda
pública, el gobierno proceda a instituir un nuevo régimen monetario,
cambiario y bancario y una nueva política fiscal y tributaria. En los
capítulos VIII y IX de la parte IV, el libro somete a consideración del lector
sendas propuestas conceptuales y metológicas, para llevar a cabo tales
finalidades. Los cambios que se proponen configuran la trilogía de reformas
que dará sustento a una nueva macroeconomía. (fuentes generadoras del cambio).
Sobre tales pilares, gobierno y sector privado podrán adoptar políticas
instrumentales apropiadas para organizar las instituciones del Estado que
objetiven consolidar el proceso de ahorro-inversión, la redistribución del
ingreso nacional y la oferta de servicios estatales de apoyo al sector privado
empresarial para expandir la producción y el comercio exterior (nodos de
propulsión).
En cuanto la responsabilidad de gestión por la trilogía de reformas compete
exclusivamente al estado, en la implementación de las reformas relativas a los
nodos de propulsión será preciso contar con la plena coparticipación del
sector privado. Solo de este modo el estado podrá recuperar la economía,
resolver los graves problemas de la desocupación y activar mecanismos
apropiados para acelerar la redistribución de los ingresos que posibiliten la
expansión sistémica de los mercados y el mejoramiento de las condiciones de
vida de la población.
Entre las proposiciones mas relevantes de política económica que el libro
sustenta al tratar las reformas en la macroeconomía, destacan las siguientes:
En materia de pagos por los servicios de la deuda se considera que la dinámica
de la economía nacional en los próximos años será la clave que posibilite
armonizar la recuperación del país y el cumplimiento de sus compromisos
externos. Naturalmente, los valores de la deuda y las magnitudes de la tasa de
interés que presidirá los acuerdos de reestructuración tendrán que reducirse
hasta límites compatibles con las reales posibilidades de crecimiento que
presente la economía nacional en el curso de los próximos 25 años. De no
respetarse tales funcionalidades, ninguna reestructuración de deuda podrá ser
honnrada por los próximos gobiernos.
Se afirma que para que el país pueda honrar sus compromisos, tendrá que
acordar con los organismos internacionales y tenedores de títulos, tres
condiciones esenciales: largo plazo para cubrir los compromisos de pago;
elevados niveles de quita tanto sobre los valores totales de la deuda legítima
como respecto a las tasas netas de interés y de amortización del capital.
Finalmente, contar con condiciones favorables en su comercio exterior para
ordenar el crecimiento de su economía en torno a una tasa promedio anual de
largo plazo del orden del 6 %.
Para evaluar los impactos que diversas alternativas de negociación podrán
presentar sobre la tasa de crecimiento económico, excedente fiscal y saldo
neto de comercio exterior, el libro analiza, en su parte IV, capítulo VII, los
límites cuantitativos que definen el problema de la deuda y propone
metodologías apropiadas para dialogar con organismos internacionales y
tenedores de títulos del estado. A modo de ejemplo, se presentan las
implicaciones numéricas en un análisis comparado sobre 8 escenarios posibles
de negociación. Surge, como conclusión, que un escenario factible para la
economía argentina, con tasas netas anuales de interés del 2 %, tasas anuales
de amortización del capital del 3 % y plazos de 25 años, permitiría reembolsar
la totalidad de la deuda desde que sus valores legítimos comporten quitas
significativas cercanas al 40 % y que la economía logre crecer a una tasa
romedio del 6 %..
