López Obrador ganador en las elecciones

Morena ganó terreno en gobernaciones y disminuyó la cantidad de asientos en el Poder Legislativo. Se debilita el poder de los gobernadores “rebeldes” y se avanza con las 4T.

08/06/2021
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  • Opinión
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Andrés Manuel López Obrador
Foto: Alfredo Estrella/AFP
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Hay analistas que presentan como derrota de Morena y del presidente Andrés Manuel López Obrador una pérdida diputados y de la mitad de alcaldías en Ciudad de México, según el Instituto Nacional Electoral (INE). Es el caso de quienes confunden merma con fracaso y pierden la perspectiva de lo sustantivo de un acontecimiento pensando que un accidente en la corteza debilita el tronco, como sucede en el caso de la distribución de las curules en la Cámara de Diputados.


En realidad, como explicó el presidente López Obrador, específicamente esos números no alteran las ecuaciones políticas que, en el caso del Congreso de la República, se mantienen casi inmutables pues Morena no pierde mayoría en los terrenos de su conveniencia, ni la oposición avanza en absoluto en lo que buscaba, que era dominar en el hemiciclo.


Allí es donde está el summum de la batalla del 6 de junio en la que los tres partidos de oposición principales, Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Democrático (PRD) colocaron toda su pólvora en la guerra sucia que donde ciertamente tuvo más éxito fue en Ciudad de México. Allí consiguieron arrebatarle a Morena numerosas alcaldías.


En los demás escenarios las carabinas no les funcionaron como deseaban pues, aunque ganaron algunos escaños adicionales a costa del PAN sin que por ello pudieran conquistar la cota más ansiada de una mayoría simple, el avance queda mediatizado y casi anulado por la pérdida de la coalición opositora de enclaves estatales y distritales donde al final de cuentas se dirimen las propuestas de reformas que aprueba el Legislativo federal.


Insistir en que fue una derrota de Morena y AMLO es descabellado por esos motivos y porque además el oficialismo les arrebató 10 gobernaciones a los opositores y sus respectivas asambleas, lo cual empareja al partido de López Obrador en ese terreno, pues de los 32 gobiernos locales solo dominaba cinco hasta el domingo 6 y ahora llegan a 15, incluida la capital.


Otro hecho interesante es que no se trata de cualesquiera gobernaciones, sino la mayoría de aquellas cuyos mandatarios les habían hecho frente al Ejecutivo federal con la creación de una organización de mandatarios rebeldes que ahora se quedan colgando de la brocha porque los electores les retiraron sus escaleras.


La idea, además, era desbancar de las preferencias populares a Morena aprovechando varias circunstancias como la ferocidad de la pandemia de Covid-19 para achacarles la responsabilidad por la muerte de tantos contagiados, la crisis económica agudizada por esa enfermedad aun cuando López Obrador defendió la idea de que esta era resultado del neoliberalismo y el SARS-CoV2 lo que hizo fue agudizarla.


Pero tampoco lo lograron. El resultado computado de la votación fue sumamente negativo para los tres partidos opositores y, por el contrario, muy beneficioso para el gobierno y Morena.


Los números de INE, que citan algunos analistas, se encargan de decirles que sus enfoques son incorrectos pues las cifras preliminares indican que Morena logró un 36 por ciento de la votación total contra un 19 PAN, un 18 el PRI y un 3,5 el PRD. Por coalición, la oficialista obtuvo 45,5 y el bloque de oposición 40,5 por ciento.


Por lo tanto, si es preciso hablar de derrota, no hay dudas de que los principales afectados fueron los partidos de oposición mencionados. Esto demuestra, además, que la alianza que hicieron no les sirvió de mucho, pues perdieron ocho gobernaciones y no lograron desbancar a Morena de su liderato en el Congreso aunque la mayoría calificada la adquieran de facto en los mecanismos de votación en los que participen de conjunto las dos cámaras.


El cambio en la correlación de fuerzas en la nación se verá con mayor claridad cuando después del miércoles 9 comiencen a publicarse las listas definitivas de los casi 21 mil cargos que fueron elegidos en esta ocasión y se conozca la distribución de los cargos distritales.


Otro importante éxito que se anota López Obrador es que la participación popular fue de un 52 por ciento de los 93 millones de personas con derecho a votar, lo cual representa un récord para este tipo de comicios que casi nunca han rebasado el 40 por ciento.


Lo que queda claro, según manifestó el propio mandatario, es que el pueblo mexicano votó por la democracia, eligió a sus dirigentes y decidió en favor de continuar la cuarta transformación de la vida social de México cuyos tres fundamentos principales son: el bienestar de la población, empezando por los pobres, la eliminación de la corrupción y avance de la austeridad y el desarrollo económico y creación de empleo.


Por todo esto es una afirmación muy peregrina decir que Morena y López Obrador fueron los derrotados en las elecciones intermedias más grandes y complejas de México.

https://www.alainet.org/es/articulo/212560
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