Ruido de sables y tambores de guerra a escala global

21/09/2020
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Foto: hispantv.com
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El 2.020 será recordado históricamente, hasta ahora, como el año de la pandemia global de la Covid-19; sin embargo esta realidad innegable y abrumadora ha dejado en un segundo plano otros procesos mundiales que resultan ser tanto o más trascendentales para el destino de la humanidad; así, la crisis estructural del capitalismo y la economía mundial, que algunos pretenden asignar al coronavirus, con el consecuente aumento de la pobreza y la ampliación de la brecha social que produce la exclusión de las grandes mayorías en favor de un muy pequeño sector de privilegiados; el calentamiento global, cambio climático y demás impactos de la lógica suicida de explotación inmisericorde de la naturaleza racionalizada a través del dualismo cartesiano. Otros procesos a los que no se les está prestando la debida atención son los relacionados con el aumento de la tensión en la actividad geopolítica mundial.

 

Este año ha visto como escalan viejos y nuevos conflictos en prácticamente todos los continentes habitados, lo cual ha hecho que el sonido del ruido de sables y tambores de guerra vaya tomando volumen a medida que pasan los meses; muchos los factores que inciden en estos procesos geopolíticos, y la pandemia no es el principal responsable del fenómeno; de hecho obedecen al reordenamiento del orden mundial, que se puso en marcha desde el fin de la bipolaridad de la guerra fría, y evoluciono del momento unipolar de hegemonía incontestable de EEUU con la excusa de la guerra contra el terrorismo, a esta nueva, e inestable confrontación entre un imperio que retrocede y se resiste a perder su condición de hegemón mundial, y los poderes emergentes y renacidos Eurasia, aderezados por un número importante de  potencias regionales con peso significativo en sus zonas de influencias. En este marco la política exterior asumida por la administración Trump no ha hecho más que incrementar las tensiones en todo el globo, lo cual resulta irónico considerando la doctrina jacksoniana de Trump que prioriza los asuntos internos y exige el regreso de las tropas con la consecuente disminución de la participación en conflictos “ajenos”.

 

Repasemos los procesos geopolíticos que se encuentran en escalada en todo el mundo:

 

El acoso de la OTAN a Rusia

 

Con el final de la guerra fría la OTAN se comprometió a no extenderse cerca de las fronteras rusas, una promesa totalmente violada desde el comienzo con la excusa de la amenaza rusa sobre Europa, sobre todo después de la reunificación de Crimea; así la organización atlantista se expandió incluyendo las ex repúblicas soviéticas del este europeo y promoviendo en Polonia y las naciones bálticas un profundo sentimiento anti ruso, orquestó el maidán ucraniano rompiendo la unidad eslava y tomando posición a las puertas mismas de Rusia, incito el conflicto entre Georgia y Osetia del sur, y permanentemente aumenta su presencia militar en bases entorno a la frontera occidental del oso ruso.

 

Este año la OTAN ensaya ataques contra Rusia con sus bombarderos en el Mar Báltico, el Mar Negro y el Océano Ártico, estos ya no son solo misiones de provocación con aviones espías sino auténticos ejercicios bombardeo nuclear con misiles de crucero con la participación de hasta tres bombarderos pesados B-52H algo que no pasaba desde hace décadas; de igual forma, actualmente promueven una revolución de colores en Bielorrusia después de unas elecciones con el 80% a favor del Presidente aliado de Rusia, la intención no es más que terminar de romper la hermandad eslava (Rusia: Madre Patria, Ucrania: Pequeña Rusia y Bielorrusia: Rusia Blanca), quitándole el único aliado europeo a Moscú y dejando aún más aislado y desprotegido al enclave ruso de Kaliningrado; para ello Polonia ha llegado a recibir como presidenta legitima a la candidata opositora, protegida a su vez en territorio de los países bálticos, en una reposición de los relatos aplicados en su momento en Ucrania y actualmente en Venezuela.