En materia de régimen monetario, el libro sustenta la necesidad de un nuevo
regimen estructurado sobre la vigencia del peso como única moneda de curso
legal en todo el territorio nacional. Adicionalmente, propone instituir en la
legislación la más completa desdolarización y adopción de una moneda de
referencia de valor constante. En cuanto se refiere a la esencia
insitutucional del régimen monetario, el libro propone concebir al Banco
Central como organismo autónomo de gestión sujeto a dos condicionantes
esenciales: sus máximas autoridades serán nombradas por el Poder Ejecutivo con
acuerdos del HCN y sus principales políticas instrumentales tendrán que ser
acordadas a nivel de un Consejo Monetario Nacional integrado por autoridades
del Poder Ejecutivo Nacional, HCN, Ministerio de Economía y representaciones
de gobiernos provinciales. Por último, en materia de gestión operativa, el
libro propone la regionalización de las operaciones del Banco Central para
dinamizar sus roles como agente monetario y financiero para el desarrollo a
escala subnacional. Por tales concepciones, el libro no comparte las ideas
vigentes de conceder a las autoridades del Banco Central estatutos de
independencia plena en materia de política monetaria ni derechos, privilegios
o protecciones especiales ante la Justicia.
En materia de política cambiaria, el libro propone adoptar un régimen de cambio
administrado, técnicamente denominado tipo de cambio reptante activo, anclado en
los valores de una canasta de monedas integrada por el dólar, euro y real.
Adicionalmente, propone adoptar políticas de control de cambio con directa
supervisión del Banco Central respecto al diario comportamiento de las variables
monetarias, de comercio exterior y cuenta de capitales. Los análisis
cuantitativos que el libro presenta, refieren que el valor del peso en términos
del dólar de EEUU, no debería superar su nivel de 2.67 en cuanto su valor en
términos de un valor promedio ponderado de la canasta de moneda, tendría que
situarse en torno a 2.28.
En temas relativos a política bancaria, el libro considera que para activar la
economía y resolver los problemas del financiamiento a la producción, el gobierno
podrá considerar dos decisiones de importancia estratégica: al igual que en
Chile y Brasil, elevar las proporciones del crédito bancario respecto al PBI y
orientar tales recursos para potenciar ele financiamiento al sector privado;
adicionalmente, adoptar las medidas de emisión monetaria que fueren necesarias
para eliminar la práctica del corralón bancario liberando, para uso directo de
los depositantes, la masa de dinero ilegitimamente represada en los bancos. En
esta operación, el libro estima que una masa adicional de 15 mil millones de
pesos deberían ser reprogramados en el curso de un año para entrar en la
circulación monetaria sin ocasionar trastornos inflacionarios.
En materia de reforma fiscal y tributaria, el libro propone, para el primer año
del nuevo gobierno, un presupuesto público consolidado de 116.000 millones de
pesos. Para tales propósitos, el país tendrá que incorporar una amplia reforma en
materia de administración tributaria que junto a ampliar el universo de
contribuyentes, reduzca la evasión tributaria, torne posible reducir el IVA al
16 %, incremente la representatividad del impuesto a las ganancias dentro del PBI
desde su actual 2,8 % hasta un 8,5 % y permita reestructurar y simplificar la
diversidad de impuestos que afectan la dinámica de la inversión en el sector
privado. Con la adopción de las medidas que se proponen, el país elevaría la
carga tributaria sobre el PBI desde su actual 16,2 % hasta un 26,8 %
(significativamente menor a la predominante en el promedio de las economías
europeas).
En materia de empleo, el libro sustenta la necesidad de estructurar una nueva
política social y laboral que posibilite generar 3 millones de puestos de trabajo
y eliminar la pobreza e indigencia en el curso de los próximos 4 años. Para ello,
además de adoptar una nueva política monetaria-cambiaria que incidiendo en los
precios relativos acelere la expansión del poder de compra del salario, el
gobierno tendrá que administrar su presupuesto consolidado incorporando mayores
recursos financieros para ampliar su participación en la inversión pública y
proceder a la creación de mercados sociales bajo control comunitario.
