Bolivia en resistencia (XIII)

El MAS-IPSP al gobierno el Pueblo al Poder

04/11/2020
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El pueblo boliviano masivamente demostró que es dueño de su destino, al consagrar al binomio Arce – Choquehuanca, como presidente y vicepresidente en elecciones limpias y ampliamente reconocidas, tanto por el gobierno de facto, como por los observadores “cómplices” y de buena voluntad, que participaron del acto electoral del domingo 18 de octubre.

 

Por otra parte, la derecha golpista, no solo sufrió una derrota electoral inimaginable para sus electores y sus testaferros, sino que también encontró su “Waterloo” [1] político, quedando en condiciones aciagas para esgrimir una estrategia que le permita conservar un respetable caudal electoral para los próximos comicios, que tendrían que realizarse en marzo de 2021, en los que se disputarán los cargos para Gobernadores y Alcaldes [2]

 

Un dato importante, en este sentido, es que el MAS-IPSP, se impuso en el 96% de los municipios de Bolivia [3], ganando en Santa Cruz, lugar que le es históricamente adverso, en 36 de los 57 municipios.

 

En su huida del gobierno y su derrota en las urnas, la derecha boliviana se aferra al discurso violento, siguiendo el libreto de las derechas de la región cuando pierde el control de su futuro político; llama a los cuarteles y a la embajada norteamericana, suplica a la justicia divina y le reprocha al mundo porque la vida no se ajusta a sus caprichos y pretensiones.

 

Nada de esto podrá cambiar esta realidad y el domingo 8 de noviembre asumirá la presidencia Luís Arce Catacora, marcando así el retorno de la democracia y del proyecto popular al gobierno.

 

No serán pocos los obstáculos que deberá sortear el nuevo gobierno, y no serán solo económicas, las calamidades a resolver, el tema de la justicia, requerirá de una atención especial ya que la ilegalidad de los actos ejercidos por la dictadura, requieren de una investigación profunda y una sanción ejemplar.

 

Las denuncias de corrupción y las vejaciones cometida contra las personas, el reparto de cargos y de bienes del Estado, requieren de una actitud firme de los tres Poderes, para comenzar a recomponer el Estado de Derecho pisoteado por los “aventureros de octubre del 2019”.

 

Otro tema importante es el deterioro moral y político en alta oficialidad de las Fuerzas Armadas, que se ha prestado nuevamente para cumplir el papel de fuerza de ocupación arremetiendo contra el pueblo desarmado, asociándose con los corruptos que defalcaron a la nación.

 

El gobierno de Arce y Choquehuanca, deberá sanar las heridas y sanear la economía, reconstruir las relaciones internacionales salvaguardando los intereses de Bolivia y tejer lazos inquebrantables con las comunidades indígenas y con el movimiento obrero. Desafíos que cuentan con el aval mayoritario de una población que no los dejaran solos y acompañaran con la vista atenta y la combatividad de siempre.

 

La nueva administración, seguramente, deberá lidiar con el resultado de las elecciones en Estados Unidos, teniendo en cuenta, que la nación del norte ha entrado en una crisis política sin precedentes en su historia pues, sea quien sea el ganador, lo será en el marco de un proceso de beligerancia interna que desatará, junto a la pandemia una desestabilización financiera y comercial a nivel mundial.

 

Bolivia, se apresta a continuar, con la que podríamos llamar, “Revolución del Litio”, como eje fundamental de su política, profundizando los acuerdos con Alemania y China con grandes beneficios para el Estado Plurinacional, avanzando en dos mercados de suma importancia, el tecnológico energético y el Farmacéutico, que se encuentran a la vanguardia a nivel mundial en estos momentos.

 

China controla el 60% del mercado de las baterías y la extracción de litio. Es desde 2017 el mayor productor de EV. En 2010 el gobierno consideró a los vehículos de energías alternativas como una industria emergente estratégica. Un lustro después estipuló que el desarrollo de baterías sería una de las prioridades del 13º Plan Quinquenal 2016/2020, y del programa “Hecho en China 2025”.

 

Bolivia adoptó en 2010 el plan Estrategia Nacional de Industrialización de los Recursos Evaporíticos. La primera etapa era producir carbonato de litio en plantas piloto. La segunda etapa consistía en el diseño y construcción de plantas industriales para esos productos, bajo control del Estado boliviano. Y la tercera etapa era la producción de materiales catódicos y BILs, con participación de empresas extranjeras que aportarían tecnología. El montaje de la planta piloto de carbonato de litio se inició en 2012 y se inauguró en 2013, logrando obtener en 2015 carbonato de litio en grado batería con una pureza del 99,6%. En agosto de 2016 el gobierno concretó dos contratos de venta de carbonato de litio para su exportación con destino a China y acuerdos preferenciales con India. La cantidad de producción en toneladas sin embargo se mantuvo muy baja (5 tn de carbonato de litio por mes) pero se proyectaba establecer la estructura necesaria para producir 30.000 tn anuales de carbonato de litio. En 2017 se creó la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) que se puso al frente del proceso. En abril de 2018 se adjudicó a una empresa alemana, ACI Systems, la construcción, montaje y puesta en marcha de cuatro plantas para fabricar hidróxido de litio, materiales catódicos, baterías e hidróxido de magnesio. Poco después vino el golpe y este proceso quedó truncado.” [4]

 

Siendo candidato, el actual presidente electo, Luis Arce, señalaba que, con su proyecto el país logrará generar hasta US$4.500 millones anuales explotando el litio”, continuando así, una de las políticas más destacadas de la gestión de Evo Morales en la defensa de la soberanía del país respecto a los recursos naturales.

 

Con el fortalecimiento del Estado, el rol de los movimientos sociales, también toma notoriedad, ya que han demostrado ser la columna vertebral del proceso de transformación que vive la nación.

 

La articulación entre las instituciones y el movimiento popular, no solo le darán una nueva dinámica al sistema inclusivo que se inició con la gestión de Evo Morales; también reforzará las posibilidades de defensa de la democracia ante cualquier aventura fascista que intente retrotraer el proceso, a momentos anacrónicos para el futuro que se empieza a vislumbrar en la región.

 

El 8 de noviembre, no solo será la fecha del retorno de la democracia a Bolivia y la asunción de un gobierno legítimo, será la fecha de la reafirmación de que, la lucha popular está viva y se expande por todo el continente, augurando una nueva oportunidad para los humildes, para la pachamama y para la vida.

 

Notas

 

[1] La batalla de Waterloo fue un combate que tuvo lugar el 18 de junio de 1815 en Waterloo, actual Bélgica, entre el ejército francés, comandado por el emperador Napoleón Bonaparte, contra tropas británicas, holandesas y alemanas, dirigidas por el duque de Wellington, y el ejército prusiano del mariscal de campo Gebhard von Blücher. Tras esta batalla, el sueño imperial de Napoleón moría definitivamente. https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Waterloo

 

[2] Elecciones sub-nacionales de 2021, Gobernadores departamentales, Subgobernadores, vicegobernador, ejecutivos seccionales y corregidores, Asambleístas departamentales, Asambleístas territoriales, por población, indígenas, regionales y campesinos, Alcaldes municipales y Concejales municipales 2021- 2026.

 

[3] https://plurinacional.info/2020/11/03/el-mas-gano-en-el-96-de-los-municipios-de-bolivia/

 

[4] http://www.noticiaspia.com/2020/08/14/litio-dependencia-y-extractivismo-capitalista-en-nuestra-america/

 

Fuente:

Periodismo Internacional Alternativo PIA

https://www.facebook.com/rotundo.rotundo.12

 

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/209618?language=es
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