La tercera década latinoamericana
- Opinión
El siglo XX se anunciaba como un siglo de revoluciones y contrarrevoluciones ya en su primera década, con la masacre de la Escuela de Santa María de Iquique y la Revolución Mexicana. La segunda década contó con la Reforma Universitaria de Córdoba y las movilizaciones populares que propiciaron la fundación de los Partidos Comunistas y Socialistas. La tercera década fue abierta con las sublevaciones populares lidereadas por Sandino y por Farabundo Martí, en Nicaragua y en El Salvador. Todo confirmaba los presagios del viraje del siglo.
El siglo XXI comenzaba en un marco de viraje conservador en el mundo, con sus reflejos en Latinoamérica, territorio de la más grande cantidad de gobiernos neoliberales, en sus modalidades más radicales. La última década del siglo XX fue la del auge de la hegemonía neoliberal en el continente, que se impone como consenso, en el marco internacional del Consenso de Washington y del pensamiento único. El canciller de Brasil que aceptó sacarse los zapatos para ingresar a un aeropuerto de EEUU y el deseo de Carlos Menem de establecer “relaciones carnales” con EEUU son símbolos de la postura de la total subordinación de los gobiernos del continente con Washington en aquella década.
Pero la primera década del siglo XXI en Latinoamérica sorprendió, con una ola de reacción a los gobiernos neoliberales, cambiando radicalmente el escenario político en el continente y constituyéndose, una vez más, en el epicentro de las luchas en el plano internacional. Al solitario triunfo electoral de Hugo Chávez en Venezuela, todavía a fines del siglo, vio sumarse la victoria de Lula en Brasil. Chávez compareció a la toma de posesión del nuevo presidente brasileño, manifestando que, finalmente, dejará de estar solo en la lucha.
El abrazo de Lula a Néstor Kirchner, en la toma de posesión de éste, en el primer año del nuevo gobierno brasileño fue un marco que sellaría la primera década del siglo en Latinoamérica. Los dos gobiernos se constituirían en el eje de los procesos de integración regional que nacían en aquel momento. Cuando los dos fueron a la toma de posesión de Tabaré Vázquez en Uruguay, ya tenían claro que nacía un proyecto con dimensiones estratégicas para Latinoamérica. A ello se sumaron Bolivia, con el extraordinario triunfo de Evo Morales, y Ecuador, con el de Rafael Correa, que expresaron que ya no se trataba de una nueva época de cambios, sino de un cambio de época.
Esos seis gobiernos han protagonizado, en la primera década del nuevo siglo, la lucha contra el neoliberalismo y en la construcción de gobiernos posneoliberales. A contramano del capitalismo en escala mundial, disminuyeron las desigualdades en esos países, fortalecieron la presencia del Estado y desarrollaron procesos de integración regional e intercambio Sur-Sur. Tuvieron un extraordinario éxito, haciendo de la década la más importante de la historia de esos países.
En el paso hacia la segunda década del siglo XXI ya se notaban elementos de recomposición de la iniciativa de la derecha y debilidades de esos gobiernos, que han hecho con que la segunda década fuera marcada por una contraofensiva de la derecha, que ha restablecido gobiernos neoliberales en países como Argentina, Brasil, Ecuador, Bolivia e Uruguay, desarticulando el eje de gobiernos antineoliberales que había marcado la primera década.
A lo largo de la década, el neoliberalismo ha demostrado el aliento corto que tienen sus políticas, al punto que, en Argentina, en la primera elección presidencial a que se han sometido, han sido desplazados de nuevo del gobierno. En otros países como Ecuador y Brasil, se ha confirmado que la derecha solo dispone del modelo neoliberal, duro y puro, que los llevan al fracaso. Que tienden a ser derrotados en disputas electorales democráticas, frente a lo cual han puesto en práctica su estrategia de judicialización de la política, poniendo en práctica nuevas formas de golpes, como son los casos de Brasil y de Bolivia, que demuestran más bien la debilidad de la derecha y no su fuerza.
Cuando llegamos al final de la segunda década, hay una disputa abierta sobre el carácter que tendrá la tercera década en Latinoamérica. La elecciones en Bolivia y Ecuador, así como el desenlace de la crisis brasileña, definirán los rasgos de esa nueva década. En caso de que la izquierda triunfe, esos nuevos gobiernos se sumarán al de Argentina, contando, en cierta medida también con el de México – limitado por los tratados de libre comercio que tiene con EEUU -, así como el de Venezuela, para recomponer el eje de gobiernos antineoliberales. Como la derecha mantiene el neoliberalismo como su bandera, esos gobiernos tienen que caracterizarse, antes de todo, por su antineoliberalismo.
Cuando surgía la crisis de esos gobiernos, hace algunos años, Rafael Correa convocó a una reunión en Guayaquil, un evento de balance sobre los cambios que se venían, participando, entre otros, Pepe Mujica y representantes de Bolivia, Brasil, Argentina y Uruguay. Se sacó la decisión de publicar un libro con un balance de la situación y perspectivas de los seis gobiernos. Yo coordiné entonces la publicación del libro que tomó el título de Las vías abiertas de América Latina, publicado en Argentina, Brasil, Venezuela, Ecuador y Bolivia.
En ese libro, Álvaro García Linera, René Ramírez, Ricardo Forster, Constanza Moreira, Alfredo Serrano, Manuel Canelas, Juan Guijaro y yo, presentamos nuestras visiones de cada país, introducidos por un análisis general de la tendencias en todo el continente. Ahora es el momento para retomar algo similar, con un proyecto de investigación ambicioso, que haga el balance de la primera y la segunda décadas en esos países y proyecte la tercera década.
Es hora de convocar a los intelectuales del pensamiento crítico latino-americano para sumarse a ese proyecto, que analice y apoye a las fuerzas políticas antineoliberales en la reconstrucción del eje de gobiernos con esa orientación, así como para que entregue análisis sobre las debilidades que han permitido la recomposición de la derecha y los reveses de la izquierda, para retomar el proyecto antineoliberal con más profundidad y ampliación de sus plataformas de transformación económica, política, social y cultural de Latinoamérica.
Un proyecto que puede tomar el libro Las vías abiertas de América Latina como referencia inicial, pero con más amplitud de análisis hacia atrás y hacia adelante. Que puede ser uno de los más importantes ejes de investigación en la era pospandemia, más allá de iniciativas más puntuales, que permita, además, recomponer un eje del pensamiento crítico latino-americano, que hace tanta falta hoy día. Un proyecto que puede desembocar en un seminario – virtual o, a lo mejor, el primero de carácter presencial – y en un libro, publicado en América Latina y en otras regiones, dado que tenemos las experiencias más importantes de lucha antineoliberal. La tercera década latinoamericana puede ser el título que defina los marcos de ese proyecto, condición esencial para que volvamos a avanzar en Latinoamérica.
- Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).
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