LA RCEP: Asociación Económica Integral Regional
El mayor pacto comercial del mundo que constituye un avance notable en la geopolítica al más alto nivel y con impactos en la economía global y, en particular, Latinoamericana. Oportunidad de oro para Xi Jinping frente al PPT abandonado por Trump.
- Análisis
Lo que está en juego
El 16 de noviembre de 2020, luego de 8 años de idas y vueltas, se firmó la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), el más grande pacto comercial firmado por 15 países del Asia, entre los cuales sobresale China, bajo el liderazgo de XI Jinping, consolidando su condición de potencia mundial de primer orden que pone en jaque a EEUU.
La RCEP agrupa a China, ASEAN (Indonesia, Tailandia, Singapur, Malasia, Filipinas, Vietnam, Birmania, Camboya, Lagos y Brunei), Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. Representa el 29% del PBI global e involucra a más 2.2 MM de personas, casi el 30% de la población mundial. Con ingresos percápita que llegan a US $ 101 mil (Singapur), 61 mil (Brunei), 53 mil (Australia), 44 mil (corea del Sur), Japón y Nueva Zelanda con 43 mil, entre otros. Para tener una idea de estas dimensiones solo tengamos presente que el ingreso per cápita en EEUU es US$ 62 mil.
Por primera vez, superando diferencias geopolíticas, China, Japón, corea del Sur y Australia firman un acuerdo comercial, dejando de lado el alineamiento de estos últimos con EEUU. La creación de reglas de origen concordadas para la región asiática, permitirá superar la compleja trama de acuerdos comerciales bilaterales, poniendo a Asia en escenarios que podría asemejarse a la UE o américa del Norte.
Lo anterior constituye, más allá de beneficios comerciales para todos los integrantes del RCEP, un verdadero amortiguador a los avances de EEUU en la región, así como un indiscutible fortalecimiento de relaciones con Japón, Australia y Corea del sur en detrimento de las que se tenía con EEUU. Jugada geopolítica que se concreta ante las veleidades de un Trump fuera de sí.
Muchas veces, noticias como ésta, la dejamos pasar porque no alcanzamos a comprender su significado político y económico para nuestro continente y país o, simplemente, porque no está en el radar de nuestros intereses.
Los países miembros del RCEP ostentan señales de poder propio y, desde su posición, son piezas clave del pacto regional. China y Japón son miembros del exclusivo club de FORTUNE con 124 y 52 de las 500 empresas más grandes del planeta. En el caso de Japón, sin embargo, ese indicador no logra ocultar su debilidad estructural que configura la combinación de una deuda externa del orden del 235% de su PBI, una economía con estancamiento de largo plazo, una tasa de crecimiento poblacional negativa y su subordinación a los dictados de la casa blanca. Estas circunstancias, pone a Japón frente la disyuntiva de redefinir su alineamiento al orden internacional multipolar que emerge y se consolida con el RCEP. Geopolítica pura y dura.
A diferencia de Japón, la deuda de China bordea el 50% de su PBI, es una economía en permanente expansión y disputa la hegemonía mundial en el terreno económico y tecnológico con EEUU y sus aliados en la UE. De manera similar, Corea del Sur, si bien su PBI lo coloca en el 12 lugar en el mundo, ostenta la mayor inversión relativa en investigación y desarrollo (4.35% de su PBI), de allí su condición de potencia tecnológica global.
En términos generales Asia, es un continente en expansión: concentra el 52% del PBI industrial mundial; el 69% de la población y el 80% del crecimiento económico de los últimos años. Estos territorios, sin embargo, están separados por razones políticas, religiosas y geopolíticas en pleno desarrollo.
Con el RCEP, se está produciendo un realineamiento de Japón y corea del sur, por más ligero que parezca, y tendrá repercusiones geopolíticas profundas y podrían estar abriendo una nueva etapa en la cual los EEUU cede espacios de poder y dominio en la zona.
Asia Pacífico, escenario de guerra política y comercial
EEUU siempre vio la cuenca del pacífico como factor de poder mundial. En esa lógica, luego de destruir Hiroshima y Nagasaki con bombas nucleares en la II Guerra Mundial, la política norteamericana se aseguró, con el pretexto de la “ayuda” a su reconstrucción, de firmar acuerdos comerciales con el gobierno japonés que, desde entonces, su adhesión a la política exterior norteamericana fue la de un “aliado agradecido”. Previamente, pero en esa misma perspectiva geopolítica, se apodera de Hawai (1898) y le arrebata a España sus colonias Guam y Filipinas (1898-1946), además de Cuba (1902-1959) y Puerto Rico (1899).
Actualmente, EEUU tiene 70 mil efectivos militantes entre Japón y Corea del Sur, suficiente poder como para disuadir cualquier “acercamiento” de China a estos países, consolidando un verdadero cerco de contención anti chino con Taiwán, Filipinas, Vietnam, Laos, Tailandia, Malasia, Camboya, Indonesia, Brunei y Singapur.
De no mediar otras circunstancias, ese cerco se habría debilitado severamente con el RCEP en tanto se apela al factor esencial de desarrollo de la zona: el comercio, cuya dinámica siempre fue el factor definitorio del orden y poder en Asia.
De esta manera, la primacía mundial de EEUU basada en el control del hemisferio Occidental (América) y sus costas bioceánicas, así como su interés de mantener protagonismo en Eurasia controlando periferias geográficas, se ve severamente golpeada por el RCEP. Para evitar esta circunstancia, EEUU propuso (2011), un mega acuerdo de libre comercio e inversiones denominado Tratado Trans-Pacifico (TPP) que incluía a varios países de los que hoy forman parte del RCEP (Autralia, Brunei, Japón, Malasya, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam), Canadá, Chile, México, Perú y EEUU, excluyendo deliberadamente a China y Rusia. La arenga de B. Obama no dejaba lugar a dudas: “Sin este acuerdo, los competidores que no comparten nuestros valores, como China, decretarán las reglas de la economía mundial … no podemos dejar” que eso ocurra.
La respuesta de China fue el RCEP (2012) y la “Nueva Ruta de la Seda” (La Iniciativa del Cinturón y la Ruta) en 2013. Se consolidó como centro económico de Asia Pacífico con enormes implicancias geopolíticas a contracorriente de las intenciones de EEUU de querer alinear a Australia, Japón e India en una política anti-china.
Ni el TPP ni el RCEP, son tratados de libre comercio sin consecuencias geopolíticas. Si al TPP le sumamos la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP) entre EEUU y la UE, tendrían la fuerza suficiente para dictar las reglas de la economía global en el siglo XXI bajo un barniz de institucionalidad que reeditaría la historia de la OMC (1995).
El TPP consolidaba la alianza con Japón en el Pacífico y ponía a Vietnam y otros países muy cerca a EEUU, hecho que buscaba reducir la incidencia de China en la región. Este proyecto murió con Trump cuando decidió romper con el globalismo que destruía el “nacionalismo” estadounidense y ponía en “riesgo su seguridad nacional”. En su versión CPTPP, sin EEUU, aun cuando firmaran todos los demás países, no logran representar ni el 13% del PBI global.
Los países que, como Australia, seguían con el juego USA recibieron fuertes señales comerciales desde China que golpeó sus economías, sobre todo teniendo en cuenta que las exportaciones de Australia a China alcanzan el 35% de sus exportaciones totales. Siendo parte de la RCEP es inminente que ese porcentaje crecerá y se pondrá en cuestión su alineamiento con EEUU, mientras se debilita la posición de dominio de EEUU.
El Renminbi (RMB)
Con la RCEP la guerra comercial China-EEUU ha escalado a dimensiones geopolíticas de orden global. Este acuerdo trasciende lo estrictamente comercial, pues incluye procesos de inversión, desarrollo de ciencia y tecnología, mientras crece la influencia del renminbi (RMB)[1], entre otros, absolutamente incómodos para el ejercicio de poder de los EEUU en esa región.
Pese a que el tratado no establece la creación de una unión monetaria, el creciente uso del Yuan en el comercio internacional es un hecho relevante. A tal efecto, se autorizó a 10 Bancos nacionales y 3 extranjeros a realizar transacciones transfronterizas entre China, Hong Kong, Macao y los países miembros de la ASEAN.
Si se mantiene esa tendencia, la moneda china pronto podría convertirse en “moneda de reserva internacional”, equivalente al dólar americano. A la fecha ha logrado una importante participación (11%) en la canasta de Derechos Especial de Giro administrada por el FMI y 2% en el Fondo de Reservas Mundiales, muy lejos del 61% que representa el dólar. Por ahora, el dólar sigue siendo la moneda global en razón de que EEUU sigue siendo el país más poderoso de planeta en materia económica, tecnológica y militar.
Hacia finales de este año, China ha lanzado una moneda digital que le permiten un mejor seguimiento de los flujos de dinero y, en el futuro, le permitirá rastrear el flujo de dinero ilícito.
América del Sur y el RCEP.
Parece que Latinoamérica no tuviera que ver con el RCEP. Pero sí tiene que ver, y mucho, si tenemos en cuenta las relaciones comerciales que varios países de la región han establecido con los países integrantes del mega acuerdo, especialmente con China. Es más, los mercados asiáticos seguirán creciendo y, por tanto, la importancia comercial para los países latinoamericanos seguirá con curva ascendente.
Al no ser parte del RCEP, Latinoamérica está mostrando un lento dinamismo en términos globales, sobre todo ante la aparición de grandes bloques comerciales y financieros. Podría ser una señal de su incapacidad de actuar colectivamente en el plano multilateral, aferrándose a un papel de actor secundario en la economía política global, en contraste con los países de la ASEAN, donde cobra plena vigencia las cadenas globales de valor en las que se basa la producción actualmente.
El punto central para AL es comprender que, en un marco de aparente complejidad e incertidumbre, los megatratados son escenarios y espacios donde se abren oportunidades para el desarrollo de procesos de diversificación productiva que convendría a nuestros países. No ser parte de estos pactos nos pone en desventaja no solo en materia comercial sino en los procesos de diseño del nuevo orden internacional. LA debe ponerse las pilas para encontrar maneras de ser parte de estos acuerdos globales como lo ha hecho la ASEAN.
Lima, 23 de diciembre de 2020.
https://www.nytimes.com/es/2020/11/30/espanol/opinion/acuerdos-comerciales-america-latina.html
https://www.graphicnews.com/es/pages/40775/negocios-pacto-comercial-rcep-de-asia
[1] El renminbi (abreviado: RMB); literalmente podría traducirse como la «moneda del pueblo». Es la moneda oficial de la República Popular China y es emitida por el Banco Popular Chino. El yuan es la unidad básica del renminbi, nombre por el que también se conoce a la moneda.
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