A este respecto, se propone adoptar una nueva concepción en torno a los mercados
generadores de puestos de trabajo. Si bien se recomienda potenciar la economía
privada empresarial de libre mercado para estimular en las empresas una mayor
contratación de mano de obra, enfatiza la urgente necesidad de que el gobierno
adopte, simultáneamente, los necesarios consensos con provincias y municipios
para que, en el contexto de proyectos específicos de desarrollo integral, puedan
experimentar nuevas formas de organización social, laboral e institucional a fin
de que las comunidades locales participen en la creación de los puestos de
trabajo que el sector privado empresarial de libre mercado no puede asegurar. Se
requerirá, para ello, preparar proyectos concretos de desarrollo integral en cada
microregión y, en torno a sus objetivos y metas, elaborar consensos entre
comunidades, sindicatos, organizaciones empresarias y respectivos gobiernos para
flexibilizar el uso de los factores productivos a nivel local, posibilitar la
generación de empleos comunitarios y cubrir los requerimientos sociales de las
familias. En esencia, adoptar nuevos modelos de gestión para el desarrollo
integral a nivel local.
En materia de ingresos públicos el libro enfatiza la necesidad de que el gobierno
adopte cambios radicales en su administración tributaria y en el manejo ordenado
de la cuestión fiscal para generar mayores recursos públicos. Se proponen
nuevos contenidos programáticos para un presupuesto consolidado del gobierno, a
escala nacional y provincial y en su último capítulo XIV detalla las principales
modificaciones para una nueva política tributaria. Con tales decisiones será
posible modernizar las instituciones del estado para la prestación de aquellos
servicios esenciales e indelegables, ampliar sus responsabilidades en la
construcción de la infraestructura que el país requiere y garantizar la debida
administración de los programas sociales.
III – La cuestión regional y la recuperación productiva
Respecto a las reformas en los ámbitos de regiones, provincias y municipios,
el libro propone una diversidad de nuevas políticas e instrumentos
argumentando que en la actual etapa de reconstrucción, el federalismo tendrá
que asumir un fuerte carácter instrumental para potenciar los procesos de
desarrollo en todas las regiones del país. En particular, el libro propone:
a) instituir el planeamiento regional y nacional como instrumento
permanente de gestión pública para compatibilizar las
transformaciones en los planos reales de la economía, con los cambios
en las esfera financiera, presupuestaria e institucional del sector
público y privado.
b) Conforme a las atribuciones que confiere la Constitución en sus
artículos 75 y 124, el HCN podrá sancionar una nueva ley de
coparticipación y adoptar un nuevo sistema de gestión pública
apoyando la creación de macroregiones y microregiones en todo el
territorio nacional. Mediante tales decisiones, el país podrá
racionalizar el uso de sus recursos públicos y estimular la
radicación de inversiones privadas en los ámbitos de provincias y
municipios para potenciar el desarrollo regional..
c) Instituir en cada microregión la acción de Centros de Negocios que
permitan activar los procesos de transformación productiva con la
participación de las pequeñas, medianas y grandes empresas.
d) Implementar Proyectos Integrados de Desarrollo Comunitario con
mercados sociales de trabajo en el ámbito de las microregiones para
que las sociedades locales, con la permanente cooperación de
gobiernos y sectores privados, participen y asuman mayores
responsabilidades en la superación de los problemas sociales y en la
generación de puestos de trabajo.
e) Crear en el ámbito de las diversas regiones, Grandes Compañías Mixtas
para la explotación racional de los recursos naturales y la ejecución
de mega proyectos de inversión para la producción de bienes o
servicios realtivos a: energía, transporte, comunicaciones,
irrigación, minería, pesca y explotación forestal, industrias,
turismo, etc. etc. La expansión de las estructuras productivas
regionales y el flujo de sus exportaciones, será requisito esencial
para que el país pueda generar divisas, cumplir con los reembolsos de
su deuda pública y generar los puestos de trabajo que la sociedad
reclama.
f) Por último, el libro propone asumir, como política de estado, la
cuestión trascendente de transferir la capital de la república hacia
alguna microregión del interior. Con argumentos de naturaleza
económica y política, afirma que tal decisión permitirá ajustar las
deformadas estructuras demoeconómicas del país, desconcentrar las
grandes ciudades, proceder a la reactivación productiva del interior,
crear oportunidades para convocar al empresariado nacional, recrear
el pensamiento argentino alejando las tentaciones de la City sobre
las debilidades de los gobiernos y ampliar las visiones sobre los
problemas y potencialidades del país. La experiencia de Brasil con la
construcción de Brasilia, es referida como hecho ejemplar que
revolucionó las ideas y la gestión del gobierno en el vecino país.
