¿Sacará Macron a Francia de la OTAN?

El presidente francés podría sacar a su país de las estructuras militares atlánticas y promover la revitalización de la Francophonie como ente político y económico en el escenario mundial de cara al 2025.

21/09/2021
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En el supuesto de ser reelegido Presidente en las elecciones presidenciales de la primavera del 2022, Emmanuel Macron intentará catalizar el chauvinismo de los franceses restaurando el atavismo de la Grandeur, doctrina que conjugaría el culto a la independencia económica, política y militar de Francia con la consolidación de la misión de la Nación y de la cultura francesa en el mundo. Así, Macron asumirá el poder decisorio en Defensa y Exteriores que pasarán a ser "dominio reservado del Presidente" y adoptará un enfoque "activista" en asuntos internacionales, involucrándose personalmente y teniendo "el compromiso con la intervención humanitaria y el aumento del peso específico de Francia en la Geopolítica Mundial como ejes vertebradores de su política exterior". Así, la política doméstica quedará reducida a un mero instrumento de la política exterior que sirva de catalizador de los valores de la Grandeur, no siendo descartable la salida de Francia de las estructuras militares de la NATO y la revitalización de la Francophonie como ente político y económico en el escenario mundial en el horizonte del 2025.

 

Distanciamiento de EE.UU. y acercamiento a Rusia y China

 

El acuerdo estratégico entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos conocido como AUKUS, implica la venta de submarinos norteamericanos de propulsión nuclear a Australia, al tiempo que un fiasco económico para Francia estimado en 50.000 millones de Euros. Así, la ruptura unilateral por parte del Gobierno australiano de un megacontrato con Francia de 12 submarinos convencionales, habría provocado la cólera del Gobierno francés y la llamada a consultas de sus embajadores en Washington y Camberra, lo que aunado con la posible paralización de la venta de aviones de combate Rafaele a la India, podrían provocar la desafección de Francia hacia el “otrora socio americano” y podría traducirse en la salida de Francia de las estructuras de la Alianza Atlántica hacia el 2023.

 

Por otra parte, asistimos a unas sorprendentes declaraciones del ex ministro británico de Exteriores, Philip Hammond, recogidas por el diario The Telegraph, en las que afirma que “Londres podría acoger misiles nucleares estadounidenses en suelo británico en medio de las tensiones con Rusia”, lo que podría entenderse como el retorno a una carrera armamentista como la mantenida durante la Guerra Fría con la URSS (reviviendo el proyecto Partnership entre los EE.UU. y Europa para proveer al Reino Unido de misiles Polaris).

 

Dentro de este contexto habría que situar la información de la cadena de televisión alemana ZDF en su programa nocturno Frontal 21, en donde se afirmaba que “Estados Unidos planea desplegar en una base aérea del oeste de Alemania 20 nuevas bombas nucleares B61-12, cada una de las cuales tiene una potencia equivalente a 80 veces la que lanzaron en Hiroshima” añadiendo que “en 2010 el Gobierno alemán votó por no permitir que haya armas nucleares en su territorio pero la retirada no se produjo y las bombas serán reemplazadas por otras más modernas”. Estas decisiones, tras la previsible formación en el 2022 de un Gobierno de Coalición entre el PSD, los Verdes y grupos de Izquierda, podrían quedar en suspenso e incrementar el distanciamiento franco-alemán de las tesis de EE.UU.

 

¿Salida de Francia de la OTAN?

 

Tras “la puñalada por la espalda” que ha supuesto para Francia la firma del acuerdo AUKUS, Macron aprovechará la Presidencia de la Unión Europea que arranca en enero del 2022 para impulsar la iniciativa de la Agencia Europea de la Defensa, ente defensivo que supondrá cortar el cordón umbilical con EE.UU. que representaba la OTAN y que estará integrada por los países del área de influencia primigenia del eje franco-alemán (Holanda, Dinamarca, Noruega, Bélgica, Luxemburgo e Italia), fruto de la reafirmación de las soberanías nacionales francesa y alemana como estrategia defensiva ante la deriva del otrora “socio americano” (reviviendo el Tratado del Elíseo entre De Gaulle y Adenauer de 1963). Ello llevaría implícito la necesidad de “la soberanía tecnológica y militar europea” que pivotaría sobre la “Force de Frappe” nuclear francesa, el caza de sexta generación europeo en el que participan Airbus y Dassault y el novísimo submarino nuclear lanzamisiles de tercera generación SNLE 3G, tesis que se verá impulsada en la Cumbre de la OTAN que se celebrará en Madrid en Julio del 2022 y que podría suponer el comienzo de la desaparición de una OTAN que en palabras de Macron al semanario The Economist “está en muerte cerebral”.