 

Por su parte Alemania se encuentra en una encrucijada con Rusia, por un lado defiende el proyecto del gasoducto rudo Norstrem 2 para asegurar su provisión rentable de energía, mientras por el otro se encuentra en la vanguardia del caso Nalvany para imponer nuevas sanciones contra Rusia y justificar las acciones de la OTAN. Esto es sumamente peligroso para la paz mundial; al parecer en Occidente dejaron de temerle al principio de destrucción mutua asegurada y ahora están jugando con fuego en Europa del este. Para completar la operación tenaza, un aliado oriental de EEUU revive el diferendo con Rusia por las islas Kuriles, obedeciendo no solo a sus propios intereses, sino también a los dictámenes del occidente colectivo en lo que se conoce como la estrategia del bucle de la anaconda contra el oso ruso. De igual forma en la frontera suroeste de Rusia este año se intensificaron las diferencias entre Armenia y Azerbayan, creando la posibilidad muy real de un conflicto armado muy cerca de la nación rusa.

 

La bomba de tiempo de Asia Occidental

 

La zona históricamente denominada por los europeos como medio oriente,  siempre ha sido una región de conflictos permanentes por razones territoriales, políticas, de recursos, coloniales y religiosas; uno de los más antiguos y constantes se inicia con la creación del estado sionista de Israel como garantía para mantener el control europeo sobre la región en el periodo poscolonial, un hecho que se tradujo de hecho en un nuevo colonialismo de ocupación que desplaza, destruye y asesina al pueblo y a la cultura Palestina, en forma sistemática y cruel con la complicidad del mundo occidental, el respaldo imperial y el silencio connivente de las monarquías árabes, el acuerdo del siglo sionista-imperial de principios de este año pretende avalar la ocupación sionista y condenar para siempre las esperanzas del pueblo palestino; allí en las últimas semanas se concreta la traición de los monarcas del Golfo Pérsico con su regulación de relaciones con el estado sionista a petición de los EEUU para legitimar la aplazada ocupación de la Cisjordania, a la vez que impulsa el influyente voto judío para Trump; no obstante esa es una traición que la resistencia palestina y la de los pueblos  de esas naciones no pretende olvidar.

 

En Asia Occidental además están escalando los conflictos entre Yemen y la agresora Arabia Saudita, que a pesar de poder militar sufre cada vez más las represalias del gobierno y del movimiento Ansarola; así como aumenta la presión conjunta entre la población de Irak, su gobierno y la resistencia, para expulsar la presencia de EEUU y sus aliados del territorio nacional, fuerzas consideradas como ocupantes hostiles, quienes en los últimos días han recibido muestras de la voluntad y resolución de los iraquíes de sacarlos de sus tierras. No hay que olvidar las intenciones fallidas de EEUU por renovar el embargo de armas contra Irán, y las tensiones cada vez más altas entre la revolución islámica y los Estados Unidos con sus aliados; los estadounidenses tampoco han logrado que el Consejo de Seguridad de la ONU renovará el embargo de armas contra Irán, que vence en Octubre; no obstante como la venganza del asesinato de estado contra Soleimani aún está pendiente,  Pompeo busca usarla para fabricar un falso positivo que justifique una nueva agresión “preventiva” contra el pueblo iraní, acción que no quedaría sin respuesta, y cuya reacción en cadena comprometería el suministro mundial de petróleo.

 

Finalmente la guerra subsidiaria en Siria, disfrazada de guerra civil, en la que gracias a la participación Rusa, a solicitud del gobierno de Asad, los terroristas han retrocedido en casi todo el país, aun se refugian en el norte del territorio; la situación está latente allí, y se complica más con la presencia ilegal de estados extranjeros de zonas estratégicas dentro del territorio de la república árabe; así está la muy prolongada ocupación ilegal de Israel en los altos del Golán, y las más recientes, pero igualmente ilegales, de Turquía en el norte y EEUU en el este, únicamente motivada por la explotación y saqueo de los recursos petroleros que están presentes en la región; esto último no es un dato menor, por cuanto se han estado produciendo roces muy peligrosos entre patrullas militares rusas y estadounidenses, con ambos lados aumentando su presencia armada en el lugar (Rusia con la aprobación de Damasco, EEUU ilegalmente).

