¿Otro pacto de silencio?: “lo de Ximena fue femicidio”

25/11/2020
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La violencia machista, habitual, si bien no fue denunciada por la víctima, sucedió en la cotidianidad, a vista y paciencia, de diversas autoridades de un recinto protegido de las Fuerzas Armadas y de Orden chilenas, en la Base Aérea “Cerro Moreno” de la Fuerza Aérea de Chile (FACH).

 

¿Hubo connivencia con el agresor? Distinguimos –al menos- silencio con ribetes de pacto entre instituciones. Como en el caso de Macarena Valdés Muñoz, la muerte de Ximena Cortés Rojas, fue caratulada como “suicidio”.

 

James Díaz Portus, ex Sargento 2º de la FACH, fue un esposo (ahora viudo) que agredió a Ximena Cortés Rojas por años. Pocos meses después de los hechos de violencia que la llevaron a la muerte, él agresor llegó a su trabajo con algún consumo de sustancias que a su jefe -de ese momento-, Héctor Arturo Bravo Ojeda, suboficial de la FACH, le pareció evidente. Cuando éste le llamó la atención, él (Díaz Portus), respondió: “¡Para qué le ponen tanto color si ya no me pillaron”. Es lo que relata el mismo Bravo Ojeda, de 55 años, suboficial de la FACH, encargado de la Planta Eléctrica de la Base Aérea Cerro Moreno, en que trabajaba el Sargento 2º Díaz Portus.

 

En junio 2016, 10 meses antes de la muerte violenta de la víctima, la esposa del mismo suboficial Bravo Ojeda “recibió una llamada telefónica” de Ximena, cerca de las 23 horas. Le pedía ayuda a ella y a su esposo porque el agresor estaba ebrio y quebraba los vidrios de la ventana. Cuando llegaron (Bravo Ojeda y su esposa) a la casa en que convivían la víctima y el agresor, Ximena lloraba: “Nos decía que no nos fuéramos, le pregunté por qué, a lo que me respondió que James iba a volver a violarla… que cuando no conseguía sexo a la buena, lo hacía a la fuerza…; le consulté a él si era cierto, respondiéndome que cuando tomaba no se podía controlar”. Bravo Ojeda también declara que le recomendó a Ximena “denunciar”, pero que ella le respondió “que tenía confianza en que él (Díaz Portus) cambiara”.

 

Ximena se había convertido a la religión evangélica junto con el agresor. Bravo Ojeda también señala en sus declaraciones que “James comenzó a cambiar su actitud indicando que veía revelaciones espirituales y cosas extrañas”… Pero en el caso de Ximena, hubo más que religión, machismo y violación sistemática, también abuso económico: “ella debió comenzar a vender comida rápida aunque por el sueldo de la FACH que recibía Díaz Portus, ella no lo habría necesitado”, subraya también Bravo Ojeda en su declaración a la PDI de Antofagasta, del 30 de enero de 20181.

 

Sin los privilegios de los hombres de la FACH

 

Ximena Fabiola Cortés Rojas, de 32 años, madre de una adolescente y un niño, el 22 de marzo de 2017 ingresó de urgencia, inconsciente, con traumatismo encéfalo craneano, cortes profundos en el cuello, al policlínico de la Base Cerro Moreno de la Fuerza Aérea Chilena (FACH). Ahí, casualmente se encontraba Bravo Ojeda “en exámenes preventivos” y vio entrar a otro miembro de la Base, sosteniendo a una mujer ensangrentada. Pensó que era la esposa de quien la traía, pero se había equivocado, era Ximena Cortés. El declara: “En eso veo llegar a James que venía en ropa deportiva, a lo cual le pregunté por qué si es horario de trabajo, respondiéndome éste que ‘Ximena se había intentado matar’, le digo que entonces era su obligación estar con su esposa y no que un tercero la trasladara, respondiéndome que tenía que cambiarse de ropa porque la otra, estaba toda ensangrentada, que los demás ‘podían pensar’ que él tenía algo que ver”.

 

Desde la urgencia el médico que recibió a Ximena, la derivó al Hospital Regional de Antofagasta. “Ella no tuvo el mismo trato que James cuando sufrió un ataque al corazón, a él lo llevaron en helicóptero a Santiago, mientras que a Ximena la dejaron en la UCI del Hospital Público”, subraya Ruth Rojas Flores, su madre, quien ha puesto a disposición de Tierra y Territorio, los informes de diversas instituciones sobre el que, afirma “fue un femicidio”.