 

La desafección de Macron hacia los Estado Unidos conllevará un acercamiento político a Rusia (rememorando el viaje de De Gaulle a Moscú en 1966), doctrina que se plasmaría en la Ratificación de la Política de Buena Vecindad con la Rusia de Putin mediante la firma de acuerdos preferenciales para asegurarse el suministro de gas y petróleo rusos e incrementar los intercambios comerciales y la salida de Francia de las estructuras militares de la OTAN (emulando el desmantelamiento de treinta bases estadounidenses en suelo francés por De Gaulle (1966).

 

Desde De Gaulle la resistencia al liderazgo estadounidense ha sido un factor de la política exterior de todos los presidentes franceses, pero la discrepancia sería sólo formal, como se comprobó con el apoyo de De Gaulle a Estados Unidos en la Crisis de los Misiles de Cuba (1962) y en su posterior retorno a la disciplina del Pacto Atlántico en 1969, pero bajo las premisas de poder de operar en libertad dentro de la Alianza y mantener la independencia nuclear, siendo en suma “un aliado solidario pero autónomo”. Asimismo, no sería descartable la instalación por EE.UU. en el Pirineo navarro de una base de radares (Gorramendi) para escuchar los susurros del Elíseo así como una posterior campaña orquestada conjuntamente con Rusia y China para sustituir el patrón dólar por el oro (reeditando la sutil jugada de ingeniería financiera de De Gaulle de mediados de los 70) y la firma con China del Acuerdo Integral de Inversión (CAI) que permitiría a las empresas conjuntas chino-europeas un acceso directo al mercado chino y a la transferencia de tecnología contando con el compromiso del Gobierno chino de velar por la sostenibilidad ambiental, los derechos laborales y una mayor transparencia regulatoria de dichas empresas.

 

¿Hacia la reafirmación de la soberanía europea?

 

Según un informe de The International Campaign to Abolish Nuclear Weapons (ICAN), la Ley de Defensa francesa aprobada en 2018 prevé un gasto en disuasión nuclear para el Quinquenio 2021/2025 cercano a los 30.000 millones de euros, pues aunque en enero del 2021 entró en vigor el Tratado Internacional sobre la Prohibición de Armas Nucleares (TIAN), Francia se abstuvo de ratificarlo tras afirmar que dicho Tratado “es inadecuado para el contexto de la actual seguridad internacional “al tiempo que demanda “un enfoque realista del desarme que se realice paso a paso”.

 

La responsabilidad de las fuerzas armadas está compartida por el Presidente y el Primer Ministro según la Constitución Francesa de 1958, pero un decreto de 1962 sólo atribuye al Presidente la capacidad de autorizar el uso de armamento nuclear. Recordar que la “Force de Frappe” nació en 1960 como consecuencia de la proclamación de la V República Francesa por el General De Gaulle y fue concebida como uno de los elementos clave de la independencia económica, diplomática y militar del país frente a las dos grandes potencias enfrentadas en la Guerra Fría.

 

En la actualidad , el arsenal atómico francés alcanza las 300 cabezas nucleares, después de que a finales del pasado siglo se retiraran todos los misiles nucleares de medio alcance basados en tierra (IRBM modelos SSBS S3) y misiles nucleares de corto alcance (SRBM) modelo Plutón y se suprimieran los ensayos nucleares en los atolones de la Polinesia y la potencia comenzara a basar su poder de disuasión en los bombardeos estratégicos Rafaele y en los submarinos nucleares balísticos (SSBN) clase Triomphant, que serán sustituidos en el 2030 por el novísimo submarino nuclear lanzamisiles de tercera generación SNLE 3G, que debería estar operativo hasta el 2070.

 

Finalmente, tras la formación del nuevo Gobierno en Alemania, podríamos asistir al robustecimiento del Eje Franco-Alemán como fruto de una tardía reafirmación de las soberanías nacionales francesa y alemana. Dicha entente franco-alemana conjugará los acuerdos preferenciales energéticos con Rusia con la revitalización de la energía nuclear y el extraordinario desarrollo de las energías renovables y será el referente político-económico europeo del próximo quinquenio, no siendo descartable el rediseño de una nueva cartografía europea que supondría el finiquito de la actual Unión Europea y su sustitución por la Europa de los Seis (Francia, Alemania, Bélgica, Luxemburgo, Holanda e Italia), mientras el resto de países europeos periféricos y emergentes quedarán gravitando en sus anillos orbitales.

 

https://www.alainet.org/es/articulo/213894
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