 

El Mediterráneo Oriental y el Norte de África; un peligroso juego de cartas

 

El diferendo Greco-Turco por la Isla de Chipre y la plataforma submarina al oriente de la misma, alcanza nuevos niveles desde el descubrimiento de grandes yacimientos de gas que despiertan la ambición de ambos países y de las potencias europeas, especialmente de Francia quien acude en ayuda de Grecia en solitario, al no conseguir involucrar a la U.E; Turquía por su parte, con su retomado proyecto de recrear un imperio neo-otomano, desafía a cualquiera a retarlo en sus aspiraciones, sin importar que se trate de sus socios de la OTAN, lo cual la lleva a enfrentarse y colisionar con los intereses de Francia también en Libia, país en el cual no solo se vive una guerra civil por los restos de la antes prospera nación destruida por la OTAN con fines “humanitarios y democráticos”, de hecho el gobierno con sede en Trípoli se salva de la derrota gracias al oportuno apoyo turco y avanza contra Haftar en el oriente libio, lo cual hace aparecer en escena a Egipto que respalda al Mariscal y amenaza con intervenir si Trípoli y sus aliados turcos atacan a Haftar cerca de sus fronteras; por su parte Egipto también sube la temperatura hacia el sur de sus fronteras por el proyecto de la presa de  Etiopia  que comprometería seriamente la supervivencia misma de la nación de los antiguos faraones. Por ahora solo hay guerra en territorio libio, pero están desplegadas fuerzas de todos los involucrados en todas las fronteras, terrestres, aéreas y marítimas en territorio libio y los mares Egeo y Mediterráneo oriental.

 

Un choque colosos asiáticos que no puede dejar indiferente a nadie

 

China e India son dos potencias económicas y militares no solo en su región sino a escala mundial; ambos miembros del BRICS están en el top de las más grandes economías del globo y ranqueadas en el GFP como la tercera y cuarta fuerzas armadas más poderosas del planeta, con el agregado de poseer un importante arsenal nuclear, no obstante los viejos diferendos territoriales se reavivaron nuevamente este año en la zona montañosa de Cachemira, en una serie de episodios que con solo puños y palos ya dejó un saldo importante de bajas en ambos lados; la posibilidad de conflicto entre tan poderosos adversarios no puede dejar indiferente al mundo por sus posibles consecuencias. Obviamente que el interés de ambas naciones no es ni debe ser llegar a una guerra que solo las debilitaría a ambas y afectaría seriamente la salud de un sistema multipolar emergente, razón por la cual Rusia (aliado de ambos, aunque India ahora se inclina hacia EEUU) se ofrece a favorecer el dialogo, mientras que entre telones, el occidente colectivo, liderado por Estados Unidos, fomenta una posible confrontación que le ayudaría a frenar el avance chino, que tanto necesita, a manos de un tercero y a un muy bajo costo para sí mismo.

 

La contención del imparable avance chino como obsesión imperial

 