IV - Las preguntas sin respuestas
En las páginas finales de su epílogo, el libro plantea algunas preguntas sobre
el actual escenario político nacional: la extensión del gobierno provisorio,
su crónica fragilidad para establecer negociaciones con los organismos
financieros internacionales y reorientar las políticas públicas, la urgente
necesidad de renovar la clase política y modernizar sus sistemas de gestión.
Tales interrogantes derivan del problema central del país que no encuentra,
todavía, una respuesta apropiada:
La Argentina entrampada(1) se configura, dramáticamente, como una sociedad sin
destino, en proceso de agónica involución. Los términos de su encierro se
delimitan, por un lado, por un necrosado orden político-partidario, incapaz de
conducir cualquier proceso de reconstrucción nacional sobre los restos de sus
erosionadas estructuras; por el otro, las fuerzas sociales que tendrían que
reemplazarlo no logran, todavía, unificar sus formas de organización y
representación para instalarse como epicentros decisorios de la nueva
Argentina. Por las asincronías referidas, la Argentina entrampada genera
peligrosos vacíos de poder político que se potencian al considerar otros
aspectos.
En la generalidad de los aparatos partidarios que se movilizan en torno a las
candidaturas que presentan mayores posibilidades para las próximas elecciones,
sus energías intelectuales se concentran en la discusión de temas de orden
financiero y político, es decir, en la búsqueda de recursos para financiar las
campañas y de alianzas para potenciar sus caudales de votos. Tamañas
preocupaciones, al absorber el tiempo de los principales dirigentes, restan
importancia a las tareas más silenciosas del trabajo técnico sistemático.
Quizá por tales razones, en la generalidad de las agrupaciones se observan
escasos avances en la maduración de un pensamiento político-estratégico, en la
discusión conceptual y metodológica sobre cómo administrar una lógica
alternativa de acumulación de capital e inserción en la economía regional y
mundial a fin de viabilizar la transformación y desarrollo del país; se
carece, aún, de planes perspectivos sustentables, de proyectos estratégicos y
no se trabaja con ahínco en la selección y formación de nuevos cuadros para
enfrentar los tremendos desafíos del futuro inmediato. Tales observaciones
agravan las asincronías de la Argentina entrampada y alimentan,
necesariamente, nuevas preguntas:
¿Por cuánto tiempo podrá resistir la Nación si el próximo gobierno asume
sin la necesaria representatividad social y no logra demostrar eficacia de
gestión para conducir las tareas urgentes que reclama la población?
¿podrán conducir los procesos de cambio que el país y las provincias
necesitan los mismos personajes, facciones y partidos políticos que, en
décadas pasadas, tuvieron plena responsabilidad por la quiebra del país?
Si el nuevo gobierno no logra, en plazo prudente, superar la crisis y
producir las respuestas que la sociedad reclama, los vacíos de poder
político que demonizan la situación argentina ¿podrán ser usurpados por
aquellos que insistiendo en la preservación de sus tradicionales intereses
agravarán la crisis hasta encender las mechas de la guerra civil que ya se
extiende por otros países latinoamericanos?
* Manuel Figueroa, "El Desafío Argentino", Un Modelo Autónomo de Desarrollo.
Editorial Aplicación Tributaria. Buenos Aires, Diciembre 2002
(1) Manuel Figueroa, "La Argentina entrampada". Revista Realidad Económica.
Buenos Aires, noviembre 2001.
https://www.alainet.org/es/active/3351?language=es
Del mismo autor
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