Estados Unidos y sus aliados en Asia y el Pacifico, alianza a la se acerca cada vez más la India, pretenden crear un cerco para contener al gigante asiático y detener por todos los medios la iniciativa del cinturón y la ruta; para ello apelan a los diferendos territoriales en el mar de China meridional y ejercen presión constante por aire y mar con la excusa de libertad de vuelo y navegación en contra de las desmedidas pretensiones chinas, colocando esta zona ante la posibilidad muy real de incidentes que conviertan la llamada nueva guerra fría, hasta ahora comercial y tecnológica, en una guerra muy caliente que haga hervir las aguas de ese mar con consecuencias nefastas a escala global; lo cierto es que el avance chino no parece detenerlo ni la pandemia (apenas si se resintió temporalmente), como tampoco se detiene el proceso de fortalecimiento de sus fuerzas armadas en general, y de su flota en particular, lo que obliga a EEUU a apoyarse y comprometer militarmente a sus socios en la región, hasta el punto de sugerir la creación de una suerte de OTAN del Indo-Pacifico. La presión y acoso contra China no solo se hace en el terreno comercial y militar, sino que también se ejecuta políticamente a través de la injerencia en los asuntos internos como los de Hong Kong y Taiwán, así como la falsa solidaridad con las minorías del norte del gigante chino. En respuesta a todos estos movimientos, China devuelve los golpes en el plano comercial, aumenta el ritmo de fortalecimiento militar y estrecha sus relaciones con Moscú, que si bien son cada vez más cercanas, aun no son una alianza con todas las letras, una posibilidad que, con razón, constituye una de las peores pesadillas del hegemón mundial.

 

El neocolonialismo Monroista contra la “liga del mal”

 

Después de haber conseguido hacer retroceder el progresismo en América Latina, a través del engaño, la traición y el golpe de estado en Brasil, Ecuador y Bolivia, respectivamente, y ante la resistencia de los procesos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, los Estados Unidos ha acudido a las más crueles medidas unilaterales, a través de las mal llamadas sanciones, para hacer miserables las condiciones de vida esos pueblos buscando la rendición por hambre, al estilo de los antiguos sitios y bloqueos de ciudades; aun así al no conseguir en el tiempo previsto sus propósitos y ante la proximidad de las elecciones de noviembre, muchos analistas apuntan a que los EEUU, como una sorpresa de octubre,  podrían caer en la tentación de intervenir militarmente, en forma directa o subsidiaria, a través de estados vecinos, aliados y vasallos imperiales, contra lo que ellos, en su imaginario cultural han denominado la “liga del mal”, siendo Venezuela el principal candidato a la agresión, con el fin inmediato de conseguir el voto latino en el proceso electoral, y el fin último de controlar el territorio y los recursos de la patria de Bolívar. Un conflicto en estas tierras golpearía no solo a Venezuela y a todos los involucrados, sino que tendría alcance continental, asestando un daño terrible a una región que de por sí ya resulta una de las afectadas por la pandemia y la recesión económica y social que le es inherente.

 

Luego del repaso, solo queda esperar, y rezar (aunque no basta rezar para conseguir la paz), para que el año 2.020, ya de por si terrible, solo sea recordado en la historia como el año de la pandemia de la Covid-19, y no como el año de las guerras, y menos aún de una gran guerra con consecuencias inasumibles para la humanidad; es necesario permanecer atentos a estos procesos que, parecen ser agudizados por las partes, y terceros interesados, aprovechando la cortina de atención que les provee la pandemia global, cuando el mundo ahora lo que más necesita es solidaridad, reconocimiento e inclusión. De mi parte, hago votos porque este ruido de sables y sonido de tambores de guerra, no pase de la exhibición de músculos, a la demostración real de poder, y se quede simplemente ahí, en el ruido;  que prive la sensatez y la diplomacia, sin que nadie tenga que renunciar o ser despojado de su soberanía y autodeterminación.

 

Pltgo. MSc. Oswaldo Espinoza.

Docente/investigador UBV-CEPEC.

Investigador asociado del CIM.

Participante de la Especialización en Epistemologías del Sur de CLACSO.

Administrador de los blogs: https://tableroordenmundial.blogspot.com/ y https://descolonizarlaeducacion.blogspot.com/

Colaborador como analista para: Mundo.sputniknews.com, Alainet.org, Otrasvoceseneducación.org, Analéctica.org, Aporrea.org, Rebelión.org, Barometrolatinoamericano.blogspot, Cubadebate y Cubainformación.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/